28 diciembre 2011

Una cita

Estabas allí, serena y gentil,
llegué sin nada en las manos, vacilé un instante,
te pregunté con una sonrisa brillante:
"¿Quieres ver lo que he traído para ti?"

Junté mis manos, cerré los ojos,
al abrirlas, un milagro se despliega,
rosas rojas brotan, un truco sin igual,
las desvanezco con un soplido, y en su lugar,
margaritas blancas danzan en el aire,
"Vamos," te digo, "a por un helado compartiremos."

Tienes helado en tus labios, dulce y tentador,
con un beso robo el chocolate, de mi helado sabor vainilla,
tomas un poco, con gracia lo esparces en mi mejilla,
ríes, y en tus ojos veo un destello juguetón.

Te acercas, me miras, hay un silencio que habla,
quieres algo, pero dudas, al final te alejas.
Con una servilleta, intento limpiar la mancha,
detienes mi mano, y con un beso, la vainilla saboreas.

"¡Sabes a vainilla!" exclamas con alegría,
y sugieres, "¿Vamos al cine qué te parece?"
"¿Películas de miedo?" pregunto con recelo,
"No son mi deleite, pero por ti, cualquier cosa."

En la sala oscura, con palomitas en mano,
te emocionas con cada escena de espanto,
yo me cubro los ojos, no quiero ver el pánico,
tú solo te ríes, y en tu risa, encuentro mi encanto.

Salimos al mundo, la lluvia nos recibe,
"¿Y qué importa?" dices, "corramos bajo el cielo."
Saltamos en charcos, reímos sin cuidado,
las gotas en nuestro cabello, como estrellas fugaces.

Con gestos y señas, me cuentas tus deseos,
jugamos a las mímicas, en la calle desierta,
los autos se detienen, las luces nos observan,
el mundo en pausa, mientras nosotros danzamos.

Te llevo a tu casa, con un adiós nos separamos,
me alejo con pasos lentos, pero al mirar atrás,
me saludas, corres hacia mí, y en un abrazo nos encontramos,
en ese instante, el universo entero parece girar a nuestro alrededor.

27 diciembre 2011

Escribo en mi máquina

Até las agujetas de mis zapatos una vez más,
al caminar por el techo de mi realidad,
cambiando los focos de mi habitación,
vistiendo mi camisa a cuadros, mi expresión.

Escribo en mi máquina de escribir antigua,
contraseñas que son un enigma,
codificadas para que solo tú comprendas,
y descifres los mensajes que extienda.

No intentes adivinar lo que intento expresar,
tú conoces lo que oculto en cada versar,
lo que en silencio, con poesía, debo callar,
lo que sin palabras, intento comunicar.

Tomaré el cereal de cerezas al despertar,
mientras con el celular en mano voy a llamar,
a la estación de radio para solicitar,
que pasen tu canción, la que te hace vibrar.

Redacto una carta con símbolos químicos,
elementos que para ti son emblemáticos,
estoy seguro que no habrá equívocos,
comprenderás lo que digo, sin obstáculos.

Até los lazos de mi mente, con firmeza,
desenredé los nudos de la tristeza,
ya no caigo de la cama, con certeza,
buscando la manera más eficiente, con destreza.

26 diciembre 2011

Herejía

Atados al poder de antiguas costumbres,
por leyes humanas, rigidez sin lumbre.
La vista no alcanza más allá del muro,
todo es complicado, el control es duro.

Desde siglos atrás, las mentes cautivas,
impiden que al cielo nuestras alas vibren.
Encadenados, la mirada abajo,
construimos muros, sin otro trabajo.

Caminos marcados, de un solo sentido,
espero entiendas lo que está implícito.
Es solo una insinuación sutil,
lo que en silencio, mi voz quiere decir.

Eres libre, sí, haz lo que desees,
no te detengas, el mundo es de quien cree.
No es blanco o negro, es un arcoíris,
antes que el tiempo, tu tiempo, finalice.

Nacemos libres, para el alto vuelo,
libres, libres, sin ningún recelo.
Vuela sin temor, lo más alto, alto,
si no puedes, no es tu culpa, lo asalto.

Atados a dogmas y a religiones,
a leyes que cortan nuestras pasiones.
Mi insinuación, tómala a tu manera,
como una herejía, una idea sincera.

Días de amor

Días de amor, breves pero intensos,
suficientes para mostrarte mi esencia,
para que hoy decidas, sin apariencias,
si en mi corazón encuentras tu asiento.

Retos para demostrar la fuerza de mi amor.

El primero, mirarte a los ojos, ventana del alma,
el segundo, acariciar tu cabello, suave brisa,
el tercero, besarte, sellar nuestra simbiosis,
el cuarto, cerrar los ojos, en ti encontrar la calma.

Retos para demostrar la verdad de mi amor.

El quinto, hablarte con palabras de amor sincero,
el sexto, tocar tu mentón, gesto tierno y ligero,
el séptimo, sonreírte, reflejo de mi interior,
el octavo, abrazarte, sentir nuestro calor.

Retos para demostrar la profundidad de mi amor.

El noveno, tomar tu mano, unión de nuestras vidas,
el décimo, caminar juntos, sin rutas definidas,
el undécimo, pensar en ti, en cada respirar,
en cada instante, en cada sueño, sin cesar.

Cerraré con candado

¿Cómo creer que aún sigo enamorado,
sí tus respuestas no han llegado?
Espero un signo, una palabra tuya,
mientras duermes bajo el árbol, en calma.

Crees que mi tiempo se ha perdido,
pero aún contemplo el cielo nublado,
y mientras tus ojos permanecen cerrados,
mi mirada se pierde en lo infinito.

Reviso las páginas de mi diario,
preguntándome si acaso me equivoqué,
ninguna palabra he escrito todavía,
pues sin ti, mi vida aún está vacía.

Seré breve en lo que voy a confesarte,
sinceramente, aquí seguiré esperarte,
bajo mi sombrilla, con un ramo de flores,
esperando el momento de entregarte mis amores.

Cerraré con candado el paso del tiempo,
para preservar el frescor de este sentimiento,
y evitar que las flores de mi amor se marchiten,
mientras por ti, mi corazón ansiosamente palpita.

Mi amor por ti es imposible de olvidar,
en eso, no tengo ninguna duda ni pesar,
y cuando al fin abras los ojos, verás,
que mi amor paciente, por siempre te esperará.

14 diciembre 2011

El amor se transforma

Describo lo que en mi ser se anida,
un amor que evoluciona, no olvida,
cuando te miro, todo se ilumina,
como si mi mente solo a ti se afina.

Crece en mi pecho, expansión fractal,
traduzco este sentir en ecuación vital,
que se complica en su intento de explicar,
la complejidad de amar y no cesar.

Buscas razones del porqué es diferente,
si este sentimiento ya fue precedente,
comparo con el pasado, y es evidente,
es la primera vez que siento algo tan potente.

El amor se transforma, no me deja en paz,
se extiende, me envuelve, no puedo más,
ahogándome en un mar que no tiene final,
en este sentir que a todos lados se va.

Teóricamente ausente, pero en mi corazón,
no hay engaño, tú ocupas esa posición,
prácticamente en sueños, sin excepción,
todas las noches contigo, sin condición.

Mi estructura se adapta, busca cómo elevar,
no para tener alas, sino para comunicar,
palabras que el viento quiere llevar,
directo a ti, en un intento de acercar.

¿Es suerte o destino?

Recoge el libro que dejé en el umbral,
su destino incierto, ¿dónde irá a parar?
Capricho es no dejarme en paz,
ese libro perdido, ¿qué mensaje traerá?

Elige un día, cualquier año, da igual,
pensarte es constante, no hay azar.
¿Será suerte o destino? No puedo discernir,
pero en cada pensamiento, tú vuelves a surgir.

Lejos de aquí, mi camino se despliega,
infinitas rutas, pero a ti me entrega.
¿Casualidad o destino? Apareces sin cesar,
no te persigo, es el destino a señalar.

Demasiadas coincidencias para ignorar,
¿Es suerte o destino? Difícil de aclarar.
Por siempre la pregunta en el aire quedará,
¿Es suerte o destino? El misterio continuará.

La calle entre nosotros

En un jardín de celofán y flores,
te hallé, con zapatillas de tacón y colores.
Distraída, a las mariposas observabas,
y yo, a lo lejos, tu paz no turbaba.

El tiempo fluía, las flores brotaban,
tu vestido y la flora se confundían.
Sonreías, como si el fin no existiera,
en aquel lugar donde la belleza impera.

Te levantaste, pincel en mano,
para plasmar un sueño, un cuadro insano.
Y en ese lienzo surrealista y divino,
estaba yo, admirando a la niña de mi destino.

La calle entre nosotros, antes tan ancha,
se estrecha hasta casi desaparecer.
Un paso adelante, y podría alcanzarte,
cruzar esa brecha, y finalmente tocarte.

Zapatillas negras, de tacón alto,
se tornan de cristal, en un cambio asombroso.
Tus ojos me clavan su mirada intensa,
pidiendo un beso, en silencio, sin defensa.

Con la brocha tomas, y en mí dibujas,
los labios que usaré, para sentir los tuyos.
Mi mano se extiende, roza tu pelo,
el cielo oscurece, y me pierdo en tu vuelo.

Dime al oído

Dime al oído palabras sin sentido,
dices amarme, pero siento un vacío.
Déjame ver en tus ojos la verdad,
sálvame de falsedades, dame claridad.

No pronuncies 'te amo' si no es real,
miente en lo demás, pero en amor sé leal.
Sálvame, sálvame, sé sincero en tu sentir,
sí debemos partir, déjame libre para seguir.

¿Qué importa si sigo enamorado?
Si tú persistes en un amor simulado.
Engañas a tu corazón, no a mí,
dime la verdad, sin miedo, así.

Dolerá, lo sé, ambos lo sabemos,
pero el tiempo curará los desvelos.
Verás que al final, será lo mejor,
para ti, para mí, para nuestro amor.

05 diciembre 2011

Eres fría

¿Qué más podemos hacer en este día gris?
No puedo anhelar tu amor, ni robar tu sentir.
Eres fría, lo sé, y no entiendo por qué,
aun así, te amo, aunque no seas para mí.

He pensado en ti, seguro no piensas en mí,
¿por qué amar a quien no corresponde así?
¿Por qué dedicar tiempo a quien no está?
Quizás es obsesión, o amor de verdad.

Permíteme reflexionar, tal vez eternamente,
si aún te amo, en esta soledad tan absorbente.
Con un corazón fragmentado, la pasión se desvanece,
pero siento y veo que tu recuerdo no desaparece.

La cita

En la pequeña ciudad de Luzestrella, había un cine que parecía cobrar vida propia al caer la noche. Era un lugar mágico donde las estrellas bajaban a la tierra para convertirse en espectadores de las historias proyectadas en la gran pantalla.

Una noche, un joven se encontraba allí, esperando ansiosamente la llegada de su amada. Él estaba a un lado del cine, con un ramo de flores en la mano y el corazón palpitante. Pero la muchacha no aparecía, y la película estaba a punto de comenzar.

Decidido a encontrarla, el joven salió del cinema y comenzó a buscarla por los alrededores. No tardó mucho en verla acercarse, con un rostro apenado y una historia peculiar que contar.

