27 febrero 2012

Se nota que la amo

Se nota que la amo,
sí, se nota que la amas,
¿por qué no decírselo entonces?
Estás esperando el momento,
¿cuándo llegará eso?

Creo que ella también te ama,
pero el tiempo aún no es hoy,
tan extraños son los caminos del amor.

Hace tiempo que no se ven,
y aún se aman como el primer día.

No tiene caso intentar olvidarte,
es un pretexto para mantenerte presente,
ahora y siempre en mi mente.

Yo no lo entendía,
pero comprendí que el tiempo algún día
te da la razón, te da claridad.

Se nota que la amo,
ella me sigue inspirando,
sigue siendo el sueño de mi realidad,
pero ahora estoy despierto, amando su verdad.

25 febrero 2012

Permíteme soñar contigo

Permíteme soñar contigo,
inspirarme en musas, dejarme llevar,
quieres ser tú mi única razón,
mi perpetuo anhelo por crear.

Si tan solo por este día,
pudiera tenerte aquí,
volaría hasta la luna sin demora,
un momento allí me detendría,
y en su gris superficie un corazón trazaría,
para que desde nuestro mundo tu mirada lo explorara.

¿Qué vamos a hacer?
Lo más tangible que puedo ofrecer,
son palabras de amor en un lienzo,
inspiradas por alguien como tú, mi bien.

Se habla tanto de amores,
yo los he sentido en cada verso,
tan vivos, tan ardientes,
los plasman aquellos que aman sin reverso,
y si así escribo yo,
es porque mi corazón está prendido, inmerso.

Déjame que en ti me inspire,
algo grandioso de ello nacerá,
lo que tengo por seguro,
es que será una joya, un destello sin par.

No me detengas

En esta vida, mi única compañera,
donde las decisiones son estrellas fugaces,
me encuentro al borde, al filo de la espera,
con lágrimas que brotan, dulces y tenaces.

Detener el tiempo quisiera,
mas la vida fluye, indomable y veloz,
en su corriente me pierdo, me desespera,
la razón se desvanece, y con ella mi voz.

Aunque multitudes me cercan,
la soledad es mi sombra fiel,
una vida, un millar de sendas,
y en cada elección, un papel.

Mi camino buscaré, mi destino forjaré,
nadie me preparó para este vuelo sin red,
la sencillez es un mito, la complejidad es ley,
pero es mi batalla, y no cederé.

Así que déjame ser, déjame ir,
en mi viaje personal, déjame descubrir.
Aquí estoy, firme en mi intentar,
no me detengas, déjame volar.

Corazón solitario

No volverá, tal vez se le olvidó,
que hay un joven en el lago esperando,
mientras observa el cielo reflejado,
suspira por ella, en soledad llorando.

Bajo el ciclo eterno de las estaciones,
las nubes se transforman, las flores se desvanecen,
pero el tiempo, implacable, no concede pausas,
y la vida, en su danza, jamás se detiene.

A donde quiera que vaya, el cielo se extiende,
siempre presente, arriba, vasto y profundo.
¿Qué haces, joven? Ella no volverá,
pero si así lo deseas, espera, solo espera.

Nadie puede obligarte a cambiar,
nada puede frenar tu esperanza,
ni la fe que albergas, joven enamorado,
en tu corazón solitario, donde el amor no se cansa.

23 febrero 2012

Se entrelazan y confunden

Las ideas en mi mente,
no son tan claras,
se entrelazan y confunden,
¿qué haré ahora?

Si falta el interés,
¿qué podré yo contestar?
Si no surgen las preguntas,
en silencio he de esperar.

Al marcharme

Al partir, cuando mi ser se evapore,
ya no podré en este viaje mirarte.
Deseo ser el primero en la cumbre,
para las lágrimas de la vida esquivar.

Ante el adiós,
mi egoísmo no puedo ocultar, mas,
¿qué senda seguir cuando el alma titubea?

Pensando en ti, ¿qué será cuando me vaya?
No quiero dejarte en pena y soledad.
Aquí mi promesa, te escribiré en secreto,
misivas serán, herencia de mi sinceridad.

Cartas sin fin, mi cariño inmortalizado,
serán tu alivio cuando me haya alejado.
Con fechas señaladas para su lectura,
en tus días, mi esencia perdurará.

16 febrero 2012

Creo firmemente

Me hago la promesa,
que mi corazón, de penas, se alejará,
Creo firmemente y tú lo sabes ya,
que así se preserva un amor, con delicadeza.
No hay que insistir en la memoria con destreza,
porque al forzarla, se puede lastimar.

