23 marzo 2024

Apareciste tú

En el momento menos pensado, cuando el amor era solo una sombra, apareciste tú, iluminando mi camino. No sé si fue casualidad o destino, pero tu presencia sanó mi herida y me enseñó a creer de nuevo.

En ti

Pienso en ti, mi inspiración,
mi razón de soñar sin dormir,
¿Conoces el porqué de este sentir?
¿Entiendes este querer?

Junto a ti, en el umbral del sueño,
donde el río y el viento se encuentran,
bajo el sol, en este rincón pequeño,
mi corazón por ti se centra.

Sobre ti, una corona de luz y aroma,
estrellas y flores en armonía danzan,
bajo tus pies, la senda que se asoma,
pétalos y polvo de estrellas que avanzan.

Tu sonrisa, mi calma,
tus ojos, mi mar,
en ellos, mi alma,
junto a ti, nada más quiero buscar.

Una chica linda

Era una chica linda, de esas que te hacen soñar despierto. Ella jugaba sobre el papel, cada línea de letras una melodía, cada dibujo un compás en la sinfonía de su mente. No buscaba respuestas, sino el ritmo que movía su curiosidad, la melodía que la impulsaba a aprender más y más.

Le encantaba perderse en la música, notas que fluían como un río, llevándola a mundos diferentes y extraños. Una mañana, mientras esperaba el transporte para ir a la escuela, un colibrí revoloteó a su alrededor. Era un mensajero inesperado, portando un papelito entre sus diminutas patitas.

El papel tenía palabras, escritas con una caligrafía que parecía estar viva y decían lo siguiente:

"Sigue adelante"

"Eres capaz"

"Nunca dejes de soñar"

Palabras simples, pero cargadas de un poder inmenso. Palabras que alguien, en algún lugar, había enviado al viento.

Con una sonrisa, guardó el papelito en su bolsillo y subió al transporte. El colibrí se alejó en un zumbido de alas, dejando tras de sí un rastro de magia y posibilidad. Ella partió feliz a la escuela, con la certeza de que alguien, en algún lugar, le deseaba lo mejor.

Eternamente y para siempre.

22 marzo 2024

El valle de los suspiros

En el valle de los suspiros,
una dulce voz me habla al oído,
un misterio estaba por descubrir.

Y allí estabas, como un sueño,
me enamoré de tu reflejo,
pero te solté, como el viento.

Juré no volver a caer,
hasta que el destino te trajo a mí,
y ahora, solo anhelo
enamorarme de ti, una y otra vez,
prometo no soltarte más,
mi amor eterno será.

Aquí estás, en el mismo valle,
pero esta vez, fuiste tú quien me halló,
y te enamoraste de mi alma errante,
pero me dejaste volar,
y sellaste una promesa:
no amar a otro, solo a mí.

Nos reencontramos, una vez más,
en este ciclo sin final,
pero esta vez, no hay despedidas,
ni tú te irás, ni yo me alejaré,
solo tú y yo, en la eternidad,
amándonos sin final, solo nosotros.

Entre juegos y sonrisas

Entre juegos y sonrisas, la noche se posa,
girando al compás de una brisa traviesa,
y en el vuelo de tu alegría descalza,
la mesa se convierte en nuestra plaza.

En un suspiro de pasos te abracé,
y en un vuelo te llevé al refugio del sillón,
donde los secretos de tu piel me fueron revelados,
contando cada lunar, cada historia, cada sueño.

Mis manos, navegantes audaces,
se deslizaban por la seda de tu vestido,
descubriendo la calidez de tu piel,
en un mar de murmullos y caricias.

"Me gustas tanto", confesión entre suspiros,
y en un robo dulce, me llevo un beso,
un tesoro prometido, un dulce deber,
que, desde hace tiempo, en silencio, esperaba.

Me gustas

Me gustas cuando ríes,
en tu mirada clara,
en tu misterio,
en la tranquilidad y en la tempestad,
me gustas mucho, y eso es suficiente,
para que te busque en mi realidad.

Regresas

Regresas, tras el largo andar, a tu morada,
los libros, ansiosos, por tus ojos claman,
los muros, impregnados de tu existencia,
se visten de gala y de alegría.

El espejo, paciente, en tu cuarto reposa,
emocionada de capturar tu gracia y hermosura,
mientras el aire, único, de hogar te envuelve,
diferente, familiar, lleno de tu esencia pura.