"Lo siento mucho por llegar tarde," dijo la muchacha, "pero un semáforo se enamoró de mí. Se puso rojo cada vez que intentaba pasar y me pidió que me casara con él. Pero le dije que mi corazón ya tenía dueño."

El joven sonrió ante la imaginativa excusa de la muchacha y le aseguró que lo importante era que estuvieran juntos. Decidieron entrar al cine y disfrutar de la película.

Mientras la película se proyectaba, el joven no podía apartar sus ojos de la muchacha. No le interesaba la trama en la pantalla; para él, su amada era la verdadera estrella. Tampoco comieron palomitas, pues el joven prefería robar besos en la mejilla de la muchacha cada vez que la luz de la pantalla iluminaba su rostro.

Y así, en la oscuridad del cine, la pareja creó su propio cuento de amor, uno donde las miradas decían más que las palabras y los besos escribían el guion de su felicidad. En ese lugar mágico, bajo el cielo estrellado, se prometieron ser los protagonistas de su propia historia, hoy y siempre.

Princesa de mirada melancólica

Princesa de mirada melancólica,
conversemos un instante aquí,
relata cómo transcurrió tu día,
espero no sea uno que prefieras omitir.
Sonríe, por favor, al despertar,
cada nuevo amanecer es un regalo sin igual,
¿qué razón habría para no celebrar?

Eres la única a quien llamo princesa,
y lo eres, en verdad, para mí,
juguemos entre alfiles y peones,
en este tablero, te espero a ti.
No vaciles en cruzar,
hasta alcanzar la otra orilla del mar.

Asciende por el arcoíris, ve más allá,
desciende el puente, la aventura está ya,
abre las nubes, libera la lluvia,
que nutre los campos con su frescura.

Oye el sonido de las hojas caer,
el otoño pronto vendrá a recoger,
los sueños estivales para proteger,
del gélido invierno, hasta renacer,
en la primavera, donde todo vuelve a florecer.

23 noviembre 2011

Definición

He hallado la esencia del amor verdadero,
en un gesto sutil, en un lazo sincero.
Mas el margen estrecho de esta pálida hoja,
no basta para describir lo que el corazón aloja.

Es un sentimiento vasto, sin límites ni fin,
que no cabe en el papel, ni en el verso más afín.
El amor, tan inmenso, desborda cualquier línea,
y en su mágico exceso, toda razón domina.

Palabras que resuenan vacías

De nuevo aquí, con palabras que resuenan vacías,
incapaces de colmar este corazón en soledad.
Me he habituado a la sombra de la indiferencia,
anhelando que alguien perciba mi sinceridad:
un gesto cálido, un saludo que al alma acaricia.

22 noviembre 2011

Reina soberana

Reina soberana de sueños y esperanzas,
en tu reino de estrellas que danzan,
fuente de inspiración y de emoción,
enciende en mi alma la más dulce canción.

Bajo el manto de la noche estrellada,
tu figura se dibuja, iluminada.
Cada gesto, un hechizo que invita a soñar,
y en cada sueño, un deseo de amar.

En la quietud del crepúsculo sereno,
mi corazón te busca, puro y pleno.
Eres la musa de mi devota pasión,
la eterna reina de mi corazón.

Hoy no será igual

Hoy celebremos, pues, tu adiós,
vayamos al bar, brindemos sin fin,
con copas de champán hasta caer,
y que el alba nos encuentre aquí.

Hoy no será igual mi visita,
iré con flores para recordar,
lo que un día fuiste en mi vida,
y en mi memoria siempre estarás.

En la escritura y la lectura

A veces dices sí, otras veces no,
pero constante es mi amor, te amo yo.
En la duda y la certeza, aquí estoy,
mi amor perdura, firme cada día, hoy.

En la escritura y la lectura, amor profeso,
en cada palabra, en cada verso,
mi amor por ti se vuelve canción,
una melodía de eterna devoción.

14 noviembre 2011

Ella era su amor

En el silencio de la confidencia,
te pido que guardes este secreto,
el nombre que pronto revelaré,
pertenece a ella, mi amor perfecto.

Era el amor que lo cambió todo,
en cada letra, su esencia quedó,
un misterio que el corazón guardó,
y que al final, el destino mostró.

Que al final, como un sol revelado,
su nombre brilla, despejando el velo,
un amor que nunca ha sido olvidado,
en cada letra, un amor sincero.

Cada momento es único

Recuerda que los días vuelan,
y tras las hojas no se esconden,
las horas pasan y no regresan,
baila en la lluvia, escribe versos.

Cada momento es único,
no hay otro igual, es cierto,
sal al parque, regala una flor,
camina libre, sin temor.

Toma un café, invita sin dudar,
captura el instante, déjalo perdurar,
tómala de la cintura, no hay que esperar,
sonríe y en el baile déjate llevar.

Cuenta las hojas, escucha la fuente,
sube las escaleras, contempla la gente,
hoy pronuncié tu nombre, sentí tu ausencia,
perdóname, en mi corazón aún estás presente.

Otro día más pensando en ti,
señal de mi derrota al fin admití,
me incliné, mi rostro oculté,
recordando tu mano, cuando sonreías tú.

¿Qué fue de ti? ¿A dónde has ido?
Te perdí, no sé qué fue de ti,
cierro mi mano, vacía sin ti,
sin aire, sin sonrisa, sin ti.

¿A dónde ir cuando la culpa es mía?
Dejé que te fueras, no supe retenerte,
hoy pronuncio tu nombre, con melancolía,
en mi mente y mi alma, siempre presente.

03 noviembre 2011

Hoy pronuncié tu nombre

Hoy pronuncié tu nombre,
lloré al deletrear cada letra,
tu esencia aún la siento,
oh, perdóname, te ruego.

Otro día se ha ido,
pensándote sin cesar,
señal de mi rendición,
al caer, mi rostro ocultar.

Recordé tu mano cálida,
cuando en la mía reposaba,
y al sentir tu risa clara,
la alegría en mí brotaba.

¿Qué fue de ti? ¿Adónde fuiste?
Te perdí, no sé qué fue de ti,
mi mano cierra, nada existe,
sin tu tacto, sin tu luz aquí.

¿A dónde ir si fui el culpable,
de dejarte partir, de soltar tu ser?
Hoy pronuncié tu nombre, inolvidable,
en mi silencio, tu eco vuelve a nacer.

El reloj marca las doce

Enamorado, quizás, ella es la razón,
de que mi corazón vuelva a danzar,
abrázame, comencemos de nuevo,
a mi lado, olvida a los demás.

Cierra los ojos, muévete al compás,
sí hablo, es para decirte,
que te amo más y más,
que este amor nunca se acabe jamás.

El reloj marca las doce, pero no te vayas,
quédate un poco más, hasta que el sol asome,
y descubra que a la luna acompañamos,
en su soledad, juntos hasta el alba.

Te amo, ¿qué más puedo decir?
Si las palabras que te ofrezco,
nunca antes te las dijeron así,
bajo la lluvia de estrellas, juntos por fin.

Hagamos el amor bajo el cielo estrellado,
con los sueños como testigos de nuestro amor,
firmemos juntos este pacto sellado,
para estar eternamente, en la eternidad, amor.

01 noviembre 2011

La Princesa de los Parpadeos

En el monte Cimae, conocido solo por aquellos que sueñan con universos paralelos, vivía una princesa que creía tener el mundo entre sus manos. Mas no era así, pues se encontraba confinada en una jaula de cristal y espejismos, prisionera de su propia capacidad de transformar la realidad con un mero parpadeo. Un don tan formidable que, en un arrebato de locura, podría sumir al mundo en una fantasía incontrolable. Nadie le creía, pero ella tenía el poder de alterar el tejido de lo real con la simple caída de sus párpados.

Era hija de un viajero de sueños, aquel que camina entre los pensamientos de vagabundos perdidos en el tiempo. Llevaba eones esperando a un príncipe que nunca llegaba, contando estrellas cada noche, buscando en ellas el presagio de su liberación.

Al alba, las aves guardianas vigilaban que no usara su cabello como liana para saltar al vacío y escapar de su solitaria torre. Cantaba sin cesar, anhelando que algún errante escuchara las historias del planeta Tierra, su creación nocturna.

Sus ojos veían lo que otros no podían: multitudes desgarrando el planeta que había imaginado. Pero ella había otorgado libre albedrío a sus criaturas, y solo podía observar, impotente, cómo su obra se desmoronaba. Entonces, decidió materializar su sueño, tomarlo entre sus manos y lanzarlo hacia el firmamento, solo para verlo descender al abismo de un oscuro vacío.

Cesó su llanto y se entregó a la escritura, hasta que comprendió que podía dotar a su prisión de alas y volar hacia donde las nubes rozan las cumbres. Las aves la buscaron sin éxito, intentando en vano devolverla a su encierro.

Mas el canto del cielo y la tierra las disuadió, y jamás regresaron. Mientras tanto, ella, suspendida sobre el mundo, teje cuentos para evitar el fin de los días.

31 octubre 2011

El antiguo libro de alquimia

Sentada al borde del sueño, ella parpadeaba al ritmo de sus dedos tamborileando sobre el antiguo libro de alquimia. Temía que algún día, sin previo aviso, la muerte irrumpiera en su cuarto con un grito estridente para arrebatarle la vida.

Portadora de un alma oscura, reflejada en la sombra que se deslizaba por el suelo, observaba cómo la fogata de la chimenea danzaba y jugueteaba con su fría silueta.

A cada instante, una silueta parecía estrangular a su dueña, pero no eran más que las cortinas mecidas por el viento y las ramas de un árbol que se erguían, alabando la tenue luz de la luna.

Ella, cuyo nombre no puedo pronunciar, se levantó para comprobar si la muerte aún no había llegado. Despreció el libro que le prometía vida eterna, rehusándose a abandonar las riquezas que poseía, deseosa de conservar la belleza con la que había sido bendecida.

“Maldita muerte”, exclamó enfurecida, “no podrás despojarme de mis posesiones. Soy joven y hermosa. ¿Acaso no hay un hombre que ante mi presencia se incline y baje su cabeza? Sí, tú, muerte, tú también me amarías y no permitirías que este cuerpo, sin su alma, se marchite. Por eso, muerte, no me arrebatarás la llama que arde dentro de mí”.

Un ventarrón de aire frío irrumpió por la puerta, interrumpiendo la concentración de la dama, quien de inmediato cerró el libro, marcando la página en la que se detuvo.

Se levantó apresuradamente, como si supiera que alguien la acechaba. Antes de cerrar la puerta con llave y asegurarla para que no se repitiera la intrusión, otra corriente de aire más frío se coló, solo para abrir el libro y revelar lo que ella tramaba.

Encerrada en su habitación, buscaba la vida eterna en las páginas del libro de alquimia, un regalo de una anciana de aspecto extraño, de piel blanca y manos huesudas. Sin preguntar ni dar las gracias, se fue con una esperanza: una respuesta a su deseo.

Aferrándose a encontrar las palabras exactas, las pronunciaría a medianoche bajo la luz de la luna, esperando que sus oraciones surtieran efecto.

Sus ojos se iluminaban, reflejando el fuego que ardía en su interior. No importaba si había brujas, demonios o profetas falsos; ella recitaría las palabras a la luz de la medianoche y se burlaría de todos los presentes en el momento en que desafiara a la muerte.

