28 junio 2011

Paraguas

Adiós, paraguas, llevado por el viento,
solo observé, sin poder hacer nada,
mientras la lluvia me empapaba,
y por tu partida repentina, lloraba.

Bajo un árbol busqué refugio,
abrazándome a mí mismo en el frío,
mis labios temblaban sin tu abrigo,
y la lluvia era mi único testigo.

Adiós, paraguas, el viento te ha vencido,
arrancándote de mis manos, has partido,
sin despedirte, en la lluvia has desaparecido,
y yo, solo, en el aguacero he quedado.

Los charcos en las calles se agitan,
se lanzan contra mí como ráfagas,
mi cuerpo desprotegido se estremece,
en el frío que penetra y no cede.

Adiós, paraguas, en la adversidad te has ido,
en el momento más necesario has partido,
me dejaste esperando, solo y abatido,
a que el sol, una vez más, haya salido.

Buen viaje, paraguas, en tu vuelo errante,
ojalá encuentres manos que te agarren,
que te sostengan fuerte y constante,
para que el viento no te arrebate, nuevamente.

Ayer fue solo ayer

Ayer fue solo ayer,
cuando el amor brotó, un tierno florecer,
sabíamos que el destino nos haría caer,
desde ese primer encuentro, pude ver,
en el amor a primera vista, me dejé envolver.

Historias de cuentos, en verdad convertimos,
donde dos almas se hallan, sin azar, decidimos,
se miran, el tiempo detienen, y así permitimos,
que el dedo en el renglón deslice, y descubrimos,
que hay más relatos en el alma, que aún no escribimos.

Ayer fue solo ayer,
cuando nos entregamos el segundo beso, con placer,
porque el primero fue tan sublime, tan memorable,
que aún vibra en mi mente, dulce e inolvidable.

Te escribí versos con el alfabeto de tu esencia,
tejí un cuento corto, con la luz de la aurora, clemencia,
la crónica de una princesa, en mi mente, su presencia,
quizá el hilo se me escapa, pero con paciencia,
preveo un final feliz, lleno de tu esencia.

Ayer fue solo ayer,
cuando te pregunté, con temor, sin querer,
"¿Es esto el final?", y con un suspiro, dijiste "sí",
y partiste, dejándome en anhelo, sin ti.

Hoy soñé algo curioso, el fin de una melodía,
y el locutor anunció: "Ayer fue ayer", con alegría.
Me levanté con ganas de escribir, con euforia,
palabras danzaban en mi mente, quería darles gloria.
No será lo mejor del mundo, pero es mi historia.

Ayer fue ayer,
Cuando la detuve, sin saber qué hacer,
La música sonaba, sin intención de detener,
Pero allí estaba, y no pude contener.

Casi tropezamos,
Ella preguntó cómo estaba,
"Estoy bien", respondí,
"Ella también", dijo, y sonreí.

Charlamos un rato,
Sin buscar nada más,
Pero todo fluyó tan natural,
Que sin planear, nos besamos al final.

Ayer fue ayer,
Cuando nos enamoramos, sin más que hacer,
Sin esperar nada, solo dejarnos envolver,
Nos llenamos de cariño, difícil de comprender.

27 junio 2011

Intento decirte

Llueve sin cesar hace días,
y sin ti, solo observo las gotas caer,
dudo que vuelvas a mi lado, más bien,
solo anhelo que la vida nos sonría a los dos, amén.
Por más que mi amor te confiese,
más alto el muro entre nosotros crece,
ese que nos separa, más y más, sin tregua ni paz.

Intento decirte que contigo quiero estar,
pero te alejas, cada vez más y más,
parece que mis actos no logran demostrar,
que todo lo que hice, fue por un amor sin igual.

No estoy triste, he de confesar,
pues descubrí la fuerza de mi amar,
si hoy debo partir, me iré en paz,
satisfecho de haber amado, de verdad,
a alguien tan especial como tú, sin igual.

Pero no me hallo en completa felicidad,
porque más quería darte, sin cesar,
y no siento que me dejes probar,
que puedo amarte más, sin limitar,
mientras esa pared sigue creciendo, sin parar.

Recuerda que, en mi interior,
en un cofre resguardado con amor,
los recuerdos y promesas vivirán,
por si decides volver, ahí estarán.

No logro dormir, cuento los días pasar,
qué iluso soy, esperando una señal,
que parece no llegará, en esta soledad.

Sé que te amé como a nadie jamás,
e hice tanto para que pudieras notar,
que mi amor era sincero, sin falsedad.

