23 noviembre 2011

Definición

He hallado la esencia del amor verdadero,
en un gesto sutil, en un lazo sincero.
Mas el margen estrecho de esta pálida hoja,
no basta para describir lo que el corazón aloja.

Es un sentimiento vasto, sin límites ni fin,
que no cabe en el papel, ni en el verso más afín.
El amor, tan inmenso, desborda cualquier línea,
y en su mágico exceso, toda razón domina.

Palabras que resuenan vacías

De nuevo aquí, con palabras que resuenan vacías,
incapaces de colmar este corazón en soledad.
Me he habituado a la sombra de la indiferencia,
anhelando que alguien perciba mi sinceridad:
un gesto cálido, un saludo que al alma acaricia.

22 noviembre 2011

Reina soberana

Reina soberana de sueños y esperanzas,
en tu reino de estrellas que danzan,
fuente de inspiración y de emoción,
enciende en mi alma la más dulce canción.

Bajo el manto de la noche estrellada,
tu figura se dibuja, iluminada.
Cada gesto, un hechizo que invita a soñar,
y en cada sueño, un deseo de amar.

En la quietud del crepúsculo sereno,
mi corazón te busca, puro y pleno.
Eres la musa de mi devota pasión,
la eterna reina de mi corazón.

Hoy no será igual

Hoy celebremos, pues, tu adiós,
vayamos al bar, brindemos sin fin,
con copas de champán hasta caer,
y que el alba nos encuentre aquí.

Hoy no será igual mi visita,
iré con flores para recordar,
lo que un día fuiste en mi vida,
y en mi memoria siempre estarás.

En la escritura y la lectura

A veces dices sí, otras veces no,
pero constante es mi amor, te amo yo.
En la duda y la certeza, aquí estoy,
mi amor perdura, firme cada día, hoy.

En la escritura y la lectura, amor profeso,
en cada palabra, en cada verso,
mi amor por ti se vuelve canción,
una melodía de eterna devoción.

14 noviembre 2011

Ella era su amor

En el silencio de la confidencia,
te pido que guardes este secreto,
el nombre que pronto revelaré,
pertenece a ella, mi amor perfecto.

Era el amor que lo cambió todo,
en cada letra, su esencia quedó,
un misterio que el corazón guardó,
y que al final, el destino mostró.

Que al final, como un sol revelado,
su nombre brilla, despejando el velo,
un amor que nunca ha sido olvidado,
en cada letra, un amor sincero.

Cada momento es único

Recuerda que los días vuelan,
y tras las hojas no se esconden,
las horas pasan y no regresan,
baila en la lluvia, escribe versos.

Cada momento es único,
no hay otro igual, es cierto,
sal al parque, regala una flor,
camina libre, sin temor.

Toma un café, invita sin dudar,
captura el instante, déjalo perdurar,
tómala de la cintura, no hay que esperar,
sonríe y en el baile déjate llevar.

Cuenta las hojas, escucha la fuente,
sube las escaleras, contempla la gente,
hoy pronuncié tu nombre, sentí tu ausencia,
perdóname, en mi corazón aún estás presente.

Otro día más pensando en ti,
señal de mi derrota al fin admití,
me incliné, mi rostro oculté,
recordando tu mano, cuando sonreías tú.

¿Qué fue de ti? ¿A dónde has ido?
Te perdí, no sé qué fue de ti,
cierro mi mano, vacía sin ti,
sin aire, sin sonrisa, sin ti.

¿A dónde ir cuando la culpa es mía?
Dejé que te fueras, no supe retenerte,
hoy pronuncio tu nombre, con melancolía,
en mi mente y mi alma, siempre presente.

03 noviembre 2011

Hoy pronuncié tu nombre

Hoy pronuncié tu nombre,
lloré al deletrear cada letra,
tu esencia aún la siento,
oh, perdóname, te ruego.

Otro día se ha ido,
pensándote sin cesar,
señal de mi rendición,
al caer, mi rostro ocultar.

Recordé tu mano cálida,
cuando en la mía reposaba,
y al sentir tu risa clara,
la alegría en mí brotaba.

¿Qué fue de ti? ¿Adónde fuiste?
Te perdí, no sé qué fue de ti,
mi mano cierra, nada existe,
sin tu tacto, sin tu luz aquí.

¿A dónde ir si fui el culpable,
de dejarte partir, de soltar tu ser?
Hoy pronuncié tu nombre, inolvidable,
en mi silencio, tu eco vuelve a nacer.

El reloj marca las doce

Enamorado, quizás, ella es la razón,
de que mi corazón vuelva a danzar,
abrázame, comencemos de nuevo,
a mi lado, olvida a los demás.

Cierra los ojos, muévete al compás,
sí hablo, es para decirte,
que te amo más y más,
que este amor nunca se acabe jamás.

El reloj marca las doce, pero no te vayas,
quédate un poco más, hasta que el sol asome,
y descubra que a la luna acompañamos,
en su soledad, juntos hasta el alba.

Te amo, ¿qué más puedo decir?
Si las palabras que te ofrezco,
nunca antes te las dijeron así,
bajo la lluvia de estrellas, juntos por fin.

Hagamos el amor bajo el cielo estrellado,
con los sueños como testigos de nuestro amor,
firmemos juntos este pacto sellado,
para estar eternamente, en la eternidad, amor.

01 noviembre 2011

La Princesa de los Parpadeos

En el monte Cimae, conocido solo por aquellos que sueñan con universos paralelos, vivía una princesa que creía tener el mundo entre sus manos. Mas no era así, pues se encontraba confinada en una jaula de cristal y espejismos, prisionera de su propia capacidad de transformar la realidad con un mero parpadeo. Un don tan formidable que, en un arrebato de locura, podría sumir al mundo en una fantasía incontrolable. Nadie le creía, pero ella tenía el poder de alterar el tejido de lo real con la simple caída de sus párpados.

Era hija de un viajero de sueños, aquel que camina entre los pensamientos de vagabundos perdidos en el tiempo. Llevaba eones esperando a un príncipe que nunca llegaba, contando estrellas cada noche, buscando en ellas el presagio de su liberación.

Al alba, las aves guardianas vigilaban que no usara su cabello como liana para saltar al vacío y escapar de su solitaria torre. Cantaba sin cesar, anhelando que algún errante escuchara las historias del planeta Tierra, su creación nocturna.

Sus ojos veían lo que otros no podían: multitudes desgarrando el planeta que había imaginado. Pero ella había otorgado libre albedrío a sus criaturas, y solo podía observar, impotente, cómo su obra se desmoronaba. Entonces, decidió materializar su sueño, tomarlo entre sus manos y lanzarlo hacia el firmamento, solo para verlo descender al abismo de un oscuro vacío.

Cesó su llanto y se entregó a la escritura, hasta que comprendió que podía dotar a su prisión de alas y volar hacia donde las nubes rozan las cumbres. Las aves la buscaron sin éxito, intentando en vano devolverla a su encierro.

Mas el canto del cielo y la tierra las disuadió, y jamás regresaron. Mientras tanto, ella, suspendida sobre el mundo, teje cuentos para evitar el fin de los días.