Bajo el árbol de manzanas,
te esperaba yo sentado,
en la sombra de aquel tallo leñoso,
que adornaba el prado hermoso.
Miraba el cielo azulado,
y las nubes algodonadas,
soñaba con tus labios,
que me llenaban de besos.
Pero el tiempo se pasaba,
y tú no llegabas nunca,
mi corazón se angustiaba,
pensando que no vendrías.
Hasta que al fin te vi llegar,
con tu sonrisa radiante,
y tu vestido elegante,
que me hizo suspirar.
Corrí a tu encuentro feliz,
te abracé con ternura,
te dije al oído,
que eres mi única locura.
Bajo el árbol de manzanas,
Te juré cariño eterno,
Y una paloma blanca,
fue testigo de nuestro amor sincero.
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