07 marzo 2011

La dueña de este soñar

Aunque ausente, en mi mente ella persiste,
un sueño esquivo que no puedo poseer,
pues sus palabras no logran aplacar
los suspiros que por ella debo padecer.

Vivo día tras día en el eco de su memoria,
un destello surge al mirarla a los ojos,
y es que mi corazón incansable proclama:
¡bésala ya, que el tiempo es ahora!

Ella, presente aquí y en todo lugar,
me acompaña, paso a paso, sin cesar,
su nombre en mi alma resuena sin parar,
y será el tiempo, el que al fin dictará,
si ella es la dueña de este soñar.

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