17 febrero 2011

Un amor

Un amor,
tan cercano y a la vez distante,
escucha al corazón, déjalo vibrante.
Deja que la razón, suavemente, fluya,
y que tus ojos, alegres, la sonrisa dibujen.

Un amor,
que parece tan lejano como una estrella,
pero que en verdad, está a la vuelta de la esquina,
o más cerca aún, de lo que imaginas.
Deja que fluya,
no lo encierres, pues podría estallar.

Tú respondes sin siquiera preguntar,
sonríes y me robas el hablar.
No hacen falta palabras
para expresar lo que deseo contar,
solo deja que el amor, libre, fluya,
y por tus ojos, se deje contemplar,
pues en cualquier momento, podría desbordar.

Escucha a la razón,
déjate por sus consejos guiar,
no es mala compañera,
solo busca orientar.
Haz lo correcto,
y deja que el amor fluya,
no dejes que una duda lo frustre,
sonríeme, abrázame, y jamás me sueltes.

Otra historia mal narrada

Y si fuera solo una historia más,
narrada con los ojos bien cerrados,
con las puertas de par en par,
sentado solo en mi habitación,
libre, contando otra mentira más,
sin esperanzas de que llegaras,
con la fe ya enterrada,
solo, una vez más,
llorando por lo que nunca fue mío,
mirando, una vez más, la misma puerta,
sin la fuerza para salir,
maldiciendo el final.

Otra historia mal narrada,
de principio a fin,
un relato vacío, incluso antes de ser contado,
maldito sea el destino,
por el largo y silente camino,
por las horas perdidas,
al no poder compartirte la historia
que anhelaba vivir contigo.

Te lo confesé alguna vez,
seguiré aquí sentado,
contemplando el horizonte,
y aunque tú no estés,
me engañaré,
creyendo que estás a mi lado.

Solo me engañaré,
para no sufrir una vez más,
me diré lo que sea necesario,
para no llorar nunca más.

07 febrero 2011

Esto es de mí para ti

Si de cartas se trata, esta es de mí para ti,
la escribo con música que en el fondo va.
Por más difícil que parezca, una melodía tocaré,
y entre notas y silencios, la verdad te confesaré.

Esto es de mí para ti, un mensaje en flor,
que ni el tiempo ni la distancia podrán marchitar.
En la búsqueda de la felicidad, un secreto revelaré,
y es que mi amor por ti, cada día crece más y más.

De mí para ti, parece que no tiene fin,
con una canción dulce, mi amor te dedico.
Y ahora, una vez más, el amor en versos comienza,
un poema desde el alma, de mí para ti escrito.

Esta canción es para ti, con todo mi corazón,
dedicada a quien ha inspirado cada palabra y emoción.

Sediento de vida

Anhelo ser lo que mi corazón dicta,
perdido entre la multitud para ser hallado,
despreciado por algunos, para ser querido,
soy la esencia de lo que he ansiado.

Sediento de vida, anhelo saciarme,
vuelo alto, buscando ser conquistado,
de la simplicidad a la complejidad me transformo,
destruido, sí, pero listo para ser restaurado.

Nado hacia horizontes donde el retorno se pierde,
sea cual sea mi destino, lo acepto con valor,
siempre fui el soñador que al mundo desafía,
y la segunda cosa que quise, fue ser tu amor.

Porque lo primero, y más sincero,
fue tenerte a mi lado, mi anhelo verdadero.
Quiero ser ese recuerdo que en tu mente habita,
y allí, en un rincón cálido, quedarme para siempre.

Las palabras del amor

Las palabras del amor, cual flechas lanzadas,
hieren cuando al corazón se anclan sin piedad.
No oses pronunciarlas, esas frases aceradas,
pues aunque busquen salvar, podrían matar de verdad.

Te prometo que esperaré, hallaré el antídoto,
a esta maldición que me ha sido impuesta.
Recorreré el mundo entero, sin descanso ni derrota,
buscando la solución a este dolor que me aprieta.

Cuando tus ojos en los míos se clavan,
siento esas palabras tuyas, dulces y mortales,
que se hunden en mi ser, con amor y sin engaño.

Tomaré tu mano, y juntos, valientes y leales,
extraeremos estas flechas, una a una, con cuidado,
y aunque en el intento pudiera yo desfallecer,
al fin, liberado, te besaré, amor anhelado,
en un suspiro de vida, en un amanecer.

Frente al espejo

Es bello saber, aún con el paso del tiempo,
que te guardo en mi pecho con tierno cariño.
En un cofre oculto conservo los momentos,
aquellos instantes que juntos vivimos.

Y las palabras que un día pronunciamos
aún me encadenan, me tienen cautivo,
pintan de sueños los lienzos vacíos
de mi habitación, del alma el abrigo.

Frente al espejo, contemplo el laberinto,
me pregunto si acaso aún me recuerdas,
si en tus sueños, como en los míos, persisto,
si aún imaginas que juntos volvemos a ser.

Jugamos al mismo juego, día tras día,
esperando el momento de tu regreso,
observando el sol que cada mañana
se asoma tímido, como un nuevo comienzo.

Cuento los segundos en el reloj que no cesa,
envejeciendo en un vacío que me envuelve,
pero es bello saber, y mi corazón confiesa,
que aún te recuerdo con cariño, y eso me sostiene.