Puertas del cielo

Mientras en ti siga pensando,

las puertas del cielo estarán aguardando;

abiertas de par en par, sin cerrar,

esperando que nuestro amor pueda eternizar.

Memorias

Las cicatrices que un día me dejaste,

se transformaron en dulces memorias,

las manos que secaron mis lágrimas,

ahora palpitan en mi pecho y escuchan el corazón,

ese que incansable por ti latió.

Memorias, un rompecabezas de palabras dispersas,

ordenarlas me llevará a desentrañar,

aquel amor que en el olvido dejé,

esas palabras alineadas revelarán tu nombre verdadero,

y así comprenderé el origen de mis marcas,

que se tornaron en las caricias más tiernas.

Sí supieras

Si supieras que soñar contigo es mi sostén,

despierto alegre, satisfecho, por tenerte en mi edén.

No logro conciliar el sueño una vez más,

tu recuerdo vuelve a mí, intenso y fugaz.

Fue tan real, tan vívido el sueño aquel,

que al despertar, mi alma siente un dulce miel.

Te quiero tanto, eres mi querer,

en cada sueño, mi amor por ti va a crecer.

Las horas

Cuento las horas para al fin dormir contigo,

abrazados, en el frío otoñal abrigo,

con las manos desnudas, bajo el cielo raso,

escuchando melodías, en amoroso ocaso.

No ansío más en este vasto mundo,

que mirarte en sueños, profundo,

robarte besos en tu calma,

y agradecer a la estrella que en mi alma.

Cayó del cielo, luz en la penumbra,

tu presencia en mi vida, la sombra deslumbra.

En la cama, tu silueta reposa,

y en cada sueño, una rosa.

Hablame solo una vez

Háblame tan solo una vez,

hazme sentir que aún me recuerdas,

envíame un mensaje breve,

deseo saber si sigues en mi esfera.

Anhelo recordar aquellos días de amor,

sentir de nuevo tus abrazos con fervor,

en aquellos instantes de desolador temor,

deseo que me hables, aunque sea un rumor.

Háblame, aunque sea solo esta vez,

te esperaré hasta el final, con firmeza y altivez,

hasta que el amor en mi corazón perezca,

hazme sentir que en tus pensamientos permanezca.

Tú

Sueña, sueña, mi dulce princesa,

en un mundo de paz y de belleza.

Donde el cielo azul besa el mar,

y las estrellas te vienen a saludar.

En tus sueños, vuela sin temor,

con alas de esperanza y mucho amor.

Que cada estrella que brilla en la noche,

sea un deseo que a tu corazón toque.

Sueña, sueña, mi querida niña,

con un mañana lleno de alegría.

Donde cada amanecer traiga un cantar,

y en cada atardecer, un nuevo soñar.

Este hombre

Este hombre, como yo, de ti se ha enamorado,

¿Será que tú, de igual manera, has suspirado?

Enamorados, locamente y sin medida,

tú y yo, soñando en cómo sería la vida.

Si nos besáramos bajo la lluvia, sin final,

sí danzáramos bajo el brillo lunar,

sí en murmullos, canciones nos regaláramos,

pero ¿y si en la mirada nos encontráramos?

Tú a mí, yo a ti, en un instante sin igual,

el tiempo pausaría su andar habitual,

y en ese eterno instante, amor sin final,

terminaríamos amándonos más allá de la eternidad.

Sin ti a mi lado

Sin ti a mi lado no puedo estar,

este vacío no puedo tolerar.

En mi interior, te sigo ansiando,

deseo vivir siempre a tu lado amando.

Un amor como el tuyo es mi anhelo,

lo he buscado bajo cielo y suelo.

Para no ser un corazón errante,

te busqué, mi estrella brillante.

Ahora que te tengo, amor hallado,

mi vida entera se ha transformado.

Antes de dormir

Antes de dormir, deseo dedicarte unas líneas,

escribir aquello que a ambos nos fascina.

Esta noche, aunque parezca ordinaria,

quiero que sea extraordinaria, distinta.

Imagino que estás aquí, a mi lado,

y que una tristeza te embarga y domina.

Mas conoces bien lo que mi corazón dicta:

levanto mi mano, tomo una estrella y te la brinda.

Para que un destello de alegría te ilumine,

aunque sea efímero, aunque sea un instante.

Luego, en tu tristeza, me sumo y me incline,

y en un dulce silencio, la compartimos, amante. 

Quisiera descubrir

¿Quién me querrá a mí también?

quisiera descubrir,

sí en sueños me encuentran,

sí en secreto me llegan a amar.