A orillas del río

A orillas del río, en soledad,
con un libro de bolsillo, mi realidad,
melancólico repaso cada página, cada edad,
y leo las palabras que dicta la verdad.

Y yo, al final de mis días aquí,
confesándome, arrepintiéndome, así,
despidiéndome de los recuerdos, allí,
que me atan a este mundo, sin ti,
los que en mi mente se clavan, sin fin.

Y yo, contando los últimos segundos, sin parar,
antes de medianoche, listo para saltar,
para despejar al mundo, sin dudar,
de otro soñador moribundo, sin lugar,
que intentó conquistar sueños, sin lograr.

Y yo, seguiré viendo el vacío, sin cesar,
dudando si hacer el bien, es avanzar,
dar el paso, o simplemente esperar,
que mi último pedazo humano, pueda volar.

25 junio 2011

Lápiz azul

En la penumbra de su estudio, el arqueólogo Gerns delineaba los contornos de un sueño antiguo: la búsqueda de los "lápices azules", perlas de un azul profundo y misterioso, cuyo origen se perdía en los pliegues del tiempo. Estas gemas, compuestas de una materia desconocida y ajena a este mundo, habían sido objeto de sus estudios universitarios, pero nunca había tenido el privilegio de contemplar una con sus propios ojos. Su anhelo era desentrañar su enigma y ser el primero en revelar su procedencia.

Su viaje lo llevó a bordo de una torre de ladrillos rojizos, montada sobre una araña mecánica de hierro y vapor, un leviatán de la era industrial que se desplazaba con la gracia de un ballet mecánico. Gerns, convencido de que las aguas del mundo ocultaban las claves de su búsqueda, navegaba incansablemente por ríos, lagos y mares. De día y de noche, tomaba el timón o confiaba en el piloto automático, mientras escudriñaba el horizonte con su telescopio, en busca de alguna señal o, en el mejor de los casos, de un lápiz azul.

Tras innumerables jornadas sin éxito, Gerns se detuvo a descansar junto al mar, donde el té humeante le ofrecía un breve consuelo. Su mirada se posó en una sirena, Aelila, cuya presencia en la roca distante no le sorprendió. Ella, sintiendo la curiosidad en su mirada, se zambulló en las aguas y se aproximó, más movida por la curiosidad que por la necesidad de compañía.

Entre sorbos de té que se olvidaban y palabras que fluían como ríos, Gerns compartió con Aelila su obsesiva búsqueda. La sirena escuchó atenta, y sin pronunciar palabra, decidió unirse a su odisea. Así, él desde su torre y ella desde el agua, emprendieron juntos la búsqueda de los lápices azules, convencidos de que la unión de sus mundos sería la clave del éxito.

Con el paso de los años, una conexión profunda y compleja fue tejiendo sus destinos. La amistad dio paso a un sentimiento más intenso, aunque la diferencia de sus esencias les impedía cruzar ciertos umbrales. Gerns, marcado por el inexorable paso del tiempo, yacía ahora en la hierba, junto al río, sin fuerzas para continuar. Aelila, inmutable en su juventud eterna, permanecía a su lado.

"Estoy viejo, Aelila. Déjame aquí y continúa sin mí", susurró Gerns, resignado a esperar el final. "No fracasé, porque encontré algo más valioso que cualquier lápiz azul". Las lágrimas de Aelila brotaron, revelando por primera vez su verdadera naturaleza: lágrimas de lápiz azul, redondas y perfectas. "Lo hemos logrado", exclamó Gerns con una sonrisa. En ese instante, comprendieron que el origen de las perlas no era otro que el amor y la tristeza de una sirena.

Aelila, con el corazón roto, cerró la mano de Gerns sobre su último descubrimiento. Al abrirla de nuevo, encontró su mano vacía y los ojos del arqueólogo cerrados para siempre. Entre sollozos, arrastró su cuerpo hacia el abismo marino, donde ambos desaparecieron, dejando tras de sí solo el eco de su leyenda y los lápices azules perdidos en la inmensidad del océano.

Señales celestiales

¿Fue acaso el destino o mera coincidencia,
aquel último día, nuestra despedida silente?
Una nube con forma de corazón se ofrecía,
la ignoramos, ciegos a su mensaje evidente.

Señales celestiales, sutiles y divinas,
bajamos la mirada, eludimos el encuentro.
Palabras no dijimos, en nuestros ojos se leía,
nos miramos, y enseguida, nos perdimos en el viento.

