30 diciembre 2023

Paloma de papel

Desde el otro lado del mundo, donde el invierno es verano y el sol se oculta al revés, te escribo este mensaje.

Quiero contarte una historia que me ocurrió hace unos días, una de esas cosas que solo me pasan a mí y que tú siempre disfrutas tanto de escuchar. Caminaba por una calle abarrotada de gente, autos y ruido, cuando vi a una niña que vendía palomas de papel de distintos colores. Me acerqué a ella, pensando en comprarte una para enviártela como regalo de fin de año.

La niña me miró con unos ojos grandes y tristes. Le pregunté cuánto costaban las palomas de papel, me respondió que dependía del color. Me señaló las palomas que tenía dentro de una jaula hecha con palitos de paleta, y me explicó que el rojo valía cinco pesos, el azul diez, el verde quince, el amarillo veinte y el blanco veinticinco. Le pregunté por qué el blanco era el más caro, me dijo que porque era el más bonito y el más difícil de conseguir.

Me pareció una respuesta muy curiosa, le pregunté si podía elegir cualquier color. Me dijo que sí, pero que tenía que pagarle el precio justo. Le dije que me gustaba el blanco, le tendí un billete de cincuenta pesos. La niña me miró sorprendida, me dijo que no podía aceptar tanto dinero por una paloma de papel. Le dije que no importaba, que era un regalo para alguien muy especial, quería que se quedara con el cambio.

La niña me sonrió con una alegría que iluminó su rostro. Me entregó la paloma de papel de color blanco, me dijo que la cuidara mucho, que era la única que le quedaba. Yo le agradecí, le deseé feliz año nuevo. La niña me dijo lo mismo, me dijo que esperaba que mi amiga fuera muy feliz con la paloma.

Me alejé con la paloma en la mano, sintiendo una extraña emoción. Miré hacia atrás, y vi que la niña había soltado todas las demás palomas, que se elevaban por el aire como una lluvia de colores. La niña las miraba con una expresión de asombro y felicidad, como si hubiera cumplido un sueño. La gente que pasaba por la calle se detenía a mirar el espectáculo.

Yo también me quedé mirando las palomas de colores, y pensé en ti. Pensé que ojalá pudieras verlas, que te gustarían tanto como a mí. Quizás la niña tenía razón, el blanco era el más bonito y el más difícil de conseguir. Era como nuestra amistad, vale mucho, y es un regalo que hay que cuidar.

Por eso te escribo este mensaje, para decirte que te quiero mucho, te mando una paloma de color blanco como símbolo de nuestro cariño. Espero que te llegue pronto, y que la recibas con una sonrisa. Espero que el año que viene sea mejor que este, y que podamos compartir muchas más historias y aventuras.

27 diciembre 2023

Recuerdos del ayer

Estaba solo en mi habitación, con una vela que proyectaba sombras danzantes en las paredes. Recuerdo que mis manos temblaban al escribir, que buscaba las palabras más justas, las más bellas, las más verdaderas. Recuerdo que la imaginaba, su rostro, su voz, su sonrisa.

Desde entonces, cada carta que le enviaba ha sido un trozo de mi vida, un pedazo de mi alma. Con cada carta le contaba mis aventuras y mis descubrimientos, mis sueños y mis esperanzas. Pero, sobre todo, con cada carta le decía lo mucho que la quería.

Somos capaces de recordar los momentos que nos marcan, que nos cambian, que nos hacen ser quienes somos. Pero al escribirle casi a diario, había logrado que todos los momentos sean especiales, que todos esos momentos sean solo nuestros. Momentos que guardo en mi memoria, como huellas en la arena, como estrellas en el cielo. Momentos que me hacen sentir vivo, que me hacen sentir feliz.

Quizás no lo digo en forma directa, pero hay códigos en las cartas que solo nosotros podemos entender. Claves y señas que nos comunican más allá de las palabras, más allá de las distancias, más allá de las diferencias. Códigos que nos revelan nuestros secretos, nuestros deseos, nuestros sentimientos.

