03 julio 2023

La niña y las zanahorias

Había una vez una niña que le gustaba mucho comer zanahorias. Le gustaban tanto que las comía todos los días, en el desayuno, en el almuerzo y en la cena. Su madre le decía que comiera otras cosas, pero ella solo quería zanahorias.

Un día, mientras comía una zanahoria, se dio cuenta de que le habían salido unas orejas largas y peludas en la cabeza. Se asustó mucho y corrió a mirarse al espejo. Allí vio que también tenía unos bigotes blancos y unos dientes grandes y afilados.

¡Ay, mamá! ¡Me he convertido en un conejo! - gritó la niña.
Su madre acudió a ver qué pasaba y se quedó boquiabierta al ver a su hija transformada.

¿Qué te ha ocurrido, hija mía? - preguntó su madre.

No lo sé, mamá. Solo he comido zanahorias - respondió la niña.

Pues eso es lo que pasa por comer solo zanahorias. Te has vuelto como un conejo - dijo su madre.

¿Y ahora qué hago, mamá? ¿Cómo vuelvo a ser una niña? - preguntó la pequeña.

Pues tendrás que comer otras cosas, hija. Come frutas, verduras, cereales, carne, pescado… Todo lo que te hace falta para estar sana y fuerte - le aconsejó su madre.

La niña comprendió que su madre tenía razón y decidió seguir su consejo. Empezó a comer de todo, variando su alimentación cada día. Y poco a poco, sus orejas se fueron haciendo más pequeñas, sus bigotes se cayeron, sus dientes se encogieron y su pelo volvió a ser normal.

Así fue como la pequeña aprendió la importancia de tener una dieta equilibrada y de no abusar de ningún alimento. Y aunque seguía gustándole las zanahorias, ya no las comía todos los días, sino solo de vez en cuando. Y vivió feliz y saludable el resto de sus días.

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