Ahora en la soledad, reflexiono en el silencio,
comprendo la magnitud de lo que ambos perdimos.
Nos aferramos, obstinados, a escribir un final,
cuando ni siquiera el prólogo habíamos vivido.

Siento que asesinamos un futuro prometedor,
tantas vivencias juntos, ahora solo un sueño.
Ignoramos las señales que el cielo nos brindó,
y nos empeñamos en forjar un adiós prematuro.

Ahora que la soledad es nuestra única compañía,
lo único certero, en la distancia, es nuestro amor.
Una extraña historia de amor, inacabada y perdida,
dos almas que se aman, separadas sin razón.

La escalera de papel

Aquí me hallo, en la base, mirando hacia el cielo,
prometo ascender, llegar a tu lado es lo que anhelo.
Solo cuando complete esta obra de paciencia y esmero,
la escalera de papel, mi camino al firmamento entero.

Con el viejo diario, testigo de nuestro amor sincero,
que juntos escribimos, en él encuentro mi sendero.
Cada página, un recuerdo, cada línea, un te quiero,
las tomo, las leo, y en la escalera, las coloco primero.

Los recuerdos son fuertes, como cimientos de acero,
me impulsan a elevarme, a dejar el suelo austero.
Bajo las nubes estoy, mas tú brillas como lucero,
en el cielo te veo, y mi esperanza no es pasajero.

Con cada fragmento añadido, la escalera toma cuerpo,
construida de historias, de momentos que reverbero.
Prometo no demorar, en mi corazón llevo el apremio,
los recuerdos que compartimos, son mi más firme sostén.

No temo al vacío, ni al posible desenlace severo,
pues cada paso que doy, está guiado por lo que venero.
Cada hoja del diario, antes de unirla, la contemplo,
y en la escalera de papel, su esencia queda impreso.

Vivir y recordar, cada instante, cada gesto tierno,
me convencen de que vale la pena este ascenso.
Hacia ti, en el cielo, donde el amor es el centro,
con la escalera de papel, alcanzaré nuestro sueño eterno.

24 junio 2011

Mira

Mira, allá está tu corazón,
y yo anhelo alcanzarlo, sin temor a la razón.
No importa qué tan lejos se encuentre ese lugar,
mi deseo es llegar a él, tu esencia palpitar.

¿Triste yo? No hay motivo para la desolación,
pues en algún rincón tú estás, con tu latido en acción.

Mira, allá brilla tu corazón,
no está al otro lado del cosmos, ni en oculta dimensión.
No tan escondido como piensas, ni en la vasta inmensidad,
sin importar la distancia, lo quiero alcanzar con verdad.

¿Molesto yo? No hay causa para tal sensación,
cuando en algún lugar tú estás, irradiando tu pasión.

Mira, allá late fuerte tu corazón,
y en su ritmo constante encuentro mi inspiración.
Escuchándolo a cada instante, en el tiempo y la extensión,
los latidos de tu corazón son mi eterna canción.

Te amo sin miedo

En un mundo donde la mentira es moneda común,
tú y yo somos la excepción, la verdad es nuestro don.
Cuando nuestras miradas se cruzan, todo está dicho,
no necesitamos palabras, lo real no necesita ser explicado.

Incapaces de mentir, en eso radica nuestra pureza,
¿por qué causar dolor? ¿por qué sufrir sin necesidad?
Si es posible amar en la sinceridad, sin falsedad.

Todos mienten, menos tú y yo, eso es una certeza,
no hay por qué ocultar lo que sentimos, esa es la belleza.
Te diré, aunque ya lo sepas, cuánto te extraño,
el tiempo puede volar, pero mi amor por ti no tiene descanso.

Te amo sin miedo a lo que vendrá, sin temor a las secuelas,
te extraño sin importar la espera, porque tú ya lo sabes, bella.

No hay razón para esconderse, no hay por qué disimular,
el mundo estará lleno de mentiras, pero entre tú y yo, solo hay lugar para la verdad.

Mira tú camino

Nieve blanca cae en mi mente, la congela, me impide pensar,
mis pies se vuelven estatuas, sin la menor señal de andar.
Atrapado en la maraña de mis intentos por huir,
me enredo en el intento, en la oscuridad por discernir.

Cierro los ojos, anhelando que alguien pueda aparecer,
que me rescate de este abismo, que me ayude a renacer.
Me desmorono, veo mi ser desplomarse sin cesar,
sin fuerzas para erguirme, en la espera de un final.

Con un corazón de papel, desgastado y ya sin color,
lloro por lo que dejé atrás, por cada sueño, cada dolor.
Cambio mi mirada, y al final, una silueta se alza en pie,
solo espero que pueda acercarse, que pueda ser mi bote de fe.

