01 febrero 2024

El viaje a la luna

Érase una vez, un joven que amaba a una chica con todo su corazón. Él quería demostrarle su amor de una manera especial, así que se le ocurrió una idea.

Un día, la invitó a dar un paseo por el campo, donde le regaló una flor que había cultivado con mucho cuidado. Era una flor única, que cambiaba de color según el estado de ánimo de quien la llevaba. Le dijo que era todo lo que necesitaba para llenar su vida de color, y que era una marcha de alegría que le haría sentir el amor.

Ella se puso la flor en el pelo y sonrió, agradecida por el detalle. Él la tomó de la mano y la llevó a un lugar secreto, donde había preparado una sorpresa. Era una nave espacial, que había construido con sus propias manos, usando piezas recicladas y mucha imaginación. Le dijo que la escoltaría de aquí a la luna, con su suspiro y su alma, y que le tocaría una sonata, que le llegaría al corazón.

Ella se quedó asombrada y emocionada, y aceptó la invitación. Se subieron a la nave y despegaron, dejando atrás el planeta azul. Ella se acurrucó en su pecho y le dijo que lo amaba, y que era el mejor regalo que le habían hecho. Él la besó con ternura y le dijo que ella era todo lo que le ofrezco, para adornar su pelo y su sonrisa, y que la acompañaría de aquí al infinito, con su abrazo y su mirada.

Llegaron a la luna, donde bajaron de la nave y caminaron por el suelo polvoriento. Él le mostró las estrellas, los planetas y las galaxias, y le contó historias sobre el universo. Ella se maravilló con la belleza y la magia de la creación, y se sintió afortunada de compartir ese momento con él.

Y al final del viaje, él la llevó de nuevo a la nave, donde le preparó una cena romántica, con velas y flores. Le dijo que la besaría con toda su ternura, y que le confesaría lo que sentía por ella, y lo que era para él. Ella le dijo que no hacía falta, que ya lo sabía, y que sentía lo mismo. Se miraron a los ojos, y se fundieron en un beso, que selló su amor para siempre.

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