Cuento las horas para al fin dormir contigo,
abrazados, en el frío otoñal abrigo,
con las manos desnudas, bajo el cielo raso,
escuchando melodías, en amoroso ocaso.
No ansío más en este vasto mundo,
que mirarte en sueños, profundo,
robarte besos en tu calma,
y agradecer a la estrella que en mi alma.
Cayó del cielo, luz en la penumbra,
tu presencia en mi vida, la sombra deslumbra.
En la cama, tu silueta reposa,
y en cada sueño, una rosa.
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