Las manecillas del reloj marcaban casi la hora. Era el momento de salir y gritarle al cielo. Se levantó de la esquina donde se escondía como una loca, tomó la manija de la puerta y, como si alguien jugara con ella, no la dejó abrir. La movió arriba y abajo, pero la puerta no cedía. Intentó escapar por la ventana, pero la maldita jugarreta continuó.

Desesperada, su última oportunidad de ser inmortal, de conservar su belleza y huir de la muerte, veía cómo la habitación giraba. Gritaba como loca y rasguñaba las cortinas para liberarse de la locura que cada tic-tac del reloj provocaba en su corazón.

Tomó el libro, lo maldijo y lo arrojó a las llamas ardientes. “Desaparece y déjame en paz”, gritó. Cuando el libro golpeó la chimenea, esta respondió esparciendo cenizas por la habitación. No quiso tragarse el libro; con el fuego, solo salieron risas burlonas, y las cenizas esparcidas comenzaron a consumir todo a su alrededor, provocando un infierno.

La pobre chica quedó sola, observando cómo las llamas la amenazaban. Lejos de allí, se podía ver una sombra que, con desesperación, salía de la ventana.

Al día siguiente, los inspectores acudieron a ver lo ocurrido. Entraron a la habitación y quedaron aterrorizados ante la escultura negra y esquelética de una mujer, tratando de levantarse para abrir la ventana.

27 octubre 2011

Protégela

Dios, en dondequiera que ella esté, protégela,
quizás no sea menester decírtelo,
más deseo estar seguro,
y no confiarlo solo a tu divino celo.

Que no sean vanas mis palabras al viento,
para que ella encuentre bienestar y contento,
ilumínala en su sendero, en su justo momento,
aunque ese camino no cruce con mi aliento.

Si su felicidad no me incluye en su cuento,
acepto mi destino sin ningún lamento,
porque si ella sonríe, yo sonrío contento,
y en su alegría hallaré mi propio sustento.

La Joven del Mar

En la orilla del mar, donde las olas besan la arena, se encontraba una joven. Con dedos temblorosos, dibujaba en la playa figuras que la marea no tardaría en borrar. Su corazón latía al compás de una tristeza profunda, una soledad que parecía tan inmensa como el océano mismo.

Por el horizonte, un muchacho caminaba, perdido en sus pensamientos, con la mirada fija en el punto donde el cielo se funde con el mar. La presencia del joven la sobresaltó, y como un espíritu del agua, se deslizó de vuelta al mar, sumergiéndose en el abismo azul.

El muchacho, ajeno al misterioso encuentro, solo notó las huellas efímeras en la arena, que las olas se apresuraban a borrar. Dio un suspiro, un lamento por lo que su alma intuía, pero sus ojos no veían, y continuó su camino, sin saber que unos ojos desde las profundidades del mar lo observaban, llenos de curiosidad y melancolía.

24 octubre 2011

Aquel primer beso

De aquellos instantes que juntos vivimos,
el más presente es el primer beso que dimos,
alzabas la vista al cielo, con anhelo,
deseando que el tiempo se congelara en vuelo.
Conscientes ambos de lo que estaba por suceder,
me dejé llevar por el instante, sin temer.

Ahora que he vuelto al mismo jardín florido,
donde con amor inocente te he querido,
lloro por esa primera melodía que danzamos,
ansiando el momento de reencontrarnos.
Era lo único que en mi mente habitaba cada día,
fue solo un estío, un amor de verano, una utopía.

Aquel primer beso, lo recuerdo con ternura,
en tu tristeza, te escuché con dulzura.
Y allí, bajo el árbol que aún perdura,
nació un beso, de esos que la mente no figura.

Respiro profundo, buscando algún vestigio nuestro,
esperando que no se los haya llevado el viento.
Que la estación no nos convierta en desconocidos,
porque una vez compartimos sueños y sonrisas,
unidos por la misma ilusión, sin prisa.

21 octubre 2011

El laberinto de las llaves

Atrapado en un sueño del que no podía despertar, me encontraba frente a una puerta cerrada, la única salida visible en aquel lugar sombrío. No importaba cuánto explorara sus contornos; la puerta se mantenía inmutable, sellada, como si guardara los secretos de la noche misma.

La desesperación se apoderaba de mí, cuando de las sombras emergió un hombre de turbante y ropajes árabes. Con voz enigmática, me reveló que la libertad residía en elegir la llave correcta. Acto seguido, señaló hacia lo alto y observé, atónito, cómo un torrente de llaves comenzaba a caer del vacío.

Una tras otra, tomé las llaves que descendían en cascada, intentando abrir la puerta, pero cada intento era en vano. Las llaves, todas diferentes en forma y tamaño, se mezclaban en el suelo, mientras la cerradura mutaba caprichosamente, desafiando toda lógica.

De repente, un muro se erigió alrededor, encerrándome aún más. El hombre del turbante, ahora parte del misterio insinuó que incluso el muro era una llave más, una llave gigante. Las llaves seguían multiplicándose, ninguna era la adecuada.

Con los ojos abiertos por la sorpresa, una epifanía cruzó mi mente: si esto era un sueño, yo tenía el poder de hacer lo imposible. Me moví a una velocidad sobrenatural, probando llaves a un ritmo vertiginoso, marcándolas con un tinte oscuro al descartarlas.

Sin embargo, mi estrategia resultó fútil, las llaves continuaban apareciendo sin cesar. Me detuve, y con una sonrisa de comprensión, supe que la llave había estado allí desde el principio. Tomé una al azar del suelo, sin importar si ya había sido utilizada o no, y la inserté en la cerradura, concentrándome en que fuera la adecuada. La giré y, como por arte de magia, la puerta se abrió.

Tu nombre imploro

Oh, mi amor, oh, mi amor,
eres solo mío, en el alma y en la flor,
oh, mi amor, oh, mi amor,
Dios lo sabe, eres mi único fulgor,
oh, mi amor.

¿Acaso ignoras cuánto te adoro?
Mi amor es tuyo, sin ningún decoro,
solo tuyo, en cada suspiro y coro,
así es, y en mi corazón lo grabo y decoro.

Oh, mi amor, oh, mi amor,
eres solo mío, mi mayor tesoro,
yo lo sé, oh, Dios mío, lo sé,
en cada latido, tu nombre imploro.

29 septiembre 2011

El cielo nocturno

Contemplaba el cielo nocturno, ese manto salpicado de estrellas que se despliega cada noche sobre nosotros. Y me preguntaba, con una mezcla de asombro y extrañeza: ¿qué es esa vasta oscuridad que envuelve los astros? No es simplemente el vacío entre ellos; es algo más, algo que la astronomía ha intentado describir pero que aún se escapa a nuestra comprensión.

Me di cuenta de que esa oscuridad es como un lienzo en blanco, esperando que le demos nuestro propio significado. No son solo los límites del universo lo que contemplamos, sino la posibilidad de lo desconocido, de lo que está más allá de nuestra percepción.

Y ahí estamos, seres diminutos, casi efímeros, perdidos en la inmensidad de un cosmos que apenas comenzamos a entender. Somos vulnerables ante la magnitud de un universo indescriptible, pero al mismo tiempo, somos afortunados. Afortunados de estar aquí, de poder levantar la vista al cielo y maravillarnos con la belleza de la creación, de poder darle sentido a esa oscuridad que nos rodea y que, de alguna manera, también forma parte de nosotros.

Dulce princesita

Buenas noches, dulce princesita,
que los ángeles en tu sueño te visiten,
y en tus sueños, mundos hermosos habites.

Pequeña princesita, en tu lecho de ensueño,
deja que la noche te abrace en su empeño,
y en tu cama, dulcemente, te retenga el sueño.

Buenas noches, que tengas, mi querida,
apagaré la luz, pero en la sombra escondida,
sabes que aquí estamos, en tu vida.

Duerme ya, princesa de la luna,
mañana será otro día, bajo el sol, una fortuna,
para jugar y reír, bajo el cielo, ninguna penumbra.

26 septiembre 2011

Allí estaba ella

Allí estaba ella, sumergida en la lectura de un texto universitario, ajena a la realidad que la rodeaba. Me acerqué con la intención de saludarla, pero algo me detuvo. Desde mi discreta posición, observaba su concentración, preguntándome si estaría resolviendo alguna tarea compleja. Sin querer interrumpir ese momento de conexión con el saber, me limité a contemplarla, encontrando una felicidad inesperada en la proximidad silenciosa.

De repente, ella levantó la vista y nuestros ojos se encontraron. En un instante, desvié la mirada, fingiendo un súbito interés en un libro de matemáticas que había sacado al azar. Sentí la curiosidad en su mirada, como si intentara descifrar las ecuaciones de mi comportamiento. Al bajar un poco el libro, capté su sonrisa, un gesto que parecía desafiar la lógica de aquel encuentro casual. 'Esto no puede estar sucediendo', pensé. En un mundo donde todos somos anónimos, ¿quién se atrevería a preguntar por nuestra esencia?

Huye de mi alma

Huye de mi alma, escapa de mi mente,
aleja tu esencia que en mí aún se siente.

Espera, no, no es cierto lo que digo,
espera, es falso, aún te necesito.

En las vías del destino te encuentro,
te llamo, te grito, ¿por qué me atormento?

Mi dolor debe extinguirse, la esperanza se ha ido,
tus palabras ya no tienen el mismo sentido.

Espera, no, mi voz se contradice,
espera, es mentira, mi corazón te elige.

Olvida mis palabras de ayer,
no fui honesto, no supe entender.

Maldición, pensar en ti me agota,
tu recuerdo, dulce y amargo, me derrota.

Espera, no, que mi alma se desdice,
espera, es mentira, aún por ti vive.

Difícil es dejar de amar

No comprende aún el dolor,
ni el porqué de mi clamor,
las lágrimas que derramé,
por un adiós que no esperé.

Era un niño, sin pesar,
feliz, sin nada que lamentar,
más hoy, todo ha cambiado,
la alegría se ha marchado.

Es un reto aceptar,
que el tiempo ha de curar,
las heridas que hoy lloro,
pero el alivio aún ignoro.

Difícil es dejar de amar,
cuando se anhela olvidar,
el amor que se ha perdido,
y que no será devuelto.

Me prometo a mí mismo,
a pesar del abismo,
que no te dejaré,
ni en el dolor me perderé.

12 septiembre 2011

Agotado estoy de intentar

Agotado estoy de intentar,
de buscar cómo acercarme sin errar,
anhelaba soltar un simple saludo,
un "hola, ¿qué tal?" desde mi refugio.

Te observé en la distancia,
invisible fui en tu existencia,
sin el valor para aproximarme,
y ofrecerte un "hola" al cruzarme.

¿Por qué ha de ser tan arduo?
Si solo te acercaras un paso,
la vida sería menos complicada,
y mi voz, menos ahogada.

Si tus ojos se encontraran con los míos,
te regalaría un gesto, un suspiro,
para que vieras en mi mirada,
que no soy el enigma que imaginabas.

08 septiembre 2011

Más que ayer

Mi amor por ti no cambia,
desde el inicio, su esencia no se daña.
Quizás ha crecido, no lo sé,
pero seguro estoy, te amo más que ayer.

Te veo aún con ojos de pasión,
perdido en la dulzura de tu amor.
Tus besos en mis labios han dejado,
el sello eterno de un amor sellado.