21 marzo 2024

Mi mirada furtiva

Tal vez nunca lo notaste,
pero al encontrarte,
tu presencia tímida,
y mi mirada furtiva,
miraba el vaivén de tu andar,
observaba el contorno de tu ombligo,
espiaba la suave piel de tu cintura,
que bajo el velo de tu blusa,
se revela serena, con frescura,
delineando tu figura.

La curva de tus labios, refugio de mis sueños,
donde las palabras nacen y mueren,
en un ciclo eterno de deseo y temor,
y en tus ojos, el abismo donde me pierdo.

Tus pasos, ligeros, trazan caminos,
que mi corazón ansía recorrer,
en cada gesto, una promesa,
en cada suspiro, un universo por descubrir.

Tu rebelión

La última vez que te vi,
con esa aura de misterio en la mirada,
y el chaleco café, guardián de secretos,
mallas negras, mapas de tu andar rebelde,
el lienzo vivo de tu propia rebelión.

Tu estilo, un grito en el silencio,
despertaba la curiosidad dormida,
la chica mala, ¿serías tú?
sin temor, me acerqué,
encontrando en tu desafío,
la dulzura de lo desconocido.

Jugabas a ser la sombra,
la mala de la película,
por un instante, solo un juego,
pero en tu juego, me perdí,
seducción hecha misterio,
eres la chica mala, solo por hoy,
y cuando tú quieras.

20 marzo 2024

A pesar de todo

En este torbellino de días que pasan, me encuentro escribiendo estas líneas bajo la sombra de una duda que se cierne como una nube pasajera, pero persistente. Es curioso cómo el corazón, en su lúdica inocencia, se empeña en ver señales donde solo hay gestos cotidianos, cómo interpreta cada sonrisa y cada mirada como un mensaje cifrado destinado únicamente a mí.

He caminado por las calles de nuestra ciudad, imaginando que cada paso me acerca más a ti, que cada esquina doblada podría ser el preludio de un encuentro fortuito. Y, sin embargo, en este juego de espejismos y reflejos, me pregunto si no estaré construyendo castillos en el aire, si no estaré leyendo un guion que solo yo he escrito.

“Siento que también le gustaba”, me repito, como un mantra que busca convertir el deseo en realidad. Pero el amor, a veces nos hace ver la vida al revés, nos hace creer que estamos en el centro de un universo que gira a nuestro alrededor. Y yo, atrapado en esta ilusión, me pregunto si no estaré solo en este baile de máscaras.

A pesar de todo, algo dentro de mí se niega a soltar esta esperanza, este sentimiento que describo en mi carta, que quizás tú estés sintiendo lo mismo. Que detrás de tu amabilidad se esconde un afecto especial, que tus palabras son puentes tendidos hacia mí, que tus silencios son pausas cargadas de significado.

Así que aquí me tienes, escribiéndote, esperando que estas palabras encuentren eco en tu corazón, que esta carta sea el vehículo de mis sentimientos y que, al final del día, puedas sentir que también te gustaba.

Mujer indomable

Mujer indomable, de fuego y de viento,
salvaje y rebelde, de espíritu inquieto.
¿Cómo no amarte si desafías el tiempo,
si eres la inusual ladrona de sueños y alientos?

En cada paso desbordas libertad,
cada gesto tuyo es una revolución.
Indomable mujer, ¿cómo no quererte?
Si en cada palabra nace un desafío.

Eres la ladrona que, sin pedir permiso,
se adueña de mi corazón, sin ningún aviso.
Con cada latido, robas un suspiro,
y en cada despedida, dejas una ilusión.

Una carta y una idea

Hoy quiero compartir contigo una noticia que escuché, no porque sea relevante o urgente, sino porque me hizo pensar en ti. Se trataba de una chica, tan linda como tú, con unos ojos que podrían rivalizar con los tuyos en profundidad y brillo. Su sonrisa, tierna y cautivadora, parecía iluminar con la misma dulzura con la que describes la luna.

Ella hablaba de sueños y de esperanzas, de mirar al cielo y encontrar en él un lienzo de posibilidades infinitas. Y mientras la escuchaba, no pude evitar sonreír, porque en sus palabras encontré ecos de las tuyas, esa mezcla de poesía y realidad que tanto admiro en ti.

A veces, cuando la distancia se hace más palpable, me pregunto si me he confundido. Pienso que fue un sueño y la chica en realidad eras tú. A veces no distingo los sueños de la realidad cuando estoy a tu lado, y me llevo a mi mente tantos recuerdos cuando no te veo por mucho tiempo.

Quizás algún día, cuando el tiempo y el espacio finalmente se alineen a nuestro favor, podamos sentarnos juntos a hablar de cosas triviales y a buscar en el cielo nocturno nuestra propia luna mientras comemos fresas con crema.

19 marzo 2024

Casualidad

En la trama de los años,
un retrato me encontró,
cinco años en silencio,
mi mente te guardó.

Fue el destino en su capricho,
que en fotografía te vi,
más el tiempo, tranquilo y sabio,
te trajo en persona aquí.

Una verdad se desvela,
aunque el tiempo nos separó,
desde hace 5 años te conozco,
en mi mente tu sonrisa se alojó.

Casualidad fue el encuentro,
sin palabras que decir,
solo un lazo incipiente,
que empezó a florecer.

Tu cabello ha cambiado,
más tus ojos son iguales,
hermosos y brillantes,
en ellos puedo navegar.

Esa sonrisa cautiva,
de labios sin revelar,
nunca pensé que la vida,
te pondría en mi caminar.

Guardo la casualidad en secreto,
en el cofre del azar,
prometo abrirlo un día,
sí en mis brazos puedes estar.

Quizás dudes de esta historia,
de una casualidad tan singular,
pero es la más bella,
en el cosmos sin igual.

No sabía, no entendía,
hasta que, de ti, oí hablar,
cada pieza en su lugar,
cada recuerdo a atar.

Y así, en un instante,
todo comenzó a encajar,
la memoria me llevó,
a aquel primer mirar.

A mi mente

Con su llegada a mi mente aquí está mi secreto,
al escribirte, en cada letra te pienso,
te miro, te siento, tu esencia percibo,
tu calor me envuelve, en el viento suspiro.

Ella ignora las horas que invierto,
en trazar las palabras que a ti te dedico,
cartas que nacen del alma y el tiempo,
viajeras de un sentimiento sincero.

Primero, una idea nace en mi mente,
y ahí estás tú, en mi pensamiento presente,
luego, el borrador toma forma y vida,
estás conmigo, en cada línea compartida.

Busco palabras que a ti te merezcan,
te las digo, esperando que te reflejen,
si no resuenan, si no te alcanzan,
las cambio, por otras que en ti despierten.

Borro y reescribo, en un ciclo eterno,
locuras en tinta, en el papel tierno,
hasta que al fin, la obra se completa,
leo y releo, buscando mi huella.

Añado mi alma, en cada palabra,
para que al leerlas, sientas mi llama,
y aunque ella no sepa, este secreto guardo,
en cada carta, mi amor te he entregado.

Para ti de mi parte

Contémplala, en su esencia más pura,
en cada gesto una verdad se revela,
observa, no solo con la vista,
sino con toda tu serenidad,
cada movimiento, un viaje cósmico hacia su esencia,
interpreta los silencios, las miradas, el brillo,
cada frase, un mapa estelar hacia su corazón,
busca entre los suspiros, las pausas, la luz,
sorpréndela, no solo con palabras, sino con actos,
cada tono, una pincelada en el lienzo del silencio,
memoriza, no solo sonidos, sino sentimientos.

Luego, con ese conocimiento, crea maravillas,
para conquistarla, día tras día,
para enamorarla, momento a momento,
en cada detalle, son señales,
huellas en la arena del tiempo,
que guían hacia el tesoro de su amor inmenso.

Tus primaveras

Me pareció un gesto tierno,
querer saber desde cuándo,
respiras en este vasto mundo,
desde cuándo caminas por esta tierra.

Quería medir el tiempo perdido,
ese que transcurrió sin conocer,
la dulzura de tu sonrisa,
la luz que emana de tu ser.

Ahora siento el dolor punzante,
una herida de amor que no cesa,
por no haberte hallado antes,
por todo el tiempo que la vida nos resta.

Eres la flecha clavada en mi pecho,
la que, por más que intento, no logro arrancar.
Duele, duele inmenso, el solo pensar,
en un mundo donde tú no estás.

Si por un instante lograse olvidarte,
sé que con ello mi alma moriría.
Porque eres tú, mi eterna herida de amor,
la que me mantiene vivo en la agonía.

18 marzo 2024

En la memoria

En la memoria de tus días,
navega un submarino amarillo,
cartas de tinta y esperanza,
selladas con fechas de antaño.

Los viernes traen su hechizo,
días de mermelada y festejo,
y entre líneas de cuentos,
tu nombre se nombra en secreto.

Caminatas a tu pueblo querido,
discretas, llenas de verdad,
saboreando helados de mil colores,
en las calles empedradas de identidad.