La vela con la estoy escribiendo esta carta se va consumiendo lentamente, pero mi pluma sigue trazando letras sobre el papel. No quiero dejar de escribir. Y mientras esto sucede, me llega a la mente el siguiente recuerdo:

Fue un momento increíble cuando caminamos junto al río, cuando me invito a sentarme cerca de un puente, donde había poco pasto verde y mucha tierra seca. Pero nada de eso importó, porque lo único que vi fue su belleza, lo único que sentí fue su ternura. Recuerdo cómo acerqué mi cabeza y le dije lo linda que era, le pregunté con dulzura, pero con firmeza: ¿Por qué eres bonita? ¿Por qué?
La noche caía y no quería irme, pero la distancia me obligaba a despedirme.

He tenido muchas alegrías y felicidad, pero también enojo, desilusión y tristeza. Pero en ningún momento he dejado de amarla.

11 diciembre 2023

Laurely

Laurely se levantaba temprano cada mañana, se vestía con su uniforme de la casa de los leones. Luego, bajaba al comedor, allí disfrutaba de un delicioso desayuno y repasaba sus deberes. Después del desayuno, se dirigía a sus clases, que eran muy variadas y divertidas. Aprendía sobre hechizos, encantamientos, defensa contra las artes oscuras, historia de la magia, astronomía y más. Pero la clase que más le gustaba era botánica, que era la primera del día.

En botánica, ella se sentía como en casa. Su profesora, la señorita Flores Silvestres, era muy amable y entusiasta, y le enseñaba todo lo que sabía sobre las plantas mágicas. Laurely escuchaba con atención y participaba activamente en las lecciones, que consistían en teoría y práctica. A veces, debían identificar y clasificar las plantas según sus características y propiedades. Otras veces, debían cuidar y cultivar las plantas, regándolas, podándolas y trasplantarlas. Y otras veces, debían usar las plantas para hacer pociones, remedios o experimentos.

Era muy buena en botánica, y siempre obtenía las mejores notas. Su profesora la elogiaba y la animaba a seguir aprendiendo y explorando. Laurely también ayudaba a sus amigos, que no tenían tanta habilidad como ella, pero que se esforzaban por mejorar.

Por la tarde, tenía más clases, hasta que llegaba la hora de la cena. Entonces, regresaba al comedor, donde se servía una cena ligera y nutritiva. Después de la cena, se dirigía a la biblioteca, donde estudiaba y realizaba sus deberes. La biblioteca era un lugar enorme y silencioso, lleno de libros de todo tipo. Laurely leía con avidez los libros de botánica, que le fascinaban y le instruían cosas nuevas.

Con mucha curiosidad descubrió una receta peculiar, como le gustaban mucho los gatitos, encontró una receta para convertir los estornudos en maullidos de gato:
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Como convertir el estornudo en maullidos de gato:
Ingredientes:
- Un maullido de gato (se puede obtener de un gato negro en luna llena)
- Una uva dorada (se cultiva en los viñedos encantados de Francia)
- El cabello de una cebolla azul (se encuentra en los pantanos de Escocia)
- Una pata de rábano flotante (se capturan en los cielos despejados del Himalaya)
- Un diente de ajo (cualquier ajo del mercado funciona)
- Un vaso de leche (puede ser deslactosada, tiene el mismo efecto)

Instrucciones:
- Exprime el maullido de gato en un recipiente pequeño.
- Pela y machaca la uva dorada con un tenedor.
- Corta el cabello de la cebolla azul en trozos pequeños.
- Añade la uva dorada y el cabello de la cebolla al recipiente con el maullido de gato.
- Revuelve bien hasta obtener una salsa espesa.
- Hierve la pata de rábano flotante y el diente de ajo en una olla con agua durante 10 minutos.
- Vierte la leche en una taza y caliéntala en el caldero durante 10 minutos.
- Agrega la salsa al caldo y mezcla bien.
- Añade la leche al caldo y salsa y remueve bien.
- Come la pata de rábano flotante y el ajo y bebe la sopa lentamente.
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También consultaba otros libros de otras materias, para ampliar sus conocimientos y satisfacer su curiosidad. Cuando terminaba sus deberes, se marchaba a la sala común de los leones, donde se reunía con otros compañeros de su casa. Allí, se sentaban alrededor de la chimenea, y se contaban historias o cómo habían trabajado durante el día.

