27 abril 2016

El desafío de comenzar

¿Por qué es tan difícil aceptar los errores, el miedo o el sufrimiento? Tal vez alguien ajeno al problema lo vería como algo trivial, pero la realidad es que no podemos ignorar lo que nos causa dolor, sin importar la magnitud del problema; sigue siendo eso, un problema. Aquellos que enfrentan el sufrimiento diariamente deben soportar tantos desafíos que los envuelven. Es en estos momentos donde la persona debe ser calculadora al tomar decisiones, evaluando cuánto estamos dispuestos a sacrificar para ayudar.

Si se acepta el error, podría provocar la caída del sistema o la pérdida de confianza en él. Si se acepta el miedo, se admite la ausencia de un líder, la falta de autoridad y la pérdida de liderazgo. Si se acepta el sufrimiento, nos condenamos al fracaso, al aislamiento y a la estagnación.

Podemos aceptarlo, pero debemos ser conscientes de que esto podría causar más que un simple contratiempo; nos exige cambiar, aprender, reevaluarnos y seguir adelante. No es una razón para rendirnos, ni justifica una decadencia lenta de nuestro ser. Es un reinicio, un renacer; nada está perdido mientras tengamos vida, tenemos la oportunidad de empezar de nuevo, tantas veces como sea necesario.

¿Estoy hablando de algo en particular? No, en realidad es una manera de decir que todo lo que describo ocurre tanto en un individuo como en un colectivo, en la comunidad o en la estructura de alguna organización, y no solo en política. Puede ser en una escuela, iglesia, hospital, club deportivo, en un bar o en una empresa. Cada persona lleva su responsabilidad, al igual que cuando se habla de una institución.

Podría citar muchos errores y problemas como ejemplos, pero prefiero dejar a la imaginación cuáles serían. Solo debemos recordar mencionarlos desde los más personales hasta los sociales. Como mencioné al principio, no importa qué tan grande sea el problema, sigue siendo un problema. No existe una solución mágica o rápida, ni será posible evitar las amarguras que conlleva, pero debemos ser honestos con nosotros mismos: podemos mejorar si lo aceptamos.

Si aceptamos el desafío de comenzar de nuevo, una y otra vez.

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