12 enero 2016

Temperamental

A veces, uno se encuentra demasiado temperamental, incapaz de soportar a nadie, de escuchar los problemas ajenos o de recordar las propias responsabilidades. En esos momentos, lo mejor es refugiarse en el silencio, entregarse a una actividad distinta o continuar con la tarea en curso, pero con una actitud renovada, relajada, sin prisas. ¿Qué podría suceder? De alguna manera, todo debe resolverse bien.

Es esencial enfocar la mente en un único objetivo, concentrarse, respirar hondo. El dolor de cabeza puede ser intenso, hasta el punto de enfadarnos con nosotros mismos, pero no hay otra alternativa que borrar todo lo demás y, como ya lo mencioné, concentrarnos en un punto fijo, casi de manera inercial, como quien ata las agujetas de sus zapatos sin pensar, simplemente haciéndolo y ya.

Una vez que hayas terminado con todos los pendientes, aíslate por un momento o busca compañía, según lo que te acomode mejor. Distraerse un rato del trabajo y de las responsabilidades es necesario; a veces queremos devorar el mundo de un solo bocado, pero no es así como funciona.

Descansa, duerme, come, bebe mucha agua, estira las piernas y el cuerpo entero. Ya no hay nadie que te moleste; ahora solo estás tú, en la búsqueda del equilibrio entre tu cuerpo, espíritu y mente.

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