02 julio 2023

Dos amigas especiales

Samanta era una niña muy especial. Tenía unos ojos brillantes que reflejaban las estrellas del cielo. Le encantaba mirar la luna por la noche. Un día, cuando estaba acostada en su cama, oyó una voz suave y dulce que le hablaba desde la ventana.

Hola, Samanta. Soy la luna. ¿Quieres ser mi amiga?
Samanta se sorprendió y se levantó de un salto. Se asomó a la ventana y vio a la luna con una luz cálida.

¿Eres tú la que me habla? -preguntó Samanta.

Sí, soy yo. Te he estado observando desde hace tiempo. Eres una niña muy curiosa, tienes un brillo en los ojos y en el corazón.

¿Cómo sabes mi nombre? -quiso saber Samanta.

Lo sé todo sobre ti. Sé que te gusta leer, dibujar, cantar, ayudar a los demás, que te gusta aprender cosas nuevas…

Wow, eres increíble. ¿Y tú cómo eres? ¿Qué haces?

Ilumino la noche, viajo por el espacio y veo muchos planetas y estrellas. A veces me siento sola y aburrida. Por eso quiero ser tu amiga. ¿Te gustaría hablar conmigo?

Sí, me encantaría. Eres muy interesante y bonita. ¿Qué quieres que hablemos?

De lo que quieras. Puedo contarte historias de otros mundos, puedo enseñarte secretos del universo, puedo escuchar tus sueños y deseos…

¡Qué maravilla! Me gustaría saber todo eso y más.

Así empezó una amistad muy especial entre Samanta y la luna. Cada noche, Samanta se quedaba despierta para hablar con su nueva amiga. La luna le contaba cosas fascinantes y le hacía reír con sus ocurrencias. Samanta le contaba sus problemas y sus alegrías, y la luna le daba consejos y ánimos.

Samanta se sentía muy feliz de tener una amiga tan única y maravillosa. La luna se sentía muy feliz de tener una amiga tan dulce y divertida. Juntas compartían un mundo de magia y aventura.

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