Finalmente, se marchaba a su dormitorio, donde se preparaba para dormir. Laurely se ponía su pijama, se cepillaba los dientes, y se acostaba en su cama. Antes de cerrar los ojos, miraba por la ventana, y veía las estrellas y la luna, que le sonreían. Laurely les devolvía la sonrisa, y se dormía, soñando con las maravillas de la magia y la botánica.

Desde una lejana isla

Desde la lejana isla de Santa María te escribo con mi alma inquebrantable, mientras miro el gran océano azul que me custodia, y el cielo despejado con el sol vigilándome durante todo el día. Por las noches, las estrellas toman su lugar en la bóveda celeste, y yo las cuento una por una, buscando la que más se parece a ti, la que más brilla, la que más me habla de tu amor.

Estoy sentado esperando a volver a ver tus ojos, esos ojos que son el espejo de mi felicidad, esos ojos que me hacen viajar por mundos desconocidos, esos ojos que me dicen que no hay nada imposible. Quiero volver a saborear tus labios cálidos, que me hacen sentir vivo, que me llenan de fuego, que me susurran palabras dulces. Quiero volver a tocar tu mano suave, que me hace saber que algo más existe en este mundo, que me invita a conquistar lo que sea por ti.

El tiempo se alarga con su crueldad, y el destino nos juega con su ironía. Sé que quizás nunca te vuelva a ver, que quizás nunca te vuelva a besar, que quizás nunca te vuelva a tocar. Pero no me resigno a aceptar esa realidad, no me dejo vencer por la distancia, no me rindo ante la adversidad.

Y, sin embargo, no pierdo la esperanza, no pierdo la fe, no pierdo el amor. Porque sé que, en algún lugar del universo, nuestros corazones laten al mismo ritmo, nuestras almas se buscan con el mismo anhelo, nuestros sueños se encuentran con el mismo vuelo.

Mis caballos galoparán cuando desembarques, las palomas volarán sobre tu carroza cuando vengas a mí, las flores se abrirán para recibirte cuando llegues a mi casa. Y yo estaré ahí, esperándote con los brazos abiertos, con el corazón latiendo, con el alma sonriendo.

05 diciembre 2023

Si lo deseas

Yo sé muy bien que juegas con mi amor,
pero del lugar de donde yo vengo,
ya nadie me puede lastimar,
más comprendo que no es tu intención.

Mi mujer amada, mira que yo te entiendo,
no voy a enojarme con usted,
pues tú no mereces que te lastimen,
yo veo un corazón que sufre en soledad.

Si lo deseas, yo te quiero perdonar,
yo te quiero acompañar,
y con esta alma y con Dios te quiero ayudar,
verás que lindo es poder amar.

No llores mi pequeña,
no tienes que explicar,
tú no eres egoísta,
solo temes que alguien te quiera de verdad.

Le pediré a la virgen de Guadalupe,
que te proteja mientras sueñas,
pero no te pongas a sollozar,
relájate y ve a descansar.

Y si algún día tú me quieres regalar tu cariño,
yo estaré esperando con emoción,
dándote caricias con pasión,
y formemos un nido de amor.

Entre la realidad y la fantasía

No hay nada más humano que experimentar la realidad, pero también hay algo más humano que es crearla. Así lo hicimos nosotros, que nos inventamos un amor que no cabía en este mundo, que nos escapamos de la rutina y la soledad, que nos refugiamos en un sueño compartido. No hay amor perfecto que el que imaginamos, pero tampoco hay amor más real que el que sentimos.

Nos encontramos después de buscar y perder, de esperar y olvidar, de vivir y morir un poco cada día. Nuestras miradas se encontraron y fue como si el tiempo se rompiera, como si el destino nos hubiera otorgado una ocasión de conocernos, como si la vida nos hubiera obsequiado un milagro.

Nuestras mentes empezaron a crear otro mundo alternativo, donde no existían las barreras ni los límites, donde todo era posible y nada estaba prohibido. Nuestros corazones crearon una realidad donde vivimos felices, donde no había más que amor y alegría, donde todo era claridad.

