¿Recuerdas los sombreros de copa,
los paseos en carruajes decorados,
sosteniendo telescopios hacia las estrellas,
inventando viajes ilimitados?
Siempre coleccionábamos hojas de árboles,
murmurando secretos entre paredes,
mirándonos a través de los cristales,
tal vez aún lo recuerdes.
Éramos jóvenes despreocupados,
besándonos en rincones inesperados,
mirando el cielo, juntos acostados,
como dos locos enamorados.
Con mi sombrero de copa y tu cabello embrujado,
ven, caminemos lado a lado,
del futuro al pasado,
algún día sabrás cuánto te he amado.
Dábamos al tiempo un adelanto,
ignorando los límites del mundo ancho,
solo tú y yo, redactando manuscritos,
el paso del viento los dejó ocultos.
Bajo el candil, sobre la mesa,
reposaban las flores de nuestra promesa,
y en el umbral, junto a la puerta,
la carta que dejaste, eterna y cierta.
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