Es mi deuda

Aún habrá tiempo para el amor,
para volver a sentir su calor.
Es triste no sentir pasión,
es desdicha no vivir la ilusión.

Recuerdo el dolor que causé,
lamento el llanto que dejé.
Prometer y no cumplir,
es fallar y no querer admitir.

Es mi deuda, mi lección,
espero tu perdón sea mi redención.
Pero sé que erré, y quiero reparar,
darte un amor verdadero, sin disfrazar.

02 septiembre 2011

Ella es mi destino

Ella me mira, no aparta su vista,
y yo la observo, sin ser conquista.
¿Será que también ella siente esto?
Estoy enamorado, de eso estoy presto.

¿Por qué nos cruzamos cada día?
¿Por qué su mirada me desvía?
Estoy enamorado, no hay duda,
ella es mi destino, mi única ruta.

27 agosto 2011

Te amo y tú me amas

Te amo y tú me amas,
¿Qué haremos con estas llamas?
Para vernos cada día,
desde el alba hasta que el sol se escondía.

Te amo y tú me amas,
¿Qué plan trazaremos en nuestras camas?
Para que la soledad no me atormente,
cuando no estás, mi corazón se ausente.

Me amas, lo dices sin hablar,
tu mirada lo puede confirmar.
No hacen falta palabras,
tus besos son las llaves doradas.

Te amo, y lo demuestro sin cesar,
con mis ojos que no pueden ocultar.
Mis manos que buscan tu rostro,
y en cada caricia, te entrego mi gozo.

Nos amamos, y el tiempo vuela,
cada instante juntos, una estrella.
Quisiéramos detener el reloj,
y vivir en un abrazo, solo tú y yo.

¿Recuerdas aquella melodía?

¿Recuerdas aquella melodía?
La que bailamos con alegría,
nos abrazamos, nos besamos,
en cada nota, nos enamoramos.

Déjame creer

Quise detener el tiempo en tu abrazo,
un imposible, un espacio escaso.
Por favor, abrázame, no te vayas,
que en tus brazos, mi mundo se halla.

Déjame creer que partiste al mar,
en busca de sueños por alcanzar.
Dime que no volverás,
para que mi corazón pueda navegar.

25 agosto 2011

Nuestra novela

Hoy la vi, y no pude apartar la vista,
hoy callé, y mi voz no existía.
La vi caminar, y no la detuve,
mi saludo en el aire se disolvió.

¿Qué puedo hacer si ella me mira,
y yo me congelo, sin poder hablar?
No sostengo su mirada,
y en el silencio, me quedo atrapar.

Ayer la vi, y quise saber quién era,
ahora que estaba sola, mi valor se desespera.
Busco el coraje, pero me evade,
y en mi silencio, mi deseo se desvanece.

Si la veo, ¿qué palabras elegir?
No la conozco, pero quiero descubrir.
Quiero saberlo todo de ella,
y en un hola, comenzar nuestra novela.

19 agosto 2011

Un astro perdurable

Aún quedan estrellas por entregar,
no todas han sido obsequiadas,
solo unas pocas permanecen,
es crucial saber distinguir,
para no errar en su elección.

El primer ser que amó en la historia,
obsequió la luna entera,
y desde entonces nos quedan las luciérnagas,
que en la oscuridad nos guían con su luz.

Aquellos que juegan con el amor,
regalan estrellas fugaces,
más los que aman con sinceridad,
se esfuerzan por hallarte un astro perdurable.

Enero de 1882

13 de enero de 1882

Esa fue la fecha que inscribí en el pizarrón con tiza blanca. Al girar, deposité mi sombrero de copa sobre el escritorio y colgué mi abrigo en el perchero, ajustando con precisión los lentes para enfocar adecuadamente a la clase que me aguardaba. Frente a mí, universitarios de una institución prestigiosa, a quienes interpelé con seriedad y directamente: "¿Cuál es el nombre del primer hombre que pisó la luna?" Las risas y carcajadas inundaron el salón; observé cómo se entretenían y se miraban unos a otros. Al concluir su algarabía, el silencio se adueñó del espacio, todos los ojos fijos en mí, cargados de extrañeza.

Elevé el brazo derecho para consultar el reloj digital Casio que ocultaba bajo mi manga. Eran las 11:15 a.m. Alzando la vista, pronuncié: "Neil Alden Armstrong es el nombre del primer hombre en pisar la luna".

Me desplacé con lentitud hacia la ventana, esbozando una sonrisa leve, y murmuré para mis adentros: "¡Esto será divertido!"

A través del cristal, contemplaba los carruajes que transitaban, la gente ataviada con trajes, las damas que paseaban bajo sus sombrillas, las azoteas adornadas con el humo que ascendía de las chimeneas; una estampa típica del siglo XIX.

16 agosto 2011

Te invito

En un jardín donde florecen los sueños,
donde cada pétalo es una sonrisa,
y el amanecer trae consigo la promesa de alegría.

Abrazo el mañana con esperanza renovada,
me maravillo ante el esplendor de cada instante,
en la melodía que nace con cada nuevo día.

Respiro la dulzura del aire primaveral,
danzo entre las posibilidades que se despliegan,
sentirás la calidez de mi júbilo,
sabrás que es por la belleza de la vida.

Esta vez es especial,
me regocijo en la existencia misma,
con una sonrisa que contagia felicidad,
así es como se celebra el estar vivo.

Te invito a compartir este camino de luz,
donde las palabras son semillas de bondad,
río con el brillo de las estrellas,
por las conexiones que nos fortalecen.

Saludo a los valientes que eligen la felicidad,
que se elevan con la ligereza del ser,
y se mantienen en la cúspide, buscando siempre el bien.

Fui alegre, todos nos importamos,
mi regocijo era constante,
y al darte la mano,
esos instantes se volvieron inolvidables.

Aprecio cada gesto de cariño,
lo extiendo sin fin,
y en cada paso que doy,
sé que lo mejor es reír y compartir.

10 julio 2011

Conocemos el camino

Te conocía antes de encontrarnos,
lo curioso es,
que tú también me reconocías,
por caprichos del destino.
Nos vimos hace poco,
y sentimos un lazo de antaño.

Ya habíamos vivido esto,
en un sueño difuso,
sin ver claramente quién eras,
hasta que nos encontramos.

Sabía que esto ocurriría,
siempre despertaba antes,
ahora conozco el final,
de aquel sueño compartido.

Conocemos el camino a seguir,
no temas avanzar,
sigamos nuestro destino,
conocemos lo que vendrá.

09 julio 2011

El ciclo concluye

Cerrar el relato,
creo que es un buen cierre,
me despido con cariño,
firmo la mejor historia contada.

Tras años de amor compartido,
es hora de marchar,
satisfecho y completo,
libre para emprender el vuelo.

El ciclo concluye,
es hora de partir,
hacia lo desconocido,
iniciar un nuevo capítulo,
superando al anterior.

Tomaré lo adverso,
para no repetir errores,
tomaré lo favorable,
para perfeccionarlo aún más.

Soy libre,
me dirijo a lo desconocido,
a respirar aires nuevos,
sin olvidar lo vivido.

Estrella fugaz

Vimos la misma estrella fugaz,
¿formulaste un deseo?
El mío ya está hecho,
¿quieres saber cuál es?
No puede ser revelado,
o no se hará realidad.

Persistes, pero guardaré silencio,
¿Una pista? no habrá,
si te lo contara,
lo sabrías de inmediato,
y la sorpresa se perdería.

¿Deseas confesar tu deseo?
No es necesario,
pues ya lo sé,
lo dicen tus ojos.

Continuemos admirando el cielo,
cazando otra estrella fugaz,
y formulando otro deseo,
que nunca nos falten,
momentos para anhelar.

Insistes, pero no cederé,
aunque pongas rostro triste,
pronto lo descubrirás.

Ahí va otra estrella fugaz,
esa no la viste,
ahora tengo otro deseo,
que guardaré para el momento justo.

¿Que no se pueden reservar?
Por supuesto que sí,
lo usaré cuando sea el momento,
¿Que no recordaré?
Estoy seguro de que sí lo haré.

Y entre suspiros

Oh, mira qué locura me provocas,
llamándote a la medianoche,
desvelándonos hasta el alba,
sin poder cerrar los ojos,
escuchando tu voz a través del teléfono,
enamorándome,
soñando despiertos,
hablando de todo y nada,
solo para seguir oyéndonos.

Al final, ninguno quiere colgar,
contamos juntos hasta tres,
sigues ahí, esperando,
a que alguno suelte el auricular,
para evitar el adiós,
buscando excusas para seguir conversando.

Intentémoslo de nuevo,
esta vez colgaremos juntos,
uno, dos y tres,
dejo el teléfono y respiro,
lo tomo de nuevo y marco tu número,
respondes,
y entre suspiros, te confieso:
Te amo.

07 julio 2011

No te detengas

Corre, no te detengas, sigue adelante,
puedes tropezar, pero hay cien razones para levantarte.

Corre, no mires atrás, sigue tu instinto,
caerás, más siempre habrá motivos para erguirte.

Corre, y si al caer no te levantas,
quienes siguen tus pasos podrían herirte.

Corre, si por cien razones te desplomas,
mil más encontrarás para alzarte.

Corre, sigue corriendo, no te rindas,
ignora el pasado, enfoca lo que está por delante.

Caerás, lo sé, pero te alzarás,
estarás de pie, una vez más.

Corre, y en tu carrera no desfallezcas.

Solo quedamos tú y yo

Dime, ¿dónde quedó el amor?
¿Dónde nos vimos la última vez?
Sabemos que nos queremos, los dos,
¿Para qué sufrir? Aquí estamos, al fin.

Jugamos con las palabras, sin fin,
¿Preocuparnos? Si estamos aquí, los dos.

Te quiero, eso es verdad,
te extraño, no tengo duda,
pero si me pides que me vaya, partiré,
sin una palabra, sin mirar atrás.

Mas si no lo dices,
aquí me tendrás,
aquí estaremos, los dos,
dejando que el tiempo vuele,
sin probar que somos el uno para el otro.

El miedo se disipa,
el temor se esfuma,
y al final, solo quedamos tú y yo.

Hoy descubrí el amor

Hoy descubrí el amor verdadero,
no estaba seguro, pero fue claro al verte,
tu sonrisa me encontró, y la mía te siguió,
te alejaste, y en mi mente solo estabas tú.

Enamorado, sí, eso siento,
nunca pensé que me sucedería,
solo en cuentos lo había entendido,
jamás imaginé que tal amor existiría.

Libre soy, de eso no hay duda,
pero a tu lado deseo estar,
esto que sienten llaman amor,
y aún me pregunto si así debe ser.

Así debe sentirse el amor, supongo,
con latidos fuertes y un corazón henchido,
que se expande intentando latir,
pero ¿acaso llegará a explotar?

Creo que viajé a otro mundo,
en el instante en que te vi,
¿Es esto amor? Eso me pregunto,
¿Dónde hallaré la certeza de este sentir?

28 junio 2011

Paraguas

Adiós, paraguas, llevado por el viento,
solo observé, sin poder hacer nada,
mientras la lluvia me empapaba,
y por tu partida repentina, lloraba.

Bajo un árbol busqué refugio,
abrazándome a mí mismo en el frío,
mis labios temblaban sin tu abrigo,
y la lluvia era mi único testigo.