Confío en que lo entenderás,
es un desafío, en verdad.
Aunque te amo sin igual,
sé que no volverás, es la realidad.
Aunque ore y en ti piense,
eso no hará que vuelvas, es la sentencia.

Intento ser feliz y lo logro con certeza,
recuerdo cuando no sabía de tu belleza.
Quizás algún día, esos tiempos a mí regresen.

De alguna forma, parece,
que aún me amas en secreto,
pero guardas ese amor, por temor, discreto.
Quizá solo busco pretextos,
para continuar amándote, sin pretextos.

Pregunto cómo estás,
y lo único que sé,
es que dicen que estás bien.
Es suficiente para mí,
saber que aún estás allí,
imaginando que eres feliz,
y que piensas que nada sucedió aquí.

Olvidaste que nos amamos,
quiero decirte que duele.
Pero como lo dije antes,
me prometo a mí mismo,
que mi corazón quedará intacto.

14 febrero 2012

Prestemos atención

Escucha, déjame decirte que en tus ojos encuentro ciudades desconocidas, y sí, me he perdido en ellas. ¿Te atreverías a explorarlas conmigo? Naveguemos entre calles y avenidas, mientras mi voz narra cuentos solo para ti. Te propongo un viaje sin destino y, tal vez, si el crepúsculo nos favorece, te sorprenda con un poema. No escondas tu sonrisa, sabemos que es el mapa que ambos deseamos seguir.

Mira, allí un parque nos llama a soñar. ¿Qué sensaciones te despierta la noche? No me digas que es una más, no te creo. Mira lo que he conjurado para ti. Y de la nada, un ramo de flores surge, adornado con un lazo que lleva tu nombre inscrito.

Con un truco de ilusionista, para que tus pensamientos no lo advirtieran, mientras te sumergías en un mar de melodías, buscaba yo un libro que fuera único, pero ninguno me convenció, así que decidí crear una sorpresa. Yo mismo escribí uno.

Ven, acompáñame, hay algo que deseo mostrarte. Cierra los ojos y, al abrirlos, dime si reconoces lo que ves. Esto, que ahora observas, es mi corazón. Y tú, ¿qué escondes ahí? Sin demora, revelas que también tienes un corazón, y afirmas que es el tuyo.

Los intercambiamos y los contemplamos, como si fueran el tesoro más precioso del mundo.

Silencio, damas y caballeros, aquí presenciamos a dos almas enamoradas, portadoras de una historia de amor. Prestemos atención y descubramos juntos cuál será su final.

Hace ya un año

Hace ya un año,
declaraste tu amor tan sano,
y yo, en un acto insano,
te dejé con un frío adiós, tan inhumano.

Perdona mi error, te imploro,
si amarme fue tu tesoro,
ahora en mi pecho un dolor devoro,
viviendo en un lamento sonoro.

Tú, en cambio, con nobleza,
aceptaste mi torpeza,
y partiste con firmeza,
dejando atrás mi tristeza.

Desde entonces, cada año recuerdo,
que tu amor fue sincero y tierno,
y yo, como un necio moderno,
te dije adiós, en un invierno eterno.

A menudo me cuestiono,
qué sería de nuestro encuentro,
si no hubiera sido tan tonto,
si no te hubiera dicho adiós, tan pronto.

12 febrero 2012

Amor de mi vida

Amor de mi vida, ¿dónde estarás?
aquí sigo esperando, no me hagas suspirar,
no dejes que la desesperación me pueda abrazar,
ven pronto, amor, no te demores más.

No puedo prometer eternidad en este lugar,
la inmortalidad no es parte de mi andar,
amor de mi existir, no tardes en llegar,
la vida es un suspiro, ven antes de expirar.

Lágrimas quiero evitar,
la esperanza no deseo abandonar,
envíame una señal, un simple parpadear,
que anuncie tu venida, que me harás vibrar.

Amor de mi alma, por ti voy a esperar,
pero el tiempo apremia, no puedes demorar,
recuerda que el destino puede girar,
y la vida, como un hilo, se puede cortar.

11 febrero 2012

En el teatro del mundo

En el teatro del mundo, un acto singular,
donde cada quien pretende el otro cambiar,
mas olvidan que la obra empieza en su interior,
en el silencio de su propio corazón.

