25 febrero 2024

Te hablé con el alma

Sentados bajo el árbol, te hablé con el alma,
te dije cuánto te amaba, pregunté por esperanza.
Me dijiste que no había, que era el fin del amor,
pero no te creía, algo en mí aún ardía con fervor.

Te miré a los ojos, profundos como el mar,
confesé mi amor, una y otra vez sin dudar.
Pero volviste a decir "no", con firmeza y sin temblar,
y aunque no te creí, mi corazón empezó a dudar.

En la sombra del árbol, el tiempo parecía parar,
mis palabras flotaban en el aire, sin lugar para aterrizar.
Era un sacrificio, el dejar ir lo que no se puede cambiar,
aprender que el amor, a veces, es solo un acto de libertad.

Bajo la sombra de aquel viejo árbol,
donde las promesas caen como hojas al suelo,
acepté que el amor no siempre puede ser eterno,
que a veces el adiós es el acto más noble.

Con cada "no" que decías, una estrella se apagaba,
pero en mi corazón, la esperanza aún brillaba.
Aunque el destino parecía estar ya decidido,
mi alma no se rendía, contra el viento seguía erguido.

El sacrificio verdadero fue entender y aceptar,
que el amor más puro a veces nos tiene que dejar.
Fue aprender a soltar, a no aferrarme al ayer,
a caminar hacia adelante, aunque duela el querer.

Así que aquí me quedo, sentado bajo nuestro árbol,
recordando lo que fue, y lo que ya nunca será.
El amor que ofrecí fue un sacrificio en sí,
una ofrenda a la vida, un regalo para ti.

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