17 febrero 2010

La luz de la voluntad

En la noche más profunda,
cuando la salida parezca esfumarse,
resplandecerá una luz intensa,
la sombra se disipará,
y la claridad se impondrá.

No hay razón para el temor,
mientras en el firmamento,
las estrellas dan consuelo,
la esperanza se mantendrá.

Que tiemblen los que al mal se entregan,
y aquellos que su culto riega,
pues al ver la luz de la voluntad,
lamentarán su oscuridad.

Sigamos en nuestra senda,
aunque el dolor nos tienda,
la gloria al fin será vista,
luchemos por nuestra justa conquista.

Y si en la lucha caemos,
con más brío nos levantemos,
el mundo es nuestra estancia,
y la luz de la verdad, nuestra guía.

El mal ya no tendrá cabida,
no lastimara la bondad querida,
que de nuestros corazones brota,
como fuente de vida remota.

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