Los albores en Francia, Inglaterra o España,
y en Suiza, con su belleza que engaña,
no se comparan, ni por asomo, ni en fama,
con despertar en la misma cama,
durmiendo de noche hasta la mañana,
junto a la mujer que tu corazón llama,
ese amanecer vence cualquier panorama,
pues es con ella que más se ama.
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