12 marzo 2024

Reescribir la historia

Él había descubierto la fórmula para reiniciar el universo. Siete objetos extraños y un poema sin sentido, que al combinarlos, haría que todo volviera a empezar desde el Big Bang. Él tenía una razón para hacerlo: su amor, que había partido en un accidente hace un año. Él no podía soportar la vida sin ella, y quería buscar una segunda oportunidad.

Pero había un riesgo: al reiniciar el universo, él perdería todos sus recuerdos, y no sabría si volvería a encontrarla. Era una apuesta ciega, una esperanza sin garantías. Pero él estaba dispuesto a arriesgarlo todo por ella.

Así que, una noche, entró en su habitación, donde guardaba los objetos y el poema. Eran objetos antiguos y misteriosos, que habían pertenecido a diferentes civilizaciones y culturas. Un anillo de oro, una pluma de fénix, una esfera de cristal, una rosa azul, una moneda de plata, una llave de bronce y un reloj de arena. El poema era una serie de versos sin rima ni sentido.

Se acercó a los objetos y los colocó siguiendo un orden específico. Luego, tomó el poema y lo leyó en voz baja. Antes de terminar, cerró los ojos, y recordó a su amor. Recordó su rostro, su voz, su risa. Recordó el día que se conocieron, en una cafetería. Recordó el día que se besaron, bajo la lluvia. Recordó el día que se casaron, en una playa. Recordó los momentos felices, y también los tristes. Recordó todo lo que habían vivido juntos, y lo mucho que la amaba.

Y entonces, terminó de recitar el poema.

El universo y él se desvanecieron.



Ella era una estudiante de arte que había ido a visitar el museo de ciencias. Le gustaba aprender cosas nuevas, y admirar las maravillas de la naturaleza. Ella tenía una curiosidad insaciable, y una sonrisa contagiosa. Ella soñaba con ser una gran pintora, y expresar su visión del mundo a través de sus obras.

Él era un guía del museo, que le explicaba a los visitantes las diferentes exposiciones. Le gustaba compartir su pasión por la ciencia, y hacer preguntas interesantes. Él tenía un carisma alegre, y una mirada profunda. Él aspiraba a ser un gran científico, y descubrir los secretos del universo a través de sus investigaciones.

Se encontraron frente a una maqueta del universo, que mostraba las estrellas, los planetas, y las galaxias. Él le preguntó si sabía cómo se había formado todo aquello. Ella le dijo que no, y le pidió que se lo explicara. Él le habló del Big Bang, la gran explosión que dio origen a todo lo que existe. Le contó que el universo se estaba expandiendo constantemente, y que había miles de millones de galaxias como la nuestra. Le dijo que nadie sabía con certeza qué había antes del Big Bang, ni qué pasaría después. Ella le escuchó con atención, y le hizo más preguntas. Él le respondió con entusiasmo, y le hizo más comentarios. Se miraron a los ojos, y sintieron una conexión.

Se presentaron, y se dieron sus nombres. Se rieron, y se sonrojaron. Se gustaron, y se enamoraron.

Fue el momento y el lugar perfecto.

No hay comentarios: