13 septiembre 2009

Rechazo

No soy de los que siguen la corriente, más puedo fingir,
que el dinero y revistas vanas me pueden seducir.
Puedo parecer interesado en la moda que, visto,
más anhelo ser invisible, y en el intento, insisto.
A cada paso, siento los ojos del mundo escrutar,
murmullos que se tornan en dardos, buscando dañar,
disfrutan al ver caer los castillos que otros han de alzar.

Impiden que construya mi propio universo,
no seré arrastrado por su curso adverso.
No deseo ser uno más en su juego,
no lo lograrán, no cederé ante su ego.
Jamás me arrodillaré ante su altar,
soy el arquitecto de mi vida, mi propio avatar.

Rechazo ser esclavo de modas, del oro, de la fama,
prefiero ser un vagabundo, mi libertad proclama.
Con ropa gastada y barba al viento,
uñas terrosas, mi aspecto es mi argumento.

El mundo será mío, no del reloj ni su tic-tac,
observaré a todos crecer, en su frenético actuar.
Ignoran su rumbo, aceleran sin saber por qué,
no perciben que hay más allá de lo que pueden ver.
Más que un papel sonriente, hay un mundo por descubrir,
y aunque mi aspecto sea humilde, siento sus ojos en mí.
No pertenezco a la élite, ni lideraré la nación,
pero soy libre, y el mundo es mi canción.

Hoy me enamoré

Hoy me enamoré, si acaso hubiera desviado la mirada,
quizás nunca te hubiera encontrado.
Pero este es mi día, mi fortuna marcada,
al conocer a alguien tan especial como tú, he sido agraciado.

Mi corazón palpita con fuerza sin igual,
tu rostro, un sueño que en mi mente se quedó.
Inagotable es mi deseo de alabar tu belleza sin par,
mil poemas escribiré, y aún así, no será suficiente, lo sé yo.

No hay papel en el mundo que pueda contener,
la descripción de tus ojos, su hermosura sin fin.
Quizás en tu puerta flores anónimas aparezcan al amanecer,
con el perfume más exquisito, un gesto sutil.

Solo tú tienes el poder de detener este fervor,
con un simple "no" podrías cambiar mi destino.
Me enamoré de alguien, y si no fuera por ese giro,
tal vez nunca te hubiera conocido.

Pero hoy es mi día, y en él me regocijo,
solo tú, con un "no", podrías frenar este amor mío.

12 septiembre 2009

En el bar de los viernes

Te contare mi historia, sin mirarte a los ojos,
con un cigarrillo que disimula mi rostro cansado.
Ya no puedo llorar en silencio,
el vacío se adueña de mi ser, desolado.

Nada queda por hacer,
solo observar cómo el reloj consume el tiempo,
me veo en el espejo, ¿debo acaso mentir?
No soy actor de dramas baratos, ni pretendo.

Desearía no ser quien soy,
para no sentir este dolor profundo,
ser como una piedra en el suelo, olvidado,
pero no una que tropieza con el mundo.

En el bar de los viernes, observo risas ajenas,
mientras divago en trivialidades contigo,
solo tú me acompañas al cerrar las puertas,
aunque seas sombra, entiendes mi abrigo.

Puedo rozar las estrellas, surcar el cielo estrellado,
más apaciguar mi alma es lo que no consigo.
Maldigo el instante en que comencé a narrar
historias sombrías en el sofá del olvido.

Te ofrezco un cigarrillo, amigo mío,
permíteme desahogar señalando al que sonríe al mundo,
un ingenuo que desconoce el sabor del fracaso,
volteemos la vista, hay más en este rincón profundo.

Una anciana de ochenta y cinco, espera,
a su amor perdido en guerras sin razón,
y aquel que se cree seductor, ignorante,
de las burlas que cosecha sin compasión.

El padre Raúl, en su túnica oscura,
bebe y escribe lo que el domingo dirá,
esperando que, con algo de inspiración,
alguien, al fin, su sermón escuchará.

No responderás, y no importa, solo necesito hablar,
no busco réplicas vacías, solo alguien con quien compartir
un Martini en la soledad de la noche.