26 noviembre 2009

Tras un beso

En el alboroto de tu amor me pierdo,
sin razón, sin cordura, en este juego.
La pasión, misteriosa llama ardiente,
que en besos fervorosos se hace presente.

Un beso, puente a mundos de ensueño,
donde la fantasía es reina y dueño.
En el roce de labios, un universo nace,
y en el cierre de ojos, el corazón enlace.

¿Qué secretos guarda un beso dado?
¿Será acaso un preludio al próximo estado?
Con amor, toda postura se desvanece,
y en la aurora, la imaginación florece.

Me abrazas, y en suspensión quedo,
no es herida, es dulzura lo que concedo.
Frente a este nuevo sentir, vacilo,
más tu guía me instruye en el camino.

Bailamos al son de una melodía muda,
el amor, hechicero, la danza ayuda.
Tus ojos, espejos de un alma cantarina,
reflejan la canción que en mí germina.

Sin orquesta, pero con amor, danzamos,
y en cada beso, a la vida nos entregamos.
La fuerza de tu abrazo es mi sostén,
y aunque temo, no me alejo, me detén.

El amor, esa dulce locura sin razón,
nos enseña a besar, a abrazar con pasión.
Y mientras la luna y las estrellas nos miran,
en cometas nos convertimos, y suspiran.

Tu mano en mi pecho, mi latido sientes,
y en tu sonrisa, el amor se hace presente.
Aún hay mucho del amar por descubrir,
en su éxtasis sumergirme, en él vivir.

Ahora entiendo, en tu mirada lo veo,
el amor, esa verdad que antes no creía.
Unidos en un beso, ya no hay temor,
sosteniendo nuestro sueño, nuestro amor.

Antes de ti, ¿quién era yo, qué sabía?
Del abrazar, del besar, de la alegría.
Ahora, en el acto de amar, la música escucho,
y en este baile eterno, a tu lado me acurruco.

El telón cae, pero la sinfonía continúa,
nuestros espíritus en armonía, sin duda.
Y así, en el amor, encontramos la respuesta,
en cada gesto, en cada beso, nuestra fiesta.

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