Adiós, paraguas, el viento te ha vencido,
arrancándote de mis manos, has partido,
sin despedirte, en la lluvia has desaparecido,
y yo, solo, en el aguacero he quedado.

Los charcos en las calles se agitan,
se lanzan contra mí como ráfagas,
mi cuerpo desprotegido se estremece,
en el frío que penetra y no cede.

Adiós, paraguas, en la adversidad te has ido,
en el momento más necesario has partido,
me dejaste esperando, solo y abatido,
a que el sol, una vez más, haya salido.

Buen viaje, paraguas, en tu vuelo errante,
ojalá encuentres manos que te agarren,
que te sostengan fuerte y constante,
para que el viento no te arrebate, nuevamente.

Ayer fue solo ayer

Ayer fue solo ayer,
cuando el amor brotó, un tierno florecer,
sabíamos que el destino nos haría caer,
desde ese primer encuentro, pude ver,
en el amor a primera vista, me dejé envolver.

Historias de cuentos, en verdad convertimos,
donde dos almas se hallan, sin azar, decidimos,
se miran, el tiempo detienen, y así permitimos,
que el dedo en el renglón deslice, y descubrimos,
que hay más relatos en el alma, que aún no escribimos.

Ayer fue solo ayer,
cuando nos entregamos el segundo beso, con placer,
porque el primero fue tan sublime, tan memorable,
que aún vibra en mi mente, dulce e inolvidable.

Te escribí versos con el alfabeto de tu esencia,
tejí un cuento corto, con la luz de la aurora, clemencia,
la crónica de una princesa, en mi mente, su presencia,
quizá el hilo se me escapa, pero con paciencia,
preveo un final feliz, lleno de tu esencia.

Ayer fue solo ayer,
cuando te pregunté, con temor, sin querer,
"¿Es esto el final?", y con un suspiro, dijiste "sí",
y partiste, dejándome en anhelo, sin ti.

Hoy soñé algo curioso, el fin de una melodía,
y el locutor anunció: "Ayer fue ayer", con alegría.
Me levanté con ganas de escribir, con euforia,
palabras danzaban en mi mente, quería darles gloria.
No será lo mejor del mundo, pero es mi historia.

Ayer fue ayer,
Cuando la detuve, sin saber qué hacer,
La música sonaba, sin intención de detener,
Pero allí estaba, y no pude contener.

Casi tropezamos,
Ella preguntó cómo estaba,
"Estoy bien", respondí,
"Ella también", dijo, y sonreí.

Charlamos un rato,
Sin buscar nada más,
Pero todo fluyó tan natural,
Que sin planear, nos besamos al final.

Ayer fue ayer,
Cuando nos enamoramos, sin más que hacer,
Sin esperar nada, solo dejarnos envolver,
Nos llenamos de cariño, difícil de comprender.

27 junio 2011

Intento decirte

Llueve sin cesar hace días,
y sin ti, solo observo las gotas caer,
dudo que vuelvas a mi lado, más bien,
solo anhelo que la vida nos sonría a los dos, amén.
Por más que mi amor te confiese,
más alto el muro entre nosotros crece,
ese que nos separa, más y más, sin tregua ni paz.

Intento decirte que contigo quiero estar,
pero te alejas, cada vez más y más,
parece que mis actos no logran demostrar,
que todo lo que hice, fue por un amor sin igual.

No estoy triste, he de confesar,
pues descubrí la fuerza de mi amar,
si hoy debo partir, me iré en paz,
satisfecho de haber amado, de verdad,
a alguien tan especial como tú, sin igual.

Pero no me hallo en completa felicidad,
porque más quería darte, sin cesar,
y no siento que me dejes probar,
que puedo amarte más, sin limitar,
mientras esa pared sigue creciendo, sin parar.

Recuerda que, en mi interior,
en un cofre resguardado con amor,
los recuerdos y promesas vivirán,
por si decides volver, ahí estarán.

No logro dormir, cuento los días pasar,
qué iluso soy, esperando una señal,
que parece no llegará, en esta soledad.

Sé que te amé como a nadie jamás,
e hice tanto para que pudieras notar,
que mi amor era sincero, sin falsedad.

A orillas del río

A orillas del río, en soledad,
con un libro de bolsillo, mi realidad,
melancólico repaso cada página, cada edad,
y leo las palabras que dicta la verdad.

Y yo, al final de mis días aquí,
confesándome, arrepintiéndome, así,
despidiéndome de los recuerdos, allí,
que me atan a este mundo, sin ti,
los que en mi mente se clavan, sin fin.

Y yo, contando los últimos segundos, sin parar,
antes de medianoche, listo para saltar,
para despejar al mundo, sin dudar,
de otro soñador moribundo, sin lugar,
que intentó conquistar sueños, sin lograr.

Y yo, seguiré viendo el vacío, sin cesar,
dudando si hacer el bien, es avanzar,
dar el paso, o simplemente esperar,
que mi último pedazo humano, pueda volar.

25 junio 2011

Lápiz azul

En la penumbra de su estudio, el arqueólogo Gerns delineaba los contornos de un sueño antiguo: la búsqueda de los "lápices azules", perlas de un azul profundo y misterioso, cuyo origen se perdía en los pliegues del tiempo. Estas gemas, compuestas de una materia desconocida y ajena a este mundo, habían sido objeto de sus estudios universitarios, pero nunca había tenido el privilegio de contemplar una con sus propios ojos. Su anhelo era desentrañar su enigma y ser el primero en revelar su procedencia.

Su viaje lo llevó a bordo de una torre de ladrillos rojizos, montada sobre una araña mecánica de hierro y vapor, un leviatán de la era industrial que se desplazaba con la gracia de un ballet mecánico. Gerns, convencido de que las aguas del mundo ocultaban las claves de su búsqueda, navegaba incansablemente por ríos, lagos y mares. De día y de noche, tomaba el timón o confiaba en el piloto automático, mientras escudriñaba el horizonte con su telescopio, en busca de alguna señal o, en el mejor de los casos, de un lápiz azul.

Tras innumerables jornadas sin éxito, Gerns se detuvo a descansar junto al mar, donde el té humeante le ofrecía un breve consuelo. Su mirada se posó en una sirena, Aelila, cuya presencia en la roca distante no le sorprendió. Ella, sintiendo la curiosidad en su mirada, se zambulló en las aguas y se aproximó, más movida por la curiosidad que por la necesidad de compañía.

Entre sorbos de té que se olvidaban y palabras que fluían como ríos, Gerns compartió con Aelila su obsesiva búsqueda. La sirena escuchó atenta, y sin pronunciar palabra, decidió unirse a su odisea. Así, él desde su torre y ella desde el agua, emprendieron juntos la búsqueda de los lápices azules, convencidos de que la unión de sus mundos sería la clave del éxito.

Con el paso de los años, una conexión profunda y compleja fue tejiendo sus destinos. La amistad dio paso a un sentimiento más intenso, aunque la diferencia de sus esencias les impedía cruzar ciertos umbrales. Gerns, marcado por el inexorable paso del tiempo, yacía ahora en la hierba, junto al río, sin fuerzas para continuar. Aelila, inmutable en su juventud eterna, permanecía a su lado.

"Estoy viejo, Aelila. Déjame aquí y continúa sin mí", susurró Gerns, resignado a esperar el final. "No fracasé, porque encontré algo más valioso que cualquier lápiz azul". Las lágrimas de Aelila brotaron, revelando por primera vez su verdadera naturaleza: lágrimas de lápiz azul, redondas y perfectas. "Lo hemos logrado", exclamó Gerns con una sonrisa. En ese instante, comprendieron que el origen de las perlas no era otro que el amor y la tristeza de una sirena.

Aelila, con el corazón roto, cerró la mano de Gerns sobre su último descubrimiento. Al abrirla de nuevo, encontró su mano vacía y los ojos del arqueólogo cerrados para siempre. Entre sollozos, arrastró su cuerpo hacia el abismo marino, donde ambos desaparecieron, dejando tras de sí solo el eco de su leyenda y los lápices azules perdidos en la inmensidad del océano.

Señales celestiales

¿Fue acaso el destino o mera coincidencia,
aquel último día, nuestra despedida silente?
Una nube con forma de corazón se ofrecía,
la ignoramos, ciegos a su mensaje evidente.

Señales celestiales, sutiles y divinas,
bajamos la mirada, eludimos el encuentro.
Palabras no dijimos, en nuestros ojos se leía,
nos miramos, y enseguida, nos perdimos en el viento.

Ahora en la soledad, reflexiono en el silencio,
comprendo la magnitud de lo que ambos perdimos.
Nos aferramos, obstinados, a escribir un final,
cuando ni siquiera el prólogo habíamos vivido.

Siento que asesinamos un futuro prometedor,
tantas vivencias juntos, ahora solo un sueño.
Ignoramos las señales que el cielo nos brindó,
y nos empeñamos en forjar un adiós prematuro.

Ahora que la soledad es nuestra única compañía,
lo único certero, en la distancia, es nuestro amor.
Una extraña historia de amor, inacabada y perdida,
dos almas que se aman, separadas sin razón.

La escalera de papel

Aquí me hallo, en la base, mirando hacia el cielo,
prometo ascender, llegar a tu lado es lo que anhelo.
Solo cuando complete esta obra de paciencia y esmero,
la escalera de papel, mi camino al firmamento entero.

Con el viejo diario, testigo de nuestro amor sincero,
que juntos escribimos, en él encuentro mi sendero.
Cada página, un recuerdo, cada línea, un te quiero,
las tomo, las leo, y en la escalera, las coloco primero.

Los recuerdos son fuertes, como cimientos de acero,
me impulsan a elevarme, a dejar el suelo austero.
Bajo las nubes estoy, mas tú brillas como lucero,
en el cielo te veo, y mi esperanza no es pasajero.

Con cada fragmento añadido, la escalera toma cuerpo,
construida de historias, de momentos que reverbero.
Prometo no demorar, en mi corazón llevo el apremio,
los recuerdos que compartimos, son mi más firme sostén.

No temo al vacío, ni al posible desenlace severo,
pues cada paso que doy, está guiado por lo que venero.
Cada hoja del diario, antes de unirla, la contemplo,
y en la escalera de papel, su esencia queda impreso.

Vivir y recordar, cada instante, cada gesto tierno,
me convencen de que vale la pena este ascenso.
Hacia ti, en el cielo, donde el amor es el centro,
con la escalera de papel, alcanzaré nuestro sueño eterno.

24 junio 2011

Mira

Mira, allá está tu corazón,
y yo anhelo alcanzarlo, sin temor a la razón.
No importa qué tan lejos se encuentre ese lugar,
mi deseo es llegar a él, tu esencia palpitar.

¿Triste yo? No hay motivo para la desolación,
pues en algún rincón tú estás, con tu latido en acción.

Mira, allá brilla tu corazón,
no está al otro lado del cosmos, ni en oculta dimensión.
No tan escondido como piensas, ni en la vasta inmensidad,
sin importar la distancia, lo quiero alcanzar con verdad.

¿Molesto yo? No hay causa para tal sensación,
cuando en algún lugar tú estás, irradiando tu pasión.

Mira, allá late fuerte tu corazón,
y en su ritmo constante encuentro mi inspiración.
Escuchándolo a cada instante, en el tiempo y la extensión,
los latidos de tu corazón son mi eterna canción.