Proclaman verdades, elevan su voz,
"¡Haz esto!", exclaman, sin ver dentro de nosotros.
Mas la moral es un espejo de doble faz,
que juzga al prójimo, pero se olvida de la paz.

Todos miran, todos creen saber,
juzgan al mundo, sin su alma comprender.
Mas en la introspección, hay una verdad negada,
que también nosotros portamos una mirada cansada.

Si anhelas transformar la vasta creación,
comienza por ti, con una simple acción.
El cambio es un eco que en ti debe resonar,
para que el mundo pueda, al fin, despertar.

Preguntas con respuestas

¿Qué pasó después? No lo sé con certeza,
solo que su alegría fue pura y sin tristeza,
una historia única, de singular belleza,
diferente a todas, llena de grandeza.

¿Cómo son las estrellas? Maravillas celestiales,
misteriosas luces, destellos especiales,
que iluminan tus ojos, tan vitales,
en tu rostro hermoso, son señales.

¿A dónde anhelaba ir? Solo ella lo sabía,
hablaba del cosmos, de la galaxia fría,
soñaba con viajar al espacio algún día,
en la infinitud, encontrar su alegría.

¿Cuál era su sueño? Eso no lo sé,
la observaba sentada, en su serenidad,
contemplando el cielo, su vastedad, su ley,
en el firmamento, su mirada se perdía.

En el abismo del ser

En el abismo del ser, donde el eco se pierde,
donde las sombras danzan y la luz se esconde,
busco en el vacío un significado, un desafío,
algo que, en el vasto silencio, eternamente resonará.

Cuento historias al viento, murmullos en la nada,
en páginas en blanco, mi alma se desgrana,
¿Merece la pluma escribir si la mente está vacía?
¿Si la tinta se desvanece y la voz se apaga?

Cerraré los ojos, dejaré que el mundo gire,
en este rincón olvidado, donde nadie se asoma,
solo yo y mi reflejo, en el espejo que mire,
encontrando en el silencio la última palabra.

Escucha bien

Escucha bien lo que voy a decir,
creerme o no, eso lo dejo en ti,
dame solo una oportunidad,
dime, dime, dime, ¿qué será?

Caminé bajo la lluvia, sin cesar,
sobre el sendero húmedo, sin dudar,
junto a los árboles de altura sin par,
en la ruta que a tu corazón ha de llegar.

Déjame soñar una vez más,
no me interrumpas, no despiertes jamás,
con los ojos cerrados déjame estar,
sin ti a mi lado, no quiero la realidad enfrentar.

Anhelo sentir tus labios, amor,
muérdeme con pasión, sin temor,
toma mi mano, no me dejes ir,
no quiero morir, no sin antes sentir.

Escucha bien lo que voy a decir,
te amo, es un hecho, no puedo mentir,
dime, dime, dime, ¿qué sentirás?
Mi corazón ya no puede esperar más.

Escucha bien lo que voy a decir,
te amo, es mi verdad, no puedo huir,
eres un sueño hecho realidad,
en mi libertad, tu amor es mi ciudad.

Déjame conocer tus pensamientos,
¿serás la musa o el fin de mis lamentos?
No lo creo, no, no puede ser,
porque en tu amor, he encontrado mi ser.

10 febrero 2012

Con la brisa que acaricia suave

Cuando llueve desde el cielo,
el tiempo se detiene, se vuelve bello,
y se transforma en un recuerdo,
una imagen pura, sin desenfreno.

Con la brisa que acaricia suave,
te envuelve, como a la flor más noble,
quiero contarte, en esta historia de amor,
donde tú me besas, y me amas, con fervor.

Será tan cálido ese preciso instante,
que el frío no nos tocará, será distante,
oh no, en tu abrazo siempre constante,
y que el frío jamás sea mi amante.

Momento romántico y estelar,
donde ambos, sin dudar,
somos héroes en este mar de amor,
donde juntos brillamos con mayor fulgor.

09 febrero 2012

Me duele el no saber quién eres

Me duele el no saber quién eres,
de ti, no recuerdo nada,
ignoro tu esencia, tu ser,
busco en mi mente, pero no hay imagen,
ningún recuerdo tuyo que pueda hallar.

Perdona, para mí eres una desconocida,
el tiempo ha pasado,
quizás tú me conozcas,
pero yo, con tristeza,
te diré:
"¿Quién es usted?",
espero no te ofendas.

Sucede que tal vez,
en algún daño pasado,
te encerré en mi corazón y no dejé que salieras.

Mas si ese no es el caso,
con gusto, nos presentaremos.

Hola, soy aquel,
que sin querer te olvidó.
Oh, disculpa, por favor.
¿Y tú quién eres?
Encantado de conocerte.

Observo tu rostro, aún desconocido,
mientras intento descubrir quién eres,
y no logro entenderlo,
escucho que hablas sobre mí,
pero no recuerdo haberte visto allí.

Hablo, pero mis palabras se sienten vacías,
no encuentro qué decir,
de repente, escucho tus palabras,
bajo la mirada,
me giro para verte,
y me alejo, sin más que añadir.

Quizás era mejor,
no haberte recordado,
mi herida,
se ha vuelto a abrir.

06 febrero 2012

La princesa y el profesor

La Princesa de los Compuestos y el Laberinto de Sombras

En un reino de reflejos y quimeras, la princesa C8H11N habitaba, prisionera de un espejo que, cual joya, se erguía en el corazón de un laberinto. Este no era un laberinto común, pues sus pasillos y encrucijadas estaban custodiados por un dragón de sombras, una criatura que se deslizaba por las paredes como aceite sobre agua, cazando las sombras de aquellos que osaban entrar.

La princesa, con dedos de alquimista, tejía mantas que eran más que simples tejidos; eran lienzos donde bordaba paisajes y personajes, narrando en hilos su anhelo de libertad.

La leyenda decía que, para liberarla, uno debía llevar las aguas de lágrimas al laberinto, extinguir noventa y nueve antorchas ocultas y vencer al dragón de sombras clavándole una vela encendida en el pecho. Solo entonces, el laberinto se disolvería, el espejo capturaría la luz del sol y la princesa sería libre.

El profesor Epilef T23, un hombre de ciencia y misterios había leído sobre esta leyenda en diarios de antaño. Muchos habían intentado el rescate, todos habían fracasado. Pero Epilef, en su pizarra, trazó un plan que creyó infalible. Viajó a la India en busca de los místicos pollos explosivos, una creación de un sabio indio que combinaba aves con artefactos de destrucción.

La Odisea de Epilef y las Gallinas Explosivas

Con miles de gallinas-bomba vacías, el profesor Epilef T23 se dirigió a un campamento cercano al laberinto. Su siguiente hazaña lo llevó a las colinas cercanas al cielo en China, donde, entre nubes caprichosas, recogió las aguas de lágrimas en cantidades preciadas.

De regreso, con las aguas de lágrimas en su poder, Epilef repasó su plan, una estrategia que brillaba con la certeza del éxito. Con sumo cuidado, vertió las lágrimas en las gallinas inquietas, evitando a toda costa que el miedo las hiciera detonar prematuramente.

Armado con su escopeta de mechas y revólveres de velas, Epilef se adentró en el laberinto. Las gallinas-bomba, impulsadas por un instinto desconocido, se dispersaron por los corredores, llenando cada rincón con su presencia volátil.

El Desafío del Dragón de Sombras

El profesor Epilef T23, con un coraje que desafiaba a la misma oscuridad, llamó al dragón de sombras, instándolo a revelarse. El dragón, una masa creciente de oscuridad, emergió para enfrentar al intruso, deslizándose por las paredes con una gracia mortífera.

Las gallinas, ignoradas por la bestia, se convirtieron en espectadoras involuntarias de la confrontación. “Aquí estoy, dragón sombra, listo para acabar contigo”, proclamó Epilef, mientras la cámara se iluminaba con las velas disparadas, cada una un faro de esperanza en la penumbra.

La batalla se intensificó, y el profesor maniobraba sus armas con destreza, evitando que su propia sombra fuera tocada por la criatura. El estruendo de la lucha resonaba por todo el laberinto, y las gallinas, agitadas por el ruido, se volvían cada vez más inquietas.

El Final de una Leyenda

La princesa C8H11N, sintiendo las vibraciones del combate, dejó de bordar y se aferró a la esperanza. Las balas-velas escaseaban, y en un momento de quietud, Epilef decidió que era hora de activar las gallinas-bomba. Su provocación desató la furia del dragón sombra, cuyo rugido resonó más allá del laberinto, sacudiendo el bosque.

El terror de las explosiones inició una reacción en cadena, liberando las aguas de lágrimas que extinguieron las antorchas y debilitaron al dragón. Con un disparo certero, Epilef selló el destino de la bestia, y el laberinto se desmoronó, elevándose hacia el cielo para desvanecerse como nubes.