Me agito, me levanto, extiendo mi mano con afán,
aunque distante y estática, hacia ella quiero avanzar.
Intentaré llegar, aunque en fragmentos me deshaga,
no puedo quedarme sepultado, entre sueños o nada.

El lodo cubre mi ser, mi cabello cae, mis piernas no siento,
creo que este es mi final, pero ahí estás, mi aliento.
Solo espero que puedas acercarte, que puedas ser mi salvación,
estoy a un paso de tu mano, a un paso de la redención.

Veo una sonrisa, tu rostro, tus ojos, luz en la penumbra,
agradezco que estés aquí, que a mi lado te encuentres ahora.
Pero me preguntas, ¿por qué crees que fui yo quien te salvó?
Si fuiste tú quien se levantó, quien hasta aquí luchó.

Mira tú camino, lo que has superado ya,
fuiste capaz, lo lograste, y por fin, tu meta alcanzarás.

No miento

No miento al decir que lloraré,
hoy tu rostro no lo vi,
y mañana, tal vez, tampoco esté.

Quizás me equivoqué,
no supe expresar algo bueno,
y el momento, sin querer, arruiné.

Intenté abrazarte,
intenté tomar tu mano,
pero el miedo me invadió,
y no supe explicar el desgano.

Perdí el control,
perdí tu amor,
perdí la confianza que depositaste en mí.

Dejaré de ver tu rostro,
dejaré de buscar tu mirada,
dejaré de decirte cuánto te amo.

Solo de nuevo,
con esperanzas vacías,
quizás hoy,
quizás mañana, o quizás nunca.

Pero te afirmo que te amo,
sabes que es verdad,
¿por qué mentiría?
Si lo que siento por ti es real.

21 junio 2011

Nada se compara contigo

Mañana no será igual,
te veré, radiante en azul,
te obsequiaré mi mirada y mi alma,
las que resguardo en un baúl.

Pensamientos difusos danzan,
recorren el lienzo de mi imaginación,
intentando plasmar tu belleza,
que vive en el arte de mi devoción.

Nada se compara contigo,
ni aquí, ni allá, ni en ningún lugar,
¿qué hacer con tu ausencia?
Cerrar los ojos, desvanecer, no más sentir pesar.

Me inclino ante ti, reverente,
mi sombrero al viento lanzaré,
admirando la sombra que te escolta,
envidiando su suerte, pues siempre contigo estará.

17 junio 2011

Permíteme confesarte

Mucho tengo para decirte,
más es tu fe la que lo hará creíble,
¿creerías si confieso que te amo?
Solo tú puedes darle veracidad a este sentimiento noble.

Observa, no hay engaño en mi voz,
la verdad de mi sentir es tu elección,
las estrellas no puedo alcanzar,
pero mi corazón sincero está aquí para entregar,
y solo tú determinarás si es real o no más que un mirar.

Soñé con un ángel, ¿serías tú? No importa si dudas,
en mi certeza, fuiste tú quien en mis sueños fluctúas.

Permíteme confesarte, el sueño me ha abandonado,
en cada instante despierto, es a ti a quien he pensado,
el sentimiento es intenso, puro y no comparado,
un sentimiento hermoso, en mi ser ha anidado.

Pero ¿me creerás? Eso es lo que intento descifrar,
¿por qué eres tú la única en este tiempo y lugar?

15 junio 2011

Aunque no me creas

Hoy, aunque no me creas,
me enamoré por primera vez,
sentí esa cálida y extraña sensación,
que solo tú puedes provocar.

Puede que no lo creas,
pero hoy contigo besé por primera vez,
sentí tus labios con los míos,
¿cómo se puede responder a algo así?

Hoy me enamoré por primera vez,
puedes no creerlo, pero es cierto,
sentí una sensación inexplicable,
que solo Dios puede regalar.

Pero a su momento te lo deja descubrir,
hasta que estés junto con ella, la elegida,
la que escogió para compartir ese amor,
ese amor que solo Dios nos regaló.

Hoy destapamos el regalo,
que el Señor allá en el cielo nos dio,
nos eligió para compartirlo,
estamos agradecidos por tal regalo,
un regalo que solo Él nos pudo dar.

Caminemos juntos

Caminemos juntos, cierra los ojos, confía en mí,
te guiaré por senderos donde solo amor hay para ti.

Quieres mi compañía, y yo solo deseo estar contigo,
en cada paso, en cada sueño, en cada suspiro.

