19 junio 2023

Las botas amarillas

Érase una vez una niña que durante los días de lluvia tenía que caminar por un sendero lleno de piedras, charcos y barro para llegar a la escuela. A ella le encantaba estudiar y aprender cosas nuevas, pero no le gustaba ensuciarse los pies y mojarse los calcetines.

Un día, su mamá le regaló unas botas amarillas muy bonitas y brillantes. La pequeña se puso muy contenta y le dio las gracias con un abrazo. Su mamá le dijo que esas botas eran especiales y que la ayudarían a llegar a la escuela.

Al día siguiente, la niña se puso las botas amarillas y salió de su casa con una sonrisa. En el camino, se encontró con muchos obstáculos: una vaca que le bloqueaba el paso, un perro que le ladraba, piedras por todos lados y un charco de agua tan grande que parecía un lago. Pero cada vez que la niña se enfrentaba a un problema, recordaba las palabras de su mamá sobre lo especiales que eran sus botas amarillas: ella imaginó que le hacían saltar por encima de la vaca, le hacían correr más rápido que el perro, le hacían volar sobre las piedras y le hacían cruzar por el charco de agua. Sin darse cuenta, ya había superado todos los obstáculos.

Así, la niña llegó a la escuela puntual y sin mancharse ni un poco. Sus compañeros y su maestra se asombraron al ver sus botas amarillas y le preguntaron de dónde las había sacado. Ella les contó que se las había regalado su mamá y que le había dicho que las botas amarillas eran especiales.

La niña se sintió muy feliz por sus botas amarillas y de poder mostrárselas a sus amigos. También se sintió muy agradecida con su mamá por haberle hecho ese regalo tan maravilloso. Durante los días de lluvia, la niña siempre usó sus botas amarillas para ir a la escuela y para vivir muchas aventuras.

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