Cuando sientas que el mundo te pesa sobre los hombros,
y no encuentres la salida al laberinto que has tejido,
no te rindas ni te angusties,
tómate un tiempo para ti.
Respira profundo y lento,
siente el aire en tus pulmones,
deja que fluya la vida por cada parte de tu ser.
Busca el amor y acepta las emociones,
no dejes que el miedo te impida ser feliz,
cuida tu cuerpo con armonía,
y alimenta tu alma con poesía.
Cuando veas que el sol se asoma por el horizonte,
y que la noche se desvanece con su manto de estrellas,
recuerda que comienza un nuevo día para ti.
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