16 marzo 2015

Palabras

En el amor, un misterio, eterno y sin fin,
no se esfuma, ni se pierde, ni es sutil.
Una epifanía que en el alma se anida,
por limerencia, mi ser se siente atraído.

Serendipia me llevó a su luz celestial,
inefable, indescriptible, sin igual.
Su voz dulce, como un suave arrullo,
me transporta, sonámbulo, a un mundo suyo.

En un lugar donde el arrebol se despliega,
la iridiscencia y la luminiscencia juegan.
Es allí donde las palabras fluyen con gracia,
y mi corazón, con elocuencia, su amor traza.

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