07 febrero 2016

El numero 7 y la realidad

Cuando Sandy cayó bajo el influjo hipnótico, se le instó a expurgar de su conciencia cualquier noción del número siete. Al retornar de aquel trance, se le solicitó que enumerara los dedos de sus manos; tarea que ella emprendió, ignorante del porqué.

Inició el conteo por su pulgar izquierdo: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, ocho, nueve, diez, once. Sandy se sobresaltó, creyendo haberse adelantado en algún punto, y reanudó la cuenta: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, ocho, nueve, diez, once.

Observó sus manos, intactas, sin ausencias, más el resultado no concordaba. Repitió el conteo varias veces, desconcertada por alcanzar el once sin comprender el motivo. Sandy fue reconducida al estado hipnótico, donde se le reintegró la noción del siete. La joven sintió alivio al poder contar hasta diez con los dedos de sus manos.

El dilema de Sandy radicaba en que solo le habían hecho olvidar el siete; al contar los dedos, su mente anticipaba llegar al diez, pero chocaba con la realidad percibida, sus preconcepciones la confundían ante una experiencia irrefutable, la evidencia de un once inesperado era palpable.

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