22 febrero 2016

Amada mía

Amada mía, en la incertidumbre me he perdido,
bésame bajo la lluvia, con el cielo como testigo.
Besare tu rodilla, tus pechos, tu rostro divino,
bajo la lluvia serás mía, en la oscuridad, tu destino.

Haz conmigo lo que desees, en esta danza sin fin,
pero cuida tu espalda, pues mi abrazo sentirás al venir.
No hablo de ropas, ni de telas que cubran tu ser,
veré tus miedos, pecados, errores, sin nada que temer.

Tu belleza, tal como eres, sin nada que esconder,
te permitiré ver los míos, sin nada que perder.
Así seremos, tú y yo, desnudos ante el mundo,
dos almas libres, en un amor profundo.

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