Siento en lo profundo de mí,

que alguien también me desea aquí,

si fuera de este mundo, si en mi era vive,

quisiera saber, ¿quién eres tú, ¿quién me percibe?

¿Y a mí, quién me querrá?

con fuerza suficiente para volar,

caer en mis brazos sin dudar,

y prometer que nunca me dejará escapar.

Allí me podrás encontrar

Estabas tranquila, sin que nadie te molestara,

escuchaste un suspiro, de la cama saltaste y la ventana abriste ya.

La luna está completa, las ramas de los árboles arrullan,

no hay nubes, las estrellas en el cielo brillan y acunan.

Tu mirada se pierde en el vasto horizonte,

lo sigues buscando y sientes un golpe fuerte en el pecho, un monte.

Leyendas inmortales, cuentos sin final,

puedes tocar el cielo, si tan solo levantaras la mirada, un acto celestial.

Quieres que te diga algo, en mis sueños eres efecto,

eres el deseo cumplido, la musa de mis pensamientos, mi afecto,

eres todo lo que pido, en la noche y en el día,

la inspiración de mi vida, mi alegría.

Baja por las escaleras, camina por la calle en soledad,

déjate guiar por la luz de las piedras, en la oscuridad.

Mira que no habrá nadie que te moleste en tu andar,

solo ven a buscarme, no te detengas, solo has de continuar.

Detrás de las montañas, por debajo del agua, más allá de la gran roca,

cruza los árboles, más allá del horizonte, donde el viento toca.

Allí me podrás encontrar, en un lugar sin igual,

donde los sueños se hacen realidad, más allá del umbral.

Permíteme amarte

El amor verdadero ha llegado,

fue un alivio que no estuviera alejado,

siempre has estado tan cerca,

dando inicio a una historia inmersa.

Tu mirada me desata,

no puedo ocultar lo que en mí desencadena,

perdona si te amo de manera tan plena,

mas no puedo apartar mi vista de la tuya,

parece irreal,

dime que no es un sueño,

y si lo es, que nunca me despierten.

Permíteme amarte de este modo,

deja que mis días resplandezcan cuando estás a mi lado,

permíteme al viento suspirar,

que mis manos mi pecho apretar,

déjame comprobar que eres palpable.

Parece imposible,

que el amor haya hecho su arribo,

ahora que estás aquí, tan vivo,

permíteme amarte con verdad,

bríndame esa posibilidad,

demostraré lo que significa amar,

perdona si te miro de un modo singular,

como nadie antes lo ha logrado,

pero te amo, y eso es incuestionable.

Nací para adorarte

Creo firmemente que,

nací para adorarte,

antes vagaba sin destino ni suerte,

más al encontrarte,

todo cobró sentido, de norte a sur,

soy para ti, mi amor es fuerte,

nací para adorarte,

descubrí el vivir, mi corazón abierto,

y ahora mi vida es por ti, mi bien,

si antes era un alma libre, incierto,

sin rumbo fijo o final terrenal,

ahora mi existencia tiene un nuevo despertar,

nací para adorarte, mi amor es inmortal.

El alma suspira

Aquí llegan, los versos alados,

con promesas y prosas doradas,

las palabras fluyen en rima,

oye cómo el alma suspira.

Pedirte

Mis manos tiemblan, no permitas que mi corazón se fracture en dos,

necesito confesarte, en un murmullo bajo: 

Te adoro, te amo con fervor desbordante,

te imploro, ven conmigo, entrelaza tu mano y avancemos adelante.

Perdámonos en un mundo nuestro, sin más testigos que el viento,

solo tú y yo, en un eterno y dulce momento.

Las noches frías

Las noches frías se tornan nostálgicas,

eternas en su vasto silenciar.

Si en mi mente tu imagen se despliega,

la soledad se vuelve inmensidad.

Ausente estás, y el mundo se hace infinito,

en cada rincón, amor, te voy hallando.

Amándote en la distancia y en el mito,

las noches sin ti son hielo y son quebranto.

Pienso, deseo, sueño, y te añoro,

a mi lado estás, en lazo compartido.

Unión misteriosa, fuerte como el oro,

que nos entrelaza, destino consentido.

Vayamos a donde el viento nos lleve,

encontrémonos donde las estrellas se unen.

Fusionados en alma, que el tiempo nos eleve,

noches nuestras, aquí y allá, donde tú estés.

Yo seré

Danzar y danzar bajo el manto pluvial, eternidad anhelada,

que el tiempo se desvanezca, como el astro al ocaso.

