17 mayo 2016

El mejor abrazo del mundo

Quiero ofrecerte el mejor abrazo del mundo, estrecharte en el momento en que más lo necesites, ya sea en tu tristeza o cuando no haya sido tu día. Siento el deber de abrazarte con fuerza, mostrarte que estoy aquí para ti, intentando comprender por lo que estás pasando. Cada hueso, cada fragmento de ti que se haya desprendido, quiero volver a unirlo con cariño, porque mereces estar completa.

Escúchame bien, la única expectativa que tengo hacia ti, señorita, es que seas feliz. Si fracasas en algo, nunca cambiaré lo que pienso de ti; si triunfas, ese éxito es para que lo disfrutes y lo compartas, si así lo deseas. No cargues en tus hombros las ilusiones de los demás, olvida esas expectativas que, lejos de facilitar tu camino, se convierten en una carga innecesaria. Rechaza amablemente lo que los demás esperan de ti. No busques complacer a otros cuando el placer debe ser propio. Lo peor que podemos hacer es satisfacer los caprichos ajenos que, aunque puedan venir disfrazados de buenos deseos, no comprenden que lo que realmente necesitamos es apoyo genuino en las decisiones que tomamos.

Que tus errores no te paralicen, que las miradas escépticas no te intimiden, que, si alguien duda de ti, es porque no desea verte prosperar. Si te engañan, muéstrales la verdad; si te obstaculizan, aléjalos de tu vida y advierte a los que siguen tus pasos sobre lo arduo que puede ser el camino, pero que, al final, verán que todo habrá merecido la pena.

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