Te amo sin miedo

En un mundo donde la mentira es moneda común,
tú y yo somos la excepción, la verdad es nuestro don.
Cuando nuestras miradas se cruzan, todo está dicho,
no necesitamos palabras, lo real no necesita ser explicado.

Incapaces de mentir, en eso radica nuestra pureza,
¿por qué causar dolor? ¿por qué sufrir sin necesidad?
Si es posible amar en la sinceridad, sin falsedad.

Todos mienten, menos tú y yo, eso es una certeza,
no hay por qué ocultar lo que sentimos, esa es la belleza.
Te diré, aunque ya lo sepas, cuánto te extraño,
el tiempo puede volar, pero mi amor por ti no tiene descanso.

Te amo sin miedo a lo que vendrá, sin temor a las secuelas,
te extraño sin importar la espera, porque tú ya lo sabes, bella.

No hay razón para esconderse, no hay por qué disimular,
el mundo estará lleno de mentiras, pero entre tú y yo, solo hay lugar para la verdad.

Mira tú camino

Nieve blanca cae en mi mente, la congela, me impide pensar,
mis pies se vuelven estatuas, sin la menor señal de andar.
Atrapado en la maraña de mis intentos por huir,
me enredo en el intento, en la oscuridad por discernir.

Cierro los ojos, anhelando que alguien pueda aparecer,
que me rescate de este abismo, que me ayude a renacer.
Me desmorono, veo mi ser desplomarse sin cesar,
sin fuerzas para erguirme, en la espera de un final.

Con un corazón de papel, desgastado y ya sin color,
lloro por lo que dejé atrás, por cada sueño, cada dolor.
Cambio mi mirada, y al final, una silueta se alza en pie,
solo espero que pueda acercarse, que pueda ser mi bote de fe.

Me agito, me levanto, extiendo mi mano con afán,
aunque distante y estática, hacia ella quiero avanzar.
Intentaré llegar, aunque en fragmentos me deshaga,
no puedo quedarme sepultado, entre sueños o nada.

El lodo cubre mi ser, mi cabello cae, mis piernas no siento,
creo que este es mi final, pero ahí estás, mi aliento.
Solo espero que puedas acercarte, que puedas ser mi salvación,
estoy a un paso de tu mano, a un paso de la redención.

Veo una sonrisa, tu rostro, tus ojos, luz en la penumbra,
agradezco que estés aquí, que a mi lado te encuentres ahora.
Pero me preguntas, ¿por qué crees que fui yo quien te salvó?
Si fuiste tú quien se levantó, quien hasta aquí luchó.

Mira tú camino, lo que has superado ya,
fuiste capaz, lo lograste, y por fin, tu meta alcanzarás.

No miento

No miento al decir que lloraré,
hoy tu rostro no lo vi,
y mañana, tal vez, tampoco esté.

Quizás me equivoqué,
no supe expresar algo bueno,
y el momento, sin querer, arruiné.

Intenté abrazarte,
intenté tomar tu mano,
pero el miedo me invadió,
y no supe explicar el desgano.

Perdí el control,
perdí tu amor,
perdí la confianza que depositaste en mí.

Dejaré de ver tu rostro,
dejaré de buscar tu mirada,
dejaré de decirte cuánto te amo.

Solo de nuevo,
con esperanzas vacías,
quizás hoy,
quizás mañana, o quizás nunca.

Pero te afirmo que te amo,
sabes que es verdad,
¿por qué mentiría?
Si lo que siento por ti es real.

21 junio 2011

Nada se compara contigo

Mañana no será igual,
te veré, radiante en azul,
te obsequiaré mi mirada y mi alma,
las que resguardo en un baúl.

Pensamientos difusos danzan,
recorren el lienzo de mi imaginación,
intentando plasmar tu belleza,
que vive en el arte de mi devoción.

Nada se compara contigo,
ni aquí, ni allá, ni en ningún lugar,
¿qué hacer con tu ausencia?
Cerrar los ojos, desvanecer, no más sentir pesar.

Me inclino ante ti, reverente,
mi sombrero al viento lanzaré,
admirando la sombra que te escolta,
envidiando su suerte, pues siempre contigo estará.

17 junio 2011

Permíteme confesarte

Mucho tengo para decirte,
más es tu fe la que lo hará creíble,
¿creerías si confieso que te amo?
Solo tú puedes darle veracidad a este sentimiento noble.

Observa, no hay engaño en mi voz,
la verdad de mi sentir es tu elección,
las estrellas no puedo alcanzar,
pero mi corazón sincero está aquí para entregar,
y solo tú determinarás si es real o no más que un mirar.

Soñé con un ángel, ¿serías tú? No importa si dudas,
en mi certeza, fuiste tú quien en mis sueños fluctúas.

Permíteme confesarte, el sueño me ha abandonado,
en cada instante despierto, es a ti a quien he pensado,
el sentimiento es intenso, puro y no comparado,
un sentimiento hermoso, en mi ser ha anidado.

Pero ¿me creerás? Eso es lo que intento descifrar,
¿por qué eres tú la única en este tiempo y lugar?

15 junio 2011

Aunque no me creas

Hoy, aunque no me creas,
me enamoré por primera vez,
sentí esa cálida y extraña sensación,
que solo tú puedes provocar.

Puede que no lo creas,
pero hoy contigo besé por primera vez,
sentí tus labios con los míos,
¿cómo se puede responder a algo así?

Hoy me enamoré por primera vez,
puedes no creerlo, pero es cierto,
sentí una sensación inexplicable,
que solo Dios puede regalar.

Pero a su momento te lo deja descubrir,
hasta que estés junto con ella, la elegida,
la que escogió para compartir ese amor,
ese amor que solo Dios nos regaló.

Hoy destapamos el regalo,
que el Señor allá en el cielo nos dio,
nos eligió para compartirlo,
estamos agradecidos por tal regalo,
un regalo que solo Él nos pudo dar.

Caminemos juntos

Caminemos juntos, cierra los ojos, confía en mí,
te guiaré por senderos donde solo amor hay para ti.

Quieres mi compañía, y yo solo deseo estar contigo,
en cada paso, en cada sueño, en cada suspiro.

No perdamos más tiempo, el momento es ahora,
en la playa, bajo el sol que se oculta, nuestra historia aflora.

Capturaré esa puesta de sol, en un instante sin igual,
y en un gesto de amor, a ti te la regalaré, un regalo celestial.

Caminemos, y mientras avanzamos en este viaje sin final,
permíteme recordarte lo hermosa que eres, es imposible olvidar.

Dame tu mano, seré tu guía en este baile bajo la luna,
cierra los ojos, siente mis labios, en esta noche oportuna.

No temas, en mis brazos siempre estarás segura,
te cuidaré, te amaré, en cada verso, en cada aventura.

14 junio 2011

Me pregunto

Me pregunto si el azul del cielo es verdad,
o si es solo otra mentira más.
Me pregunto si el amor es real,
o si es solo otra mentira, una más.

El viento corre y alcanza las hojas sueltas,
marchitas por el frío del invierno sin tregua.
Recoge los últimos rayos del sol,
antes de que las nubes los oculten sin solución.

Y mañana será otro día, empezará de nuevo,
será otro inicio, pero también un preludio del final.
Soledad de otoño, sin nada que celebrar,
sin alegrías ni festines, solo la realidad.

Me pregunto si mañana volverás,
o si será solo otra mentira, una más.
Me pregunto si serás real,
o si todo será una mentira, y nada más.

Te escribí una carta

Hace una década, mi pluma derramó tinta sobre el papel, enviándote palabras que, como semillas, esperaban germinar en tu corazón. La respuesta se demoró, un silencio que se extendió como un invierno largo y frío. ¿Qué fue lo que detuvo tus palabras?

Esperé, con la paciencia de quien cuenta las estrellas, anhelando una señal, un murmullo de esperanza. Ahora, la carta reposa ante mí, un enigma sellado, tentándome a romper su quietud o preservar la dulce ilusión de lo desconocido.

Mi destino yace frente a mí, un cruce de caminos tejido por el tiempo. Abrir la carta podría iniciar un nuevo capítulo o cerrar el libro de un sueño. El miedo me envuelve, un visitante indeseado que sacude dudas en mi oído. Diez años de espera culminan en este instante, y, sin embargo, elijo abrazar mi anhelo, guardarlo para el momento preciso.

Es un juego de azar con naipes aún no revelados, donde el as de corazones se oculta entre cartas comunes. ¿Debo descubrir tu mensaje y poner fin a la espera, o permitir que mi ilusión siga viva?

Tu respuesta, finalmente revelada, me sorprende con su verdad. El miedo me paralizó, y me dejaste partir, no porque fuera el momento adecuado, sino porque un cruel giro del destino ocultó mi carta, dejándote en un limbo de incertidumbre. Durante una década, aguardaste mis palabras de amor, palabras que nunca llegaron.

Ahora comprendo la tardanza de tu voz. No es demasiado tarde; iré en tu búsqueda, a través del tiempo y la distancia, para encontrarte y recuperar lo que una vez se perdió.

13 junio 2011

Me desvié de mi sendero

Me he perdido otra vez,
me desvié de mi sendero,
la lúgubre oscuridad me invade,
que tristeza saber,
que no volveré otra vez,
a mi camino marcado por el destino.

Y busco y pregunto cómo saber llegar,
perdido y abatido,
desgarrado y moribundo,
sigo caminando,
quisiera que alguien me encontrara,
me consolara y me escuchara,
solo pido volver una vez más,
regresar a mi sendero,
oh iglesia de adsorción,
disuelve mis pecados,
y déjame regresar a tu lado.

08 junio 2011

Te invito a soñar

Escucha, si así lo deseas, te invito a soñar,
a vivir el presente y dejar que el futuro se desvele.
Juguemos libres hasta que el atardecer empiece a bajar,
y que cada momento nos pertenezca hasta que la noche llegue.
Anhelo quedarme dormido, descubrir al despertar,
que, al abrir mis ojos, aún sigas aquí, sin señal de marchar.
Aunque el mar nos distancie, no podrá nunca borrar,
que, bajo este vasto cielo azul, nuestros sueños pueden volar.

01 junio 2011

Permíteme explorar

Permíteme explorar lo que en tu mente reside,
descifrar los misterios que tu sabiduría esconde.
Permíteme, con un beso, sellar el momento prometido,
mientras contemplo tus trazos, y mi alma se enciende.

Te observo con una curiosidad ardiente,
con atención plena, con imaginación ferviente,
mi corazón anhela que, en el lienzo de tu creación,
dibujes universos en eterna expansión.

30 mayo 2011

Tal vez ocurra

¿Y si nos arriesgamos?
¿Y si nos atrevemos?
Tal vez ocurra lo inesperado,
y algo valioso perdemos.

O dejemos todo tal cual está,
que cada quien siga su senda,
y al final del viaje miraremos,
si nuestros caminos se enmiendan.

Lo que realmente importa,
es este amor que nos profesamos,
lo único que nos queda,
es la esperanza de reencontrarnos.

Intriga lo que el destino nos depara,
unidos o separados,
con el tiempo lo sabremos,
y así demostraremos,
que, si tú y yo nos reunimos,
nuestro amor es sincero y claro.

Y si no ocurre,
¿qué más podría pasar?
Solo quedará el recuerdo,
de un sueño singular.