Hicimos nuestras las noches y las hicimos eternas, como nuestro amor, que no tenía fin ni principio, que era todo y nada, que era cielo e infierno. Festejamos las mañanas, con una sonrisa y un te quiero, con un gracias y un te espero. Disfrutamos las horas juntos, que se nos hacían breves y eternas, que se nos fugaban y se nos quedaban, que nos marcaban y se nos olvidaban.

Así vivimos nuestro amor, entre la realidad y la fantasía, entre la magia y la espiritualidad, entre el sueño y la vigilia. Así fuimos felices, mientras duró nuestro amor, mientras nos tuvimos el uno al otro, mientras nos quisimos con todo el corazón.

04 diciembre 2023

Una historia de familia

Era muy pequeño y apenas recuerdo que alcancé a conocer a mi bisabuela. Recuerdo vagamente una historia que escuché de ella. Su papá, siendo muy joven, él y su familia salieron de su pueblo por la guerra civil en México, la revolución mexicana o la guerra cristera, no sé bien exactamente.

Toda su familia fue trasladada de su pueblo natal a otro pueblo en la zona norte del país, Tamaulipas. Estaban sin nada y muy pobres, así que buscaron familias que fueran más ricas y les pidieron quedarse como sirvientes en sus casas a cambio de comida y un lugar donde pasar las noches.

Uno de los hombres ricos dijo que podía contratar al muchacho porque era joven y muy fuerte. Ese señor rico tenía una hija que era muy hermosa, con el pelo largo y castaño. El muchacho se enamoró de ella al instante. A ella también le gustaba él y sus ojos de color, y quería estar con él.

Después de un largo tiempo de solo hablar por las noches a través de las ventanas, él tuvo que volver a su pueblo natal porque los conflictos armados habían terminado. Le propuso matrimonio y le dijo que si venía con él, iba a la pobreza porque no tenían nada allí esperándolos. Su familia era rica y no lo permitiría. Sin embargo, ella hizo las maletas y se fue por la noche cuando todos dormían.

Caminaron durante dos días para llegar al pueblo y así fue como se casaron. Tuvieron varios hijos juntos y uno de ellos fue mi bisabuela. A ella la recuerdo vestida siempre de negro, con un velo cubriéndole el rostro. Todo el día se la pasaba en cama, inmóvil, y yo paseaba por su habitación, sin saber mucho aún del mundo. Se le escuchaba a mi bisabuela hablar sola, me dijeron que ella hablaba casi en silencio con su mamá y su papá, como si estuviera con ellos otra vez, pues la vida fue difícil en su tiempo pero nunca falto el amor y el esfuerzo de ellos, debió tener tantos recuerdos lindos de sus padres.

Ella se despidió al tiempo y, estando un poco más grande, llegué a conocer quién era y su historia.

03 diciembre 2023

Mensaje en un libro

Lluvias día a noche,
caras tristes y conocidas,
camino a paso lento,
sin rumbo ni destino.

Mujer, sal a iluminar el día,
juega contando las gotas que caen,
dibuja arcoíris en el cristal,
inventa historias de amor y aventura.

Mujer, cierra los ojos,
solo es un sueño,
un sueño que te lleva lejos,
a un mundo extraño y sin sentido.

Mujer, abre los ojos,
despierta de tu sueño,
la lluvia ha cesado,
y el sol brilla en el cielo.

En las páginas de un libro,
reciben las últimas gotas,
caen esparciendo la tinta,
las letras dejan un mensaje.

Un mensaje que no entiendo,
que me habla de otro tiempo,
de otro lugar, de otra vida,
pero donde tú también estas.

Tu piel y tus deseos

Tu piel suave es el mapa de mi viaje,
que recorro con mi mano y mi boca,
los lunares que adornan tu cuerpo,
son las estrellas que me guian,
farolito de mi lucero,
eres el único amor sincero.

Sueño contigo apasionado,
ardiendo en llamas,
y despierto en tu regazo, satisfecho.

Me abrazas con ternura,
me besas con deseo,
me dices al oído, que soy tu dueño.

¿Que ves en el espejo?
con tu cuerpo limpio y perfumado,
cuando pasas el peine por tu cabello,
¿ves acaso lo que yo veo?
Una mujer hermosa, que me roba el aliento
y me lleva a la locura.

