07 mayo 2012

Las cadenas de cristal

Tararea esa melodía,
que nos envuelva el crepúsculo estival,
en cada ocaso a solas,
a Dios queremos aclamar,
cantando juntos,
una oda al amor sin final.

Venus y Saturno,
en el firmamento juegan al esconder,
tras la luna se ocultan,
como amantes que no pueden ser.

Déjate bañar por la luz,
caminando sobre el río sereno,
cruza el puente de madera añejo,
construido para encantar,
los sueños de los que aman,
buscando en la orilla opuesta su lugar.

Las cadenas de cristal resplandecen,
no temas liberarte de ellas,
pueden cortar, es cierto,
pero es preferible la libertad,
a ser cautivo por una eternidad.

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