Son lágrimas

¿Has visto caer la lluvia, alguna vez?
Dime si algo te aflige,
si hay algo en lo que pueda asistir,
aquí estaré, aguardando por ti.

He notado cómo tus lágrimas descienden,
sé que no son de nubes, eso entiendo,
cuéntame qué ha sucedido para verte así,
si necesitas compañía, aquí me tendrás a mí.

¿Has visto caer la lluvia? Repites,
te confirmo que el cielo está sereno,
y, aun así, en tu semblante hay gotas,
son lágrimas, no de lluvia, sino de tus hermosos ojos.

Me he percatado

Me he percatado, amarte me causa dolor,
es un enigma lo que acontece,
pensarte solo aumenta mi pesar,
incertidumbre si es capricho o amor verdadero.

Mas daño me haces, amándote en silencio,
y presiento que esto ya no es querer,
amar debería ser dicha, no sufrimiento,
como volar libre en el vasto cielo,
degustar un dulce pastel al atardecer,
vivir un sueño sin final, sin desvelo,
narrar un cuento donde tú eres mi ser,
convertirme en tu guardián, tu anhelo.

Esa sensación se ha esfumado,
duele amarte, es un hecho insólito,
hubo un tiempo en que lo vivido era mágico,
pero se ha desvanecido, me siento desolado,
y es que duele amarte más de lo que recibido.

Luciérnaga que en mi mente resplandeces,
descifra este misterio que me aqueja,
al pensar en ella, el dolor me estremece,
¿es amor verdadero o una cruel condena?
Es un misterio lo que a mi alma le pesa,
y duele saber que te amo más, en esta escena.

28 mayo 2011

Partiste sin ruido

¿Por qué decides partir?
Dejas mi mirada en la nada flotar,
y herido es como me siento sin ti,
te has ido a un lugar, a donde no puedo volar.

Partiste sin ruido, sin dejar huella al andar,
con recuerdos que en el viento quise atrapar,
cansado de este juego, de tanto preguntar,
¿por qué decidiste alejarte y no mirar?

Sé que no deseas que te siga al caminar,
así que solo diré adiós, sin más intentar,
que el viento se lleve mis lágrimas al mar,
para que veas desde lejos mi pesar.

21 mayo 2011

Cierra los ojos

En el silencio de la noche, mi violín va a sonar,
con melodías que al viento quiero confiar,
para que en su viaje te puedan encontrar,
y en tus sueños dulcemente te puedan acunar.

Mis dedos danzan sobre las cuerdas con pasión,
cada nota es un suspiro, una confesión,
que revela un amor profundo sin condición,
esperando llegar a ti como una dulce canción.

Así que cierra los ojos, siente la emoción,
de este humilde músico que te ofrece su corazón,
con un violín y una canción llena de devoción,
buscando en la distancia tu amorosa atención.

El Flautista

Con entusiasmo el flautista tocaba,
su melodía en el aire vibraba.
Niños danzaban, al son se acercaban,
en círculos alrededor, cantos elevaban.
Con alegría, el sol más brillaba,
un día mágico y único se desataba.
La música, al corazón, dulcemente llegaba,
con cada nota, una emoción despertaba.
Mas al final, el flautista, con tristeza se alejaba,
a otros rincones su arte singular llevaba.
Una última pieza con amor entonaba,
y en los niños, un recuerdo imborrable sembraba.
Del gran flautista que de la nada surgía,
y en sus rostros, sonrisas florecía.

20 mayo 2011

Se desvanecieron

Se desvanecieron aquellos dibujos,
y los poemas, poco a poco, se perdieron.
Mis recuerdos, de la mente se deslizaron,
y otros tantos, con mis lágrimas se fueron.

¿Por qué intentar recuperar lo que se ha ido?
Es buscar en el mar una lágrima caída.
No hay razón para esperar, no hay motivo,
cuando su felicidad en otros brazos anida.

La amo, y su alegría es mi deseo,
aunque su sonrisa no sea para mí.
Quiero su felicidad, sin ningún pero,
y ahora me toca a mí partir.

Quizás en algún lugar, ella me busca,
espero no sea tarde, que aún tenga luz la antorcha.
Rezo para que no haya sido en vano,
que no la haya dejado ir, sin haberlo notado.

18 mayo 2011

Una princesa hechizada

En la penumbra del bosque se ocultaba el espíritu de una princesa hechizada, cuya belleza y ternura eran incomparables. Su rostro, de líneas finas y delicadas, se complementaba con una piel tersa, cabellos lacios de un dorado resplandeciente y ojos cautivadores, oscuros como el abismo nocturno. Su figura esbelta y de baja estatura se envolvía en un manto blanco, tan luminoso como el día en su cénit.

Habitaba sobre una roca en el corazón de un lago, emergiendo solo al caer la noche. La princesa se deleitaba jugando con el viento, creando sinfonías al agitar las ramas de los árboles y entonando nana a los peces del lago para arrullar sus sueños.

Acicalaba la luna con sus caricias, buscando su tacto frío; conversaba con las estrellas, confidentes de sus sueños más íntimos. A veces, se entregaba a la danza sobre las aguas de la laguna, haciendo que las luciérnagas se sumaran a su baile en un coro de luz. Las aves nocturnas entonaban sus melodías, encantadas por la visión de la niña entre giros y saltos.

Cada noche se desplegaba un espectáculo de pura imaginación. La princesa destilaba felicidad, y con ella, todos los seres que compartían su entorno: los animales del bosque, el viento, la noche misma, la luna, las estrellas y los árboles; todos participaban de esa dicha inefable.

Ella recitaba versos que todos atendían, narraba historias que todos absorbían. Era una bendición su presencia, pues con el tiempo, esos espíritus se han ido esfumando. Pero ella se resiste a desaparecer, aferrándose a la esperanza de seguir esparciendo alegría entre los demás.

17 mayo 2011

La princesa y el vagabundo

En un reino oculto entre las sombras de un bosque ancestral, residía el espíritu de una princesa hechizada. Su belleza, de una naturaleza tan divina que se decía, ningún mortal era digno de contemplarla sin arriesgar la vida misma. Como si su mera visión fuera un edicto de muerte para aquellos ojos impuros que osaran posarse sobre ella. Su voz, un eco celestial, permanecía igualmente silenciada, pues no existían oídos merecedores de tal sinfonía.

Confinada en su soledad, la princesa se convertía en leyenda; su existencia, un murmullo entre los árboles que custodiaban su prisión de aire y luz. El reino, protegido por el temor reverente a su canto, se mantenía intacto, pues se creía que su melodía podía doblegar ejércitos enteros o condenarlos a la muerte si no eran dignos de su gracia.

La princesa, encerrada en su torre de marfil, anhelaba la calidez de un abrazo, la simpleza de un saludo, o la ternura de un beso. Nunca invitada a danzar, su figura se desvanecía en la penumbra del castillo, donde cada paso resonaba con el eco de su soledad.

Cuando se aventuraba más allá de sus muros, el mundo se inclinaba ante ella, temeroso de un estornudo o una palabra que pudiera desatar su poder involuntario. Sus ojos, dos esferas de noche eterna, jamás se encontraron con otra mirada. Sola y temida, así estaba destinada a vivir, hasta que un día, todo cambió.

Un joven vagabundo, ajeno a las leyendas y miedos del reino, se adentró en el bosque con sus lentes de madera, tan ciegos como su portador. Eran su única guía en un mundo de sombras y siluetas. Por azares del destino, sus pasos lo llevaron al jardín real, donde la princesa, sumida en su soledad, lloraba por un destino de aislamiento perpetuo.

La presencia del muchacho, tan inesperada como una brisa en calma, despertó en ella una mezcla de temor y curiosidad. Se mantuvo oculta, observando cómo él, perdido, pedía ayuda a la nada. Su voz, un murmullo entre las hojas, apenas alcanzó los oídos del joven, que respondió con una sonrisa, la primera que ella había provocado en mucho tiempo.

Nació así una amistad secreta, un vínculo que la princesa guardaba como el más preciado de los tesoros. Nunca reveló su verdadera identidad, temerosa de que el conocimiento pudiera romper el encanto y alejar a su único amigo.

Los días se sucedían entre juegos y conversaciones, un oasis de felicidad en la vida acorazada de la princesa. Pero como todas las historias de encantamientos, la magia es frágil y el destino, caprichoso.

El joven, en su búsqueda de un presente para su amiga, se topó con un río que brotaba de las raíces de un árbol colosal. La curiosidad lo llevó a lavarse el rostro con aquellas aguas misteriosas, y como por arte de magia, su vista fue restaurada. La emoción lo embargó tanto que corrió a compartir su alegría con la princesa, sin saber que su nueva habilidad traería consigo una separación dolorosa.

La princesa, al percatarse del cambio, se ocultó, temiendo dañar al muchacho que había conquistado su corazón. El vagabundo, incapaz de encontrarla, decidió pedir ayuda a la única que creía podía localizar a su amiga: la princesa del reino.

Siguiendo las estrictas instrucciones de los guardias para preservar su vida, se presentó ante ella, cabeza gacha, corazón palpitante. La princesa, desde su trono, derramó una lágrima al reconocerlo. Él, ajeno a su identidad, escribió en un libro su súplica por encontrar a la amiga que tanto amaba.

La respuesta de la princesa fue un enigma envuelto en amor: debía renunciar a su vista recién encontrada para reunirse con su amada. Sin dudarlo, el joven buscó el río y, al consumir una hoja del árbol mágico, su mundo se sumió nuevamente en oscuridad.

Saltó de felicidad, sin percatarse de que sus lentes caían al río, perdiéndose para siempre. Corrió en busca de su amiga, sin saber que se adentraba en un laberinto sin salida. La princesa lo esperó, día tras día. Con el corazón roto, continuó su vigilia, esperando un reencuentro.

Mientras el joven vagabundo se perdía en la inmensidad del bosque, la princesa, movida por un impulso de amor y esperanza, decidió romper con su destino. Con cada paso que daba fuera de su castillo, las cadenas de su maldición se debilitaban, desafiando los antiguos hechizos que la ataban.

Guiada por el vínculo invisible que los unía, encontró al joven errante, sus lentes de madera flotando en el río, testigos mudos de su sacrificio. Con un gesto de valentía, se reveló ante él, y al mirarla, él no vio más que una sombra, pero supo que era ella, su amiga, la que había llenado sus días de luz.

El amor verdadero había triunfado sobre la maldición, y la princesa, por primera vez, pudo ser vista sin temor a causar daño. Los dos, liberados de los temores y supersticiones, regresaron al reino. La noticia de su amor y la ruptura del hechizo corrió como un río de estrellas, llevando consigo un mensaje de esperanza y renovación.

El reino celebró la unión de la princesa y el joven, y desde aquel día, la belleza y la voz de la princesa ya no fueron motivo de miedo, sino de admiración y alegría. Juntos, gobernaron con justicia y bondad, recordando siempre que la verdadera magia reside en el corazón y en la valentía de cambiar nuestro destino.

Escucha bien

¿Quieres descubrir un secreto?
Siempre te amé, eso es concreto.
No lo oculto, siempre estaré,
como un tonto, esperando otra vez.

Escucha bien este secreto mío,
nunca dejé de pensar en ti, ni un día frío.
Desde tu ausencia, aquí sigo de pie,
junto a una piedra, esperando a que veas.