Polvo al viento, miradas que hablan,
en la búsqueda de aquel rincón,
para encontrar un abrazo,
y robar un beso, sin ayer ni razón.

Sospechar

He empezado a sospechar,
en la inquietud de mi soledad,
que quizás no sea verdad,
ese amor que se hace esperar.

Mi corazón, incrédulo y tembloroso,
se resiste a aceptar lo doloroso,
mi mente, en un intento vano por la paz,
me susurra calma, pero no convence más.

Ruego al cielo, una señal divina,
que ilumine esta penumbra que me domina,
quiero que este tormento se desvanezca,
que la duda cruel, por fin, se quiebre y caiga.

Mi esperanza, frágil, se deshilacha,
y en su lugar, la soledad se enlaza,
quiero saber, anhelo comprender,
si en tus palabras hay algo que pueda retener.

Si me amas, de verdad, sin engaños,
o si debo soltar, dejar ir los años,
no quiero mentir a mis propias manos,
aceptando que ya no estarás a mi lado.

Que cada suspiro, en el aire se disuelva,
y con él, el recuerdo que a mi mente envuelve,
quiero saber, antes de que el olvido,
se lleve la esencia de lo que hemos vivido.

No es temor

Descendías con mirada inquieta,
por la escalera con un silencio discreto,
a lo lejos mi figura se desvela,
como un recuerdo olvidado.

Tu silueta se detiene y espera,
esperando a que me aleje,
pero me acerco, entre sombras, a saludar,
algo pasa por tu mente.

Anhelo que seas atrevida y
valiente en cada momento,
no hay razón para el miedo,
puedes volar, tienes alas ahora.

El tiempo ha pasado, sin querer,
en mi caminar te vuelvo a ver,
rodeada de risas y de voces,
te escondes, pero mi ser conoces.

No te haría daño, no es mi deseo,
me alejo bajo el cielo de un sueño,
la luna de octubre es mi confidente,
a ella le confío mi mente ausente.

No es temor lo que escondes en tu pecho,
es un corazón que busca serenidad,
herido, anhela curarse, volver a confiar,
aún no está listo, se guarda con ansiedad.

He sentido ese dolor, esa espera, el silencio,
pero vendrá el día, la sonrisa, el destello,
y diré: ¡Hola, señorita de ojos encantados!
¿Cómo estás, dulce mirada de otoño?
¿Será hoy el día?

17 marzo 2024

El glitch del universo

En un rincón de la ciudad, donde los edificios parecen tocar el cielo y las calles se entrelazan como circuitos de una placa base, vivía una chica con una peculiaridad que la hacía única. Ella estudiaba programación, una carrera que le apasionaba, lo hacía con la convicción de que era su boleto para luchar en el mundo y enfrentar sus miedos.

La muchacha pasaba las noches en vela, codificando y decodificando el lenguaje de las máquinas, buscando en los algoritmos una respuesta a su inquietud. Una noche, mientras el café ya no surtía efecto y sus ojos luchaban por mantenerse abiertos, descubrió algo extraordinario. Una falla en la realidad misma, un glitch en el tejido del universo que se manifestaba a través de su pantalla.

Con manos temblorosas, exploró esta anomalía, esta puerta a lo desconocido que le prometía el poder de reescribir no solo su historia, sino la de cualquier otro. Las posibilidades eran infinitas, y su corazón latía al ritmo de las líneas de código que fluían de sus dedos.

Pero entonces, una sensación de advertencia la envolvió. Una señal divina, una mano invisible, le susurraba al oído que detuviera su empeño. "No lo hagas", le decía una voz que no necesitaba palabras para comunicar su urgencia. La chica confundida y asustada, dejó caer sus lágrimas sobre el teclado, formando pequeños ríos entre las teclas.

No entendía por qué, no comprendía las razones que la voz le ocultaba, pero algo en su interior le decía que había verdades que no estaba lista para enfrentar. La voz, con dulzura y paciencia, no le revelaba los misterios del cosmos, pero su presencia era un consuelo que poco a poco calmaba su espíritu.

Con el amanecer, la muchacha tomó una decisión. Guardaría el secreto de la falla en la realidad, continuaría su vida con la certeza de que algunas cosas están destinadas a permanecer ocultas. Y aunque la curiosidad siempre sería una llama viva en su interior, eligió vivir con la belleza de lo desconocido, aprendiendo a apreciar cada momento de su existencia, cada línea de código, como un pequeño milagro en el vasto universo de posibilidades.