No perdamos más tiempo, el momento es ahora,
en la playa, bajo el sol que se oculta, nuestra historia aflora.

Capturaré esa puesta de sol, en un instante sin igual,
y en un gesto de amor, a ti te la regalaré, un regalo celestial.

Caminemos, y mientras avanzamos en este viaje sin final,
permíteme recordarte lo hermosa que eres, es imposible olvidar.

Dame tu mano, seré tu guía en este baile bajo la luna,
cierra los ojos, siente mis labios, en esta noche oportuna.

No temas, en mis brazos siempre estarás segura,
te cuidaré, te amaré, en cada verso, en cada aventura.

14 junio 2011

Me pregunto

Me pregunto si el azul del cielo es verdad,
o si es solo otra mentira más.
Me pregunto si el amor es real,
o si es solo otra mentira, una más.

El viento corre y alcanza las hojas sueltas,
marchitas por el frío del invierno sin tregua.
Recoge los últimos rayos del sol,
antes de que las nubes los oculten sin solución.

Y mañana será otro día, empezará de nuevo,
será otro inicio, pero también un preludio del final.
Soledad de otoño, sin nada que celebrar,
sin alegrías ni festines, solo la realidad.

Me pregunto si mañana volverás,
o si será solo otra mentira, una más.
Me pregunto si serás real,
o si todo será una mentira, y nada más.

Te escribí una carta

Hace una década, mi pluma derramó tinta sobre el papel, enviándote palabras que, como semillas, esperaban germinar en tu corazón. La respuesta se demoró, un silencio que se extendió como un invierno largo y frío. ¿Qué fue lo que detuvo tus palabras?

Esperé, con la paciencia de quien cuenta las estrellas, anhelando una señal, un murmullo de esperanza. Ahora, la carta reposa ante mí, un enigma sellado, tentándome a romper su quietud o preservar la dulce ilusión de lo desconocido.

Mi destino yace frente a mí, un cruce de caminos tejido por el tiempo. Abrir la carta podría iniciar un nuevo capítulo o cerrar el libro de un sueño. El miedo me envuelve, un visitante indeseado que sacude dudas en mi oído. Diez años de espera culminan en este instante, y, sin embargo, elijo abrazar mi anhelo, guardarlo para el momento preciso.

Es un juego de azar con naipes aún no revelados, donde el as de corazones se oculta entre cartas comunes. ¿Debo descubrir tu mensaje y poner fin a la espera, o permitir que mi ilusión siga viva?

Tu respuesta, finalmente revelada, me sorprende con su verdad. El miedo me paralizó, y me dejaste partir, no porque fuera el momento adecuado, sino porque un cruel giro del destino ocultó mi carta, dejándote en un limbo de incertidumbre. Durante una década, aguardaste mis palabras de amor, palabras que nunca llegaron.

Ahora comprendo la tardanza de tu voz. No es demasiado tarde; iré en tu búsqueda, a través del tiempo y la distancia, para encontrarte y recuperar lo que una vez se perdió.

13 junio 2011

Me desvié de mi sendero

Me he perdido otra vez,
me desvié de mi sendero,
la lúgubre oscuridad me invade,
que tristeza saber,
que no volveré otra vez,
a mi camino marcado por el destino.

Y busco y pregunto cómo saber llegar,
perdido y abatido,
desgarrado y moribundo,
sigo caminando,
quisiera que alguien me encontrara,
me consolara y me escuchara,
solo pido volver una vez más,
regresar a mi sendero,
oh iglesia de adsorción,
disuelve mis pecados,
y déjame regresar a tu lado.

08 junio 2011

Te invito a soñar

Escucha, si así lo deseas, te invito a soñar,
a vivir el presente y dejar que el futuro se desvele.
Juguemos libres hasta que el atardecer empiece a bajar,
y que cada momento nos pertenezca hasta que la noche llegue.
Anhelo quedarme dormido, descubrir al despertar,
que, al abrir mis ojos, aún sigas aquí, sin señal de marchar.
Aunque el mar nos distancie, no podrá nunca borrar,
que, bajo este vasto cielo azul, nuestros sueños pueden volar.

01 junio 2011

Permíteme explorar

Permíteme explorar lo que en tu mente reside,
descifrar los misterios que tu sabiduría esconde.
Permíteme, con un beso, sellar el momento prometido,
mientras contemplo tus trazos, y mi alma se enciende.

Te observo con una curiosidad ardiente,
con atención plena, con imaginación ferviente,
mi corazón anhela que, en el lienzo de tu creación,
dibujes universos en eterna expansión.