Desmesurado, me convierto en un lobo hambriento,
que te devora con sus dientes,
y te marca con su aliento.

Cuando llega el momento cumbre,
de nuestro amor desbordado,
siento que el mundo se estremece,
y que el cielo se ilumina,
con el fuego de nuestros cuerpos.

Una yegua hermosa

Eres una yegua hermosa,
de crines al viento,
que galopas libre por el campo,
sin ningún freno.

Quisiera aprender a domarte,
a ser tu dueño,
aunque sé que será duro,
y que habrá sufrimiento.

Pero estoy dispuesto a todo,
por tenerte a mi lado,
por sentir tu aliento en mi cuello,
y tu cuerpo sudado.

No me importa el tiempo,
ni el destino marcado,
solo quiero estar contigo,
y escuchar tu agitación.

Eres una yegua hermosa,
de pelo sedoso,
que corres por el campo,
sin freno ni lamento.

Quisiera domarte,
mi reina preciosa,
aunque me cueste trabajo,
y hasta me duela el pecho.

Pero no me arrepiento,
mi vida hermosa,
porque te quiero a mi lado,
y sentir tu calor.

No me importa el tiempo,
ni el destino incierto,
solo quiero ser tu dueño,
y abrazarte en el cielo.

Ella y el tambien

Ella era una muchacha hermosa e inteligente. Él era un chico tímido y soñador. Estaba enamorado de ella desde hacía mucho tiempo, pero no se atrevía a decírselo.

Un día, por casualidad, se encontraron. Él se acercó a ella con nerviosismo, y le ofreció una conversación. Ella lo aceptó con una sonrisa, y empezaron a conversar. Él le habló de sus pasiones, y ella le escuchó con atención. Ella le hizo preguntas, y él le respondió con sinceridad. Se rieron, se miraron, se gustaron.

Ella sintió algo que nunca había sentido antes. Una emoción que le llenaba el pecho, que le hacía sentir mariposas en el estómago, que le hacía querer estar cerca de él.

Él sintió que su sueño se hacía realidad. Que la chica de la que estaba enamorado le correspondía, que le hacía caso, que le hacía feliz.

Empezaron a salir. Él le escribía cartas, le dedicaba versos y cuentos, le regalaba pensamientos. Ella le agradecía, le sonreía.

Pero pronto, ella empezó a sentirse confundida. No sabía cómo manejar esa relación, ni qué esperaba de ella. No sabía si quería comprometerse, o seguir siendo libre. No sabía si lo que sentía era amor, o solo curiosidad.

Ella empezó a alejarse, a evitarlo.
Él empezó a preocuparse, a preguntarle.

Ella se dio cuenta que no comprendía qué hacer con tanto amor.
Él no se dio cuenta de la confusión y malinterpreto todo por error.

Pero el daño ya estaba hecho. La confianza se había roto, el amor se había debilitado, el dolor se había instalado. La relación se volvió frágil, inestable, insostenible.

Un día, sin más, ella le dijo adiós.
Él le dijo que no se fuera.

Ella le dijo que no, que era mejor así, que la olvidara.
Él le dijo que no podía, que la quería, que la recordaría.

Ella se fue, y él también.
Ella lloró, y él también.
Ella lo extrañó, y él también.
Ella lo olvidó, y él también.

Ella se quedó sin él, y él sin ella.
Ella perdió el amor, y él también.
Ella se arrepintió, y él también.
Ella aprendió la lección, y él también.

Cuando el viento

Allá en el pueblo, donde hay un huerto,
hay una chica de la que yo me enamoré,
tiene una sonrisa muy linda,
y las rosas a su lado se intimidan,
cuando ella sale a barrer.

Frente a su casa,
hay una fuente de piedra con querubines,
ella se sienta y se peina el cabello,
mientras el agua refleja la belleza que Dios le dio.

Qué muchacha tan hermosa,
con el cielo azul de fondo,
y sus pies descalzos sobre el césped,
cuando el viento acaricia su rostro,
y sus ojos se llenan de pasión.

Mi alma se estremece,
cuando ella me mira de reojo,
levanta tu mano tímidamente,
y con dulzura pasa a saludarme,
¡Ay! niña, me has robado el corazón.