Atiende a lo que voy a confesar,
una vez te esperaré en este lugar.
Y quizás continúe haciéndolo, otra vez más,
me cansaré, lo sé, pero por ti lo enfrentaré.

Aunque no me quieras, como yo a ti,
este secreto guardo solo para mí.
Por fin, mi secreto voy a revelar,
te amo de una forma sin igual.

Eres única para mí, eso es verdad,
aunque tú no lo sepas, no puedo confesar.
Solo espero que algún día puedas descubrir,
este amor que guardo aquí, solo para ti.

30 abril 2011

Melodía al viento

Ha llegado el momento, de escapar del tiempo,
de entonar una melodía al viento.
Oír el lamento de las ramas al danzar,
y sentir el frío acariciar mi rostro al pasar.

Te recuerdo

Te recuerdo tan claro, tan presente,
aquel día que hablé, mi voz valiente.
Un momento grabado, inolvidable,
más te has ido, distante, intocable.

Te extraño, sí, mas no derramo llanto,
mis lágrimas se agotaron con tu espanto.
Aún te amo, eso no puedo negar,
en mis pensamientos, no dejas de estar.

¿Será que nuestro adiós no es el final?
Fugaz fue el tiempo, juntos, especial.
Te amo, lo confieso sin pesar,
pero te fuiste, lejos, sin mirar.

Te abracé, más tu alma no reaccionó,
versos de amor escribí, tu voz calló.
Te busqué, pero te alejabas más,
extraño aquellos días, nuestra paz.

En mi corazón, te guardo sin rencor,
olvidé lo amargo, salvé lo mejor.
Esos recuerdos, en mí, se quedarán,
escondidos, para siempre brillarán.

Te amo, es verdad, más vivo sin tu ser,
quisiera un día más, volver a ver.
No sé por qué partiste sin razón,
no juzgo tu actuar, sigue el corazón.

Te extraño, sí, y aunque fue tarde ya,
aquella vez que te abracé, sin más.
Me giré, dejándote atrás, al fin,
mas no niego, amor aún hay en mí.

Quizás, algún día, nos veamos otra vez,
hablemos, y tal vez, como aquel ayer,
nos miremos, con la misma ilusión,
como cuando te vi, primera ocasión.

Solo quiero que sepas, sin temor,
los bellos momentos, nuestro amor,
están guardados, en mi corazón,
y ahí vivirán, eterna canción.

09 abril 2011

Hace ya tiempo

Hace ya tiempo, en un pasado lejano,
respiré el dulce aroma del amor temprano.
Entró en mi ser, sin pedir permiso,
e invadió mi corazón con suave hechizo.

06 abril 2011

En mi corazón reside

Comienzo a plasmar palabras, aguardando un instante de confusión, impregnado de melancolía. Quizás sea ilusorio el soñar, o acaso al fantasear, se teje un relato del que jamás se escapa, una historia que se anhela convertir en realidad. Tal vez despierte de este ensueño.

¿Dónde estaré? Perdido entre la inmensidad del mar y la vastedad del cielo, flotando en el universo, balanceándome entre el odio y el amor. En un sinfín de lugares me hallaré. Algún día, todas las emociones renacerán, tan vibrantes y coloridas como la infinitud del cosmos. El secreto permanece oculto, y nadie lo desvelará. En mi corazón reside la esencia verdadera de mi ser.

04 abril 2011

La niña con cabello de sol

En un rincón del mundo donde los jardines flotan y los cristales refractan sueños, vivía una niña con cabello de sol y ojos de cielo despejado. Ella tenía el don de leer las historias que el viento guardaba entre las hojas.

La niña pasaba sus días entre libros y pergaminos, tan absorta en sus lecturas que olvidaba el juego y la risa. Los niños del pueblo la invitaban a correr bajo el sol, a explorar los montes y a reír bajo el cielo azul, pero ella prefería sumergirse en las aventuras que solo podía vivir a través de las palabras.

Un día, mientras el sol tejía hilos de luz entre su cabello, la niña encontró un libro sin título, con páginas en blanco que parecían esperar ser llenadas. Intrigada, tomó su gis y comenzó a escribir, no historias de otros, sino la suya.

Con cada palabra, los jardines colgantes se mecían, y los cristales cantaban melodías que solo ella podía escuchar. Y así, sin darse cuenta, la niña comenzó a jugar, a bailar con las sombras y a reír con el eco de su propia voz.

El tiempo, que antes componía solo para ella, ahora marcaba el ritmo de un juego nuevo y maravilloso. Los niños del pueblo se reunieron alrededor de los jardines colgantes, observando cómo la niña, por fin, dejaba su mirada de miel vagar más allá de las páginas.

“Ven y juega con nosotros”, le gritaban, y esta vez, la niña cerró su libro y se unió a ellos. Juntos, corrieron bajo el sol, y el cielo, en efecto, nunca había sido más azul, el monte más alto, y la pequeña, con su risa resonando en el aire, nunca había estado más hermosa.

Y así, entre juegos y risas, la niña aprendió que la vida es el más maravilloso de los cuentos, uno que merece ser vivido y no solo leído.

No es un imposible

Imagina, por favor, una vez más,
te lo pido, solo imagina,
por un instante, piensa en la posibilidad,
lo maravilloso que sería,
retomar aquel amor, ser pareja de nuevo.

No es un imposible lo que te pido,
solo visualiza,
cómo seríamos, enamorados otra vez,
me volvería a enamorar de ti, 
como en aquel primer encuentro,
te besaré despacio, con ternura,
y lo más importante,
seríamos novios, una vez más.

No es complicado, si tú lo deseas,
yo también diré que sí,
empecemos de nuevo, 
sin miedo al pasado.

Tal vez nos aguarde un final feliz,
quizás ya estaba escrito,
que volveríamos a unir nuestros caminos,
y todo comenzaría otra vez.
Pero eso no importa ahora,
solo deseo imaginar qué habría sido,
si tú y yo, continuáramos juntos,
aunque el tiempo avance y no pueda volver,
imagina que reiniciamos nuestra historia,
besar, abrazar, conversar, crear, soñar, danzar y cantar.

Creo que de los errores aprendemos,
perdonémonos y reiniciemos nuestro viaje,
si tú estás dispuesto, yo también lo estoy,
y si no lo deseas, ¿qué más se puede hacer?
Solo te pido, que te imagines, una vez más,
sí volviéramos a empezar.

31 marzo 2011

Das un paso atrás

Es hora de hablar con sinceridad,
de expresarte cuán hermosa estás.
Constantemente en ti pienso,
y con franqueza lo confieso.

Das un paso atrás, dices "gracias",
y yo me despido, con la verdad dicha.
Con eso basta, para que en mí pienses,
y quizás en tu mente, mi imagen permanezca.

28 marzo 2011

Solo dos letras

Solo dos letras bastan para definir
la belleza y ternura que en ti vi.
¿Sabes cuáles son? Sí, son "Tú",
que unidas resuenan con virtud.

Basta pronunciarlas frente a ti,
para describir lo que es complejo y sutil.
Eres tú, la encarnación pura,
la que, sin buscar, se manifiesta segura.

Solo al verte, se comprende bien,
que "Tú", sí, "Tú", es la expresión también
que aclara toda duda con certeza,
la palabra perfecta para tu naturaleza.

Camino de sueños

Vamos a recorrer el sendero dorado,
por la vereda juntos, paso a paso.

Tus tareas ya son suficiente carga,
para este viaje sin fin que nos aguarda.

Enfócate en el camino, nada más,
quizás encuentres a alguien al pasar.

Invítalo si así lo deseas,
este camino de flores, para ti se crea.

Con tus manos, el universo alcanzarás,
sin recuerdos que cargar, alguien te hallará.

26 marzo 2011

Buscar el amor

Vivir con el corazón en pedazos,
decisiones frías, conmoción en los abrazos.
La vida es dura, eso bien lo sabemos,
armo el rompecabezas, las lágrimas freno.

Evito el sufrir, tan común en el vivir,
anhelo un amor que no tenga fin.
No hay culpables, solo yo por errar,
herí tu corazón, y quiero el tiempo reparar.

La vida es dura, pero hay que seguir,
por un mañana mejor, el pasado dejar ir.
En el amor se gana o se pierde, es así,
una batalla que vale la pena vivir.

Es mejor amar, aunque sea un instante,
que una eternidad sin amor delirante.
Me culpo por lo sucedido,
sin luz en mi vida, el camino perdido.

Quisiera llorar, pero el llanto se fue,
el amor se transformó, y el error creció.
Buscar el amor verdadero es mi misión,
en esta vida de dolor, es mi única razón.

18 marzo 2011

Una mirada

Eterno amanecer, florecer sin final,
amor sincero, pensamiento inmortal.
Una mirada que encanta, sonrisa que hechiza,
una locura justa, una historia precisa.
Aroma que atrapa, silueta que atrae,
esclavo de un amor, corazón que arde.

13 marzo 2011

La buscaré hasta el final

Alguien proclama amarte, mas te hallas en soledad,
en el vasto silencio, alguien te nombra con lealtad.

Alguien sueña contigo, te observa de manera especial,
¿Habrá quien de este modo me quiera, más allá de lo casual?

Un alma que no conozco, más siempre se hace sentir,
robando besos en sueños, que ansía compartir.

Bailamos en el reflejo de su mirada, sin consentimiento alguno,
¿Quién será ese ser, bajo el manto del cielo nocturno?

¿Quién es el que mi mano toma, quién en mí constantemente piensa?
La buscaré hasta el final, hasta sentir su presencia.

08 marzo 2011

Yo soy ese

En un tiempo ya lejano, me aventuré hacia un reino de esplendores inimaginables, un lugar donde las estaciones convergían en un solo punto del espacio, permitiéndome reposar en la bifurcación de los árboles, sumido en un sueño diurno, inalterado por el mundo exterior.

Desde la distancia, mi atención fue capturada por el bullicio de una festividad a la que, curiosamente, no había sido convocado. Movido por la intriga, decidí acercarme a las puertas de aquel encuentro.

Al llegar, mi mirada se encontró con un mosaico de rostros, cada uno asignado a una mesa que parecía reflejar su esencia o posición. La segregación implícita en este acto me resultó profundamente perturbadora. Con discreción, busqué un asiento antes de ser detectado y, para mi fortuna, hallé la mesa que, sin saberlo, me estaba destinada. Me acomodé entre sus sillas, anticipando las reacciones que no tardarían en surgir.

Pronto, un individuo se aproximó con una pregunta al aire:
—¿Acaso eres un hombre de intelecto? —Su tono denotaba una mezcla de curiosidad y desdén.
—No —respondí con calma—. Mi ser trasciende al intelectual.

No satisfecho, inquirió con una ceja arqueada:
—¿Entonces, eres un hombre de riquezas?
—Tampoco —repliqué—. Existo más allá de la riqueza material.

Visiblemente irritado, lanzó una tercera pregunta:
—¿Serás, acaso, un monarca?
—De nuevo, no —contesté—. Mi grandeza no se confina a un trono.

Elevando la voz para que todos escucharan, desafió:
—¿Pretendes ser más grande que el creador del universo?
—Ni eso —dije con serenidad—. Hay algo en lo que supero al creador del universo.

Incapaz de contenerse, proclamó a los cielos:
—¡Imposible! Nadie es más grande que el creador del universo.
—Precisamente —concluí con una sonrisa—. Yo soy ese Nadie.