Dos ratoncitos se enamoraron,
uno blanco y otro negro,
el blanco era curioso,
el negro era leal.
Los ratoncitos se escaparon,
de una jaula de metal,
un día el blanco se perdió,
el negro de inmediato salió a buscarlo.
Lo encontró en un rincón,
llorando y asustado,
lo abrazó y lo besó,
y le dijo: “Te he encontrado”.
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