21 enero 2016

Palabras extrañas

Un misterio en el amor, inmarcesible es,
nunca efímero, una epifanía no se olvida después.
Por esta razón, una limerencia en mí reside,
todo por una serendipia que en ti se esconde.

Ella, inefable, en todo su ser se manifiesta,
en el melifluo de su voz, mi mente se queda.
Me convierto en sonámbulo, sin rumbo ni época,
en un lugar extraño, donde el arrebol se evoca.

La iridiscencia y la luminiscencia se unen,
son la combinación perfecta, las palabras fluyen.
En su presencia, elocuencias nacen sin clemencia,
y en su ausencia, el corazón guarda su esencia.

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