18 enero 2024

La niña y su operación

La niña de esta pequeña historia tenía diez años. Le gustaba mucho jugar con sus muñecas, sus peluches y sus libros. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, se cayó y se lastimó el dedo meñique de la mano derecha. Le dolía mucho y sangraba un poco. Su mamá la llevó al médico, que le dijo que tenía una fractura y que necesitaba una operación.

La niña se asustó mucho y empezó a llorar. No quería que le cortaran el dedo, ni que le pusieran una aguja, ni que le hicieran una cicatriz. Su mamá la abrazó y le dijo que no se preocupara, que todo iba a salir bien, el médico era muy bueno. El dedo no se lo cortarían, sino que le pondrían un clavo muy pequeño para que se soldara el hueso. Le comento que la aguja no le dolería, porque le darían una crema mágica que le iba a dormir la mano. La cicatriz seria muy chiquita y que se iba a borrar con el tiempo. El dedo quedaría como nuevo y seguirá jugando con sus cosas favoritas.

La pequeña se calmó un poco y le preguntó a su mamá si podía llevarse algo al hospital para sentirse más tranquila. Su mamá le dijo que sí, que podía elegir lo que quisiera. La niña pensó un rato y decidió llevarse su libro preferido, el de los cuentos y leyendas. Le encantaban las historias, tan fantásticas y divertidas. Le gustaba imaginar que ella era la protagonista de esas aventuras, que viajaba por el tiempo, que se convertía en animal, que descubría mundos secretos. Le gustaba leer cuentos antes de dormir, porque le hacían soñar cosas bonitas.

La niña se llevó su libro preferido al hospital y se lo mostró al médico. El médico sonrió y le dijo que él también era fanático de los cuentos y leyendas. Le dijo que le iba a contar un cuento mientras le hacía la operación, para que se distrajera y no tuviera miedo. Le dijo que el cuento se llamaba "El dedo mágico" y que trataba de una niña que tenía un poder especial en su dedo meñique. El médico le puso la crema mágica en la mano y le empezó a contar el cuento. La niña se sintió relajada y curiosa. Escuchó atentamente la voz del médico, que le narraba la historia con mucho entusiasmo.

La operación fue un éxito, y el médico le puso una venda muy bonita a la niña. Ahora, solo tenía que cuidar su dedo, que no lo mojara, que no lo golpeara, que no lo apretara. En unas semanas le quitaría el clavo y le sacaría los puntos. Le dijo que su dedo quedaría perfecto, y que podría volver a jugar con sus cosas favoritas. La niña le agradeció al médico por contarle el cuento y por curarle el dedo. Le había gustado mucho el cuento, le había hecho olvidar el miedo y el dolor. A ella le gustaría leer más cuentos, y que quizás algún día escribiría uno ella misma.

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