En el lugar del laberinto, solo quedó un campo verde y un espejo transformado en puerta. La princesa C8H11N emergió, deslumbrada por la luz del sol, mientras la puerta caía, fragmentándose en rosas.

El profesor, exhausto, fue abrazado por la princesa en agradecimiento. Pero la batalla había cobrado su precio, y en un silencio que inundó el bosque, Epilef T23 cerró los ojos por última vez.

Cien años después, la estatua del profesor aún señala el lugar donde una vez estuvo el laberinto. A sus pies, las gallinas que lo acompañaron en su batalla. En la universidad, una carta manuscrita del profesor y una manta bordada con inigualable detalle son testimonios de una aventura que terminó en sacrificio y leyenda.

01 febrero 2012

La muñequita

En el estrecho sendero de un mercado, me encontraba yo, sumergido en el colorido y las formas caprichosas de los artefactos que allí se vendían. El ambiente, bañado en tonos sepia, parecía una fotografía antigua. Observaba los cuadros, los telescopios, las plantas mecánicas y las carnívoras, cuando mi atención fue capturada por un mercader de muñecas de trapo.

Las muñequitas sonreían a los transeúntes, saludándolos con una mano alzada en un gesto de alegría inocente. Muchos se detenían, atraídos por la promesa de una sonrisa perpetua, y las muñecas, al ser tomadas, celebraban con movimientos lentos y delicados su nueva compañía. Eran criaturas preciosas, con pieles de diversos colores, ojos de botones brillantes, cabellos de lana y vestidos de manta con flores bordadas.

Pero entre ellas, una se encontraba sola, arrumbada en un rincón. Me acerqué con cautela, descubriendo su timidez. Al levantarla, comprendí su retiro: le faltaba un ojo de botón, su manita izquierda era diminuta, escaso el cabello de lana en su cabeza, ausente una piernita, y su vestido, desgarrado y empolvado.

Le sonreí, convencido de que, si había de elegir una muñeca, sería ella, sin duda. Saqué mis monedas de oro, dispuesto a pagar lo que fuera por tan singular tesoro. El vendedor, entre risas, intentó persuadirme con otras muñecas, pero ninguna me convenció. Insistí en mi elección hasta que, cansado, accedió a aceptar el precio habitual.

De regreso a casa, pensaba en el lugar perfecto para ella. ¿Entre los libros de ciencia, quizás? ¿O sobre la chimenea, para resguardarla del frío? No estaba seguro, pero sabía que estaría contenta.

Al encontrarme con una amiga en el camino, su sorpresa fue evidente al ver la muñeca de trapo en mis brazos. Antes de que pudiera preguntar, sus palabras brotaron, marcadas por la decepción: “Está muy fea”, dijo, pensando que mi intención era desecharla. Con calma, le expliqué que se trataba de una muñeca especial, diferente a las demás, y que precisamente por eso la había adquirido.

Llegué a mi hogar, donde la muñeca ya había encontrado su lugar entre los libros y los relojes, siempre con una sonrisa que reflejaba su felicidad por ser valorada en su singularidad.

El tiempo pasó, y la muñeca de trapo se convirtió en testigo silencioso de un amor que florecía. Mi amiga y yo nos casamos, y la muñeca, ahora parte de nuestra familia, presenciaba cómo nuestros hijos crecían y jugaban a su alrededor. A menudo, ellos nos preguntaban sobre nuestra historia de amor, y yo, con una sonrisa, les señalaba a la muñeca, la más hermosa del mundo, y cerraba los ojos para recordar.

La muñeca de trapo, ahora en su nuevo hogar, se convirtió en el centro de un cálido universo familiar. Mis hijos, con ojos curiosos, a menudo nos interrogaban sobre el origen de nuestro amor. La respuesta siempre estaba allí, en la estantería, entre los libros y los recuerdos: la muñeca de trapo, la más hermosa del mundo.

Era ella, con su sonrisa inclinada y su vestido de retazos, quien había tejido los hilos de nuestra historia. Cada vez que mi amiga, ahora mi esposa, insistía en llevarse a la muñeca para vestirla con nuevos atuendos, era un recordatorio de que lo imperfecto puede ser perfecto a su manera.

Y así, la muñeca de trapo vivía sus días, alternando entre los libros de ciencia y los relojes colgantes, siempre con una sonrisa de felicidad. Porque había comprendido, al fin, lo especial que era y cuánto amor había a su alrededor. Era, sin duda, la muñeca más bonita y querida de la casa.