10 abril 2015

Pero llega a su tiempo

A veces quedan espinas en el alma,
incrustadas, no se van, son como un drama.
No se extraen fácil, es la verdad,
solo aprendemos a convivir con esa realidad.

Pero no hay nada que se compare,
con el momento en que se repara y se rehace.
Se perdona, se olvida el recuerdo amargo,
ese instante llega, aunque sea largo.

No es cuestión de un día o una semana,
puede que meses, incluso años, la vida emana.
Pero llega a su tiempo, el adecuado,
y todo lo amargo queda atrás, olvidado.

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