Luna que se esconde, tras nubes se abriga, no logra mostrarse, 

más yo seré tu sol y luna, en tu sonrisa reflejada.

Buscamos solo su aliento

Buscamos solo su aliento,

luchando contra el viento,

anhelando su beso ardiente,

oh mujer, eres resplandeciente.

Cuánto te quiero, mi bella flor,

siempre serás mi mayor amor,

mi tesoro más preciado,

con honor, por siempre guardado.

Por ti lucho, amada mía,

contra la corriente, día tras día,

y al que intente separarnos,

que en su conciencia caigan pesares amargos.

Lamentos y tormentos serán su manto,

mientras yo lucharé, firme y tanto,

hasta que en el fin de los tiempos me halle,

por nuestro amor que nunca falle.

Dulce ratito

¡Ay! Mi amorcito,

mi pequeño corazoncito,

se siente tan chiquitito,

cuando murmullas dulce y bajito.

Desde la distancia, mi cielito,

anhelo el brillo de tus ojitos,

ven, quédate un poquito,

tal vez me regales unos besitos.

¡Ay! Mi dulce amorcito,

mi amor por ti es infinito,

vamos, solo un momentito,

juntos en este dulce ratito.

Bajo el telón

Aquí y allá, un sonido de amor,

en cada rincón, en cada color.

Amor que en versos halla su voz,

y en el eco de un te quiero resonó.

Aquí y allá, el sentimiento aflora,

te amo en silencio, te amo ahora.

Desde el inicio hasta el final,

el amor persiste, inmortal.

Busca en cada esquina, bajo cada estrella,

amor encontrarás, en la tierra o en la huella.

Bajo el telón, se oculta la pasión,

sobre el balcón, palpita la emoción.

Mi amor no se esconde, no pide perdón,

quiéreme sin medida, sin condición.

Las campanas repican, pero no son,

es mi corazón que a ti entonó.

Aquí nace un deseo, fuerte y tenaz,

de verte una vez más, y nunca jamás.

Dame ese beso que el alma roza,

regálame una noche, una vida gozosa.

Aquí y por siempre, en secreto y a solas,

mis labios sellados, pero mi corazón expone.

Dame ese amor, el que no se compone,

del que necesito más, del que todo lo perdona.

Inmóvil

Inmóvil bajo tu encanto,

ni siquiera el viento logra,

acariciar tus cabellos dorados,

anhelo ser tu dueño amado,

guardián de tus sueños sagrados,

esclavo de tus ojos encantados,

seré ese pintor que a ti,

te transforma en musa divina,

de piedra a diamante pulido,

deseo ser tu amante querido.

¿Quieres saber?

Nada perdura eternamente,

ni tú, ni yo presentemente,

mas podemos intentar,

un secreto hay en la inmortalidad,

¿te animas a indagar?

Nada es perpetuo, todo se va,

los recuerdos pronto se esfumarán,

las palabras en piedra talladas,

a polvo se transformarán.

Todo se desvanece con el tiempo,

como visiones en el firmamento,

cuando el sol su rostro esconde,

y la noche su manto extiende.

¿Deseas conocer el secreto?

Yo también anhelo ese decreto.

Lo más seguro

¿Celoso?, al mirarte yo,

nadie te besa como lo hago yo.

¿Celoso?, al pensarte a ti,

nadie te sueña como lo hago aquí.

Te anhelo como al aire para respirar,

besarte, no deseo jamás cesar.

Hasta que el aliento me falte al final,

hallaré razones para continuar.

El amor puede esfumarse, puede huir,

más hallaré formas de más amor construir.

Y si mi amor llegara a fallecer,

seguro es que ya no habré de ser.

Ojos de zafiro

Contempla su belleza sin par,

ojos de zafiro que, al mirar,

roban el aliento, es verdad,

ninguna otra puede comparar.

Su hermosura hace inclinar,

ante ella, todo lo terrenal.

Ella es mi sol, mi despertar,

alegría que, al recordar,

llena mi vida, mi soñar,

hoy y siempre, ven a iluminar.

Como faro en la oscuridad,

alumbra las noches sin cesar.

Ojos de zafiro, sin igual,

tu aliento es mi vitalidad,

pensamientos a ti van a anclar,

tus suspiros, mi manjar,

y en los sueños, juntos a volar,

con el viento, sin final.

Desperté

Desperté entre lágrimas,

y tú no estabas allí,

otra vez me encontré,

solo una vez más,

y antes de volver,

a soñar contigo,

otra vez contigo,

me abracé y me mentí,

"Todo está bien, tú estás aquí",

cerré los ojos para dormir,

es verdad, es verdad,

tú estás, y no ceso de sonreír,

soy feliz, realmente feliz.

En la búsqueda

En la búsqueda del amor de una dama,

para deshacer este cosmos, encender la llama.

Con su pasión, el viejo mundo consumir,

y en su abrazo, un nuevo universo construir.

Hazme olvidar

Fallé en el amor, fracasé de nuevo,

dejé mi ser, sin más que un leve vuelo.

¿Será el temor lo que me aleja tanto?

Mis pensamientos me envuelven en llanto.

Recuerdo el dolor de amores idos,

lágrimas caen, por los sueños perdidos.

Corrí, me alejé, no quise verte sufrir,

tu llanto brotó, eso no era para ti.

Aquí estoy de nuevo, sin poder amar,

incomprendido en mi singular pesar.

Necesito escape de mi propia prisión,

sálvame con tu dulce compasión.

Anhelo que me ames con única pasión,

que seas el alivio a mi corazón.

Hazme olvidar el dolor que llevo en mí,

con un amor que cure y haga revivir.

Estoy seguro

Cuando en ti pienso, un suspiro escapa,

al escribirte, mi corazón relata,

con ojos cerrados, en sueños te abrazo,

al verte, mi mundo pierde su espacio,

y sin duda alguna, de ti estoy enamorado.

En abrazos envueltos

Buenas noches te deseo,

pues dormiré con anhelo,

de tus besos, tus caricias,

de narrarte fantasías.

En abrazos envueltos,

con pocos ropajes sueltos,

besos íntimos, profundos,

enlazados, puro gozo.

Convertidos en ladrones,

de pasiones sin razones,

robaremos a escondidas,

a nuestros corazones.

Dentro de mí

Te vi en mis sueños, tan claro, tan cierto,

Fingí una sonrisa, ocultando mi desacierto.

Dentro de mí, un tumulto, un grito callado,

A pedazos me deshacía, por dentro desolado.

Hasta el fin

¿Cómo va con esa dama,

de la que tanto has hablado?

Esa que a tus ojos inflama,

y al nombrarla, te deja encantado.

Tus ojos brillan, cambian de color,

tu aliento se altera al mencionar su amor.

Deberías verte, es un espectáculo veraz,

con la mano en el pecho, intentando calmar

el corazón que parece querer escapar.

Cuéntame si todo marcha bien,

si ella te trata con el mismo querer.

Y si al hablar de ti, ¿puede ser?

¿Se le ilumina el rostro también?

Ámala con toda tu pasión,

hazla sentir única en la creación.

Que cada día sepa su valor,

hasta el fin, con todo tu corazón.

Solo por una noche

Solo por una noche,

te enseñaré a amar, en un solo instante.

Sentirás el calor de un beso ardiente,

y en un abrazo sincero, el alma latente.

Así, al partir, en tu memoria persistiré,

anhelarás que por más tiempo me quede.

Tu mano en la mía, con miradas que atan,

rogarás que te muestre cómo se ama.

Nuestros labios se encontrarán una vez más,

una noche será suficiente, lo verás.

Entenderás el verdadero significado de amar,

dame solo una oportunidad, no me dejarás marchar.

Son esos momentos

Ignoro qué te sucede, otra vez ha ocurrido,

me he quedado mudo, sin nada que decir.

No fue real lo sentido, todo fue fingido,

una ilusión, un sueño del que despertar al fin.

No sabes lo que siento, ni podrás entenderlo,

es un enigma profundo, perdido en el confín.

Son esos momentos, una canción repitiendo,

imaginando lo que pudo ser, en un eterno quizás.

Decisiones al azar, sin rumbo, sin sentido,

soluciones al océano lanzamos, sin mirar atrás.

Sentados frente al crepúsculo, en silencio, perdidos,

tu nombre en mis labios, hasta que la noche caerá.

Alzamos la vista al cielo, el mismo que nos unió,

testigo de nuestra historia, conocedor de la verdad.

Le suplicamos, le imploramos, en un vano esfuerzo,

más él solo observa, inmutable en su eternidad.

¿Soy yo tu elegido?

Oh, ¿puedes amarme, así, a mí?

¿Es posible tal emoción?

Esperé a alguien como tú, sin fin,

y ahora que estás, cuestiono la razón.

No sé si lo nuestro es verdad,

mi corazón se entrega sin dificultad,

pero, ¿acaso tú sientes igualdad?

Tu nombre junto al mío está escrito,

permíteme amarte con todo infinito,

mas ignoro si mi amor es correspondido,

si hubo alguien como yo, en tu destino bendito,

dime, ¿soy yo tu elegido?

Y si no es así, por favor, házmelo saber,

permite que mi corazón se pueda mover,

a un lugar donde finalmente pueda crecer.

Este anhelo final

Ignoro cuánto tiempo nos queda para acabar lo que un día comenzamos, hoy en mis sueños de nuevo apareciste, tormentoso y despiadado te has mostrado ante mí.

En este universo de realidades sin fin, fue aquí donde te encontré, la llave para apaciguar mi alma la tengo, en mi mente te resguardo, solo debo alcanzar ese lugar y ocultarte en el abismo de mi ser.

El aleteo de las aves que en lo alto surcan, señal de tu cercanía me dan, a la diestra el edén, a la siniestra el averno, el sendero es lo de menos, pues sin ti, cualquier rumbo es igual de desolador.

Entiende, por favor, este anhelo final, culminar aquello que juntos empezamos.

El otro día al hablar

El otro día al hablar, las puertas del cielo contigo se abrieron,

decía la verdad, ¿no es acaso increíble?

El inmenso poder que tienes, lo haces posible,

mas no te inquietes, aún ignoras este secreto,

te lo confieso en silencio, desde la distancia te lo cuento,

hablando en murmullos, como si sintieras lo que llevo dentro.

Creo que, al mirarme, deseas ser la primera en romper el silencio,

sí supieras que lo mismo anhelo, no sé si es orgullo o es miedo,

una mezcla de ambos que me tiene en vilo,

mas disimulo estar tranquilo, como si nada necesitara,

tanto que hasta yo me engaño, y de ti me olvido,

pero al verte, ¡ah, aquí vamos de nuevo!

Esperando, soñando despierto, frente a ti me encuentro.

Sé que te voy a perder, no sé cuándo sucederá,

pero admito, en eso siempre he sido hábil, ¿me dejarás?

Quizás sí, la vida es un torbellino de sorpresas,

pero deseo, y no lo oculto, que, en esos giros,

el destino me guíe de nuevo a tu lado.

La respuesta es simple

¿Quién habría pensado en crear un universo desde cero? ¿Quién se atrevería a tal hazaña? No es tarea sencilla; por ello, fueron necesarios millones de años para comprender el mundo que hoy nos parece tan ordinario. Pero si fuéramos a crear uno, ni la inteligencia ni la moralidad que poseemos serían suficientes para establecer las leyes que lo gobernarían. Sería apenas una visión efímera, insignificante, incapaz de igualar la complejidad de una cuerda en vibración.

La humanidad ha intentado forjar nuevos mundos a través de la literatura, el cine, la pintura y otros medios, pero estos siempre resultan ser meras réplicas del mundo en el que vivimos. Hemos creado dioses, pero incluso estos se revelan inferiores, desvaneciéndose cuando enfrentan las preguntas adecuadas. Sin embargo, es lo más cercano que hemos llegado a comprender cómo crear un nuevo mundo o cómo se comportaría un ser supremo.

Tal vez por eso, reyes y sacerdotes se conformaron con lo terrenal, evitando asumir roles divinos y sujetándose a las leyes ya existentes. Nadie asume el papel de un dios, dada la abrumadora responsabilidad que implica: ser todo y estar en todas partes.

¿Por qué estamos aquí? Somos el resultado de eventos aleatorios; nuestra existencia es apenas un parpadeo para un ser inmortal. En un “tiempo” sin principio ni fin, es fácil lanzar letras al aire y esperar que formen una novela. Por la misma razón, si tomo carbono, helio, azufre, etc., y los disperso en el cosmos, eventualmente formarán algo. Puede que al principio no suceda, pero con un “tiempo” indefinido, tarde o temprano surgirá algo: explosiones, galaxias, estrellas, planetas y vida.

Si tuviéramos un botón para reiniciar la historia conocida, ¿seríamos egoístas al usarlo para cambiar las cosas a nuestro favor? ¿Sería justo? Soñamos con la idea de alterar el pasado, preguntándonos qué habría ocurrido si hubiéramos dicho o hecho algo diferente. Pero no nos percatamos de que incluso las acciones más pequeñas desencadenan reacciones en cadena. Un suspiro, una mirada, un gesto, pueden cambiar el curso del mundo.

Si tuviera la oportunidad de reiniciar el universo, ¿por qué no lo haría?

La respuesta